06 Feb Aliado para vencer a la obesidad
Por Juan Martínez
Fotos y posteos felices en las redes sociales, caras sonrientes en las calles, miles de personas en las plazas y carreras multitudinarias casi todos los fines de semana. El running crece constantemente y se publicita a sí mismo por todos los medios posibles. Ofrece un cambio de vida, un espacio de libertad, una actividad saludable, sólo a cambio de sudor y compromiso. En este contexto, muchas personas con sobrepeso, e incluso con distintos grados de obesidad, se acercan al running buscando que esta actividad las ayude en el plan de, al mismo tiempo, perder kilos y ganar hábitos saludables. La pregunta que surge rápidamente es si todos pueden correr.
La obesidad está definida como una enfermedad crónica y prevenible de origen multifactorial. Generalmente, las personas son diagnosticadas con este trastorno por las medidas de la circunferencia de la cintura o por su índice de masa corporal (IMC) . Si el IMC, que se calcula con la fórmula kg/m², es superior a 30, hay presencia de obesidad, y si es superior a 40, hay obesidad mórbida.
Cuando una persona corre, en cada zancada sus piernas reciben alrededor de tres veces y media su peso corporal. Por caso, zancada unos 240 kg. Este porcentaje de impacto articular, si bien es igual para todo el mundo, se siente con mayor intensidad en personas con sobrepeso u obesidad. Los especialistas coinciden en que, en un primer momento, correr no es lo más conveniente para una persona obesa. Pero esto de ninguna manera los excluye de la actividad física. “Una persona tiene que hacer actividad física a partir del momento en el que decide bajar de peso. En ese momento va a ser mucho más dificultoso, doloroso, extenuante, pero cuando empiece a bajar de peso sentirá cada vez más placer”, afirma el licenciado Sergio Verón, jefe del departamento de educación física y rehabilitación de la Clínica de Nutrición y Salud del Dr. Cormillot. “Salvo que haya una contraindicación absoluta, por un antecedente o un problema cardiovascular severo, conmigo todos, sin importar el peso, empiezan haciendo actividad física, con la debida progresión de entrenamiento”, agrega.
El running, a la hora de bajar de peso, será de poca ayuda si no es complemento de una dieta ordenada. Gabriela Fedriani, médica deportóloga y coordinadora de grupos terapéuticos en el Centro Terapéutico del Dr. Máximo Ravenna, precisa: “Corriendo una hora, para lo que hay que estar entrenado, según la intensidad, se pueden quemar hasta 800 calorías. Un alfajor tiene 400 calorías. El pilar fundamental es el plan alimentario”.
Pedro Hanian, de 47 años, tiene un trabajo sedentario y hace tres que se acercó al mundo del running. Pesa 136 kg y hoy es un habitué en las carreras porteñas. “Una batería de situaciones emocionales hizo que terminara pesando 236 kilos. Ahora bajé cien y sigo en tratamiento. Antes de cada carrera me reúno con el médico y él me autoriza, o no, a correr. Yo peleo por mi vida, y correr me ayudó a mejorar en muchos aspectos”, cuenta.
A la alimentación equilibrada y la actividad física, Germán Laurora, profesor de educación física y autor del libro El personal trainer científico (Siglo XXI editores), agrega un tercer ítem esencial para que un obeso mejore su composición corporal. Al menos siete horas de sueño por día.
Antes de largarse a correr, el paciente obeso debe caminar progresivamente, aumentando la distancia y la intensidad, y recién después empezar a trotar. Correr, además, puede ayudarlo a ordenarse en los demás aspectos. “Si la persona con obesidad se entusiasma con la actividad, seguramente intentará mejorar su alimentación para eliminar los kilos de grasa que actúan como una mochila a la hora de correr. Por otro lado, la fatiga que se produce en los entrenamientos lo llevará a dormir más y mejor”, agrega Laurora. De esta manera, en cierta forma, el círculo virtuoso se cierra.
Entonces, hay muchos beneficios al alcance de la mano, pero la realidad no es tan simple ni rápida. “Correr con obesidad puede llegar a ser perjudicial para la salud. Es un deporte de alto impacto, por lo que puede perjudicar las articulaciones, plantas de los pies, y predisponer a un mayor número de lesiones y desgarros, además de significar una mayor carga para el corazón”, aclara Fedriani. Acercarse a un running team es una muy buena opción, y no sólo para las personas obesas, sino para la población en general. Tener el asesoramiento de un profesional que sepa equilibrar las cargas e intensidades puede ser la clave para mantenerse en la actividad por mucho tiempo. “Muchas personas se acercan a nuestro running team con la intención de bajar de peso. Planificamos los ejercicios diferenciando los niveles para que todos tengan la posibilidad de alcanzar sus metas. Las personas obesas, en principio, deberían sólo caminar, pero formar parte de un grupo también puede ayudarlas a sentirse mejor”, opina Fernando Rugiero, director de Hasta la Meta Running Team.
Cuerpo y mente
La obesidad, ya dijimos, es una enfermedad multifactorial. En ella, el exceso de peso es el síntoma más visible, y lo que a su vez acarrea otras complicaciones asociadas. Pero no se trata sólo de kilos.
“Una vez que se desarrolla la enfermedad, uno puede tenerla controlada, pero no desaparece. A veces se confunde la delgadez con la curación”, alerta la licenciada Florencia Castello, psicóloga especialista en coordinación de grupos de pacientes con sobrepeso y obesidad y codirectora de Plan de Peso. La persona obesa se reencuentra con el cuerpo, que pasa a ser un aliado y ya no un enemigo, lo que es altamente positivo. Pero eso puede conducir a la ilusión de que la enfermedad desapareció y provocar desatenciones que deriven en sensibles recaídas.
“El running tiene objetivos renovables que pueden servir como motivación y la actividad sostenida puede formar parte de la red que sostenga al paciente para que sus posibles recaídas no sean graves”, completa Castello.
Como conclusión, en palabras de Verón: “Lo realmente peligroso es la inactividad física. Hay más muertes en el mundo por eso que por la actividad física. Te mata la inactividad, seas o no obeso”.
LA NACION