Un ejemplo de fe con el premio merecido

Un ejemplo de fe con el premio merecido

La historia de Jonás Gutiérrez conmueve porque trasciende el aspecto futbolístico. Su situación médica jamás pasó inadvertida, sobre todo porque el Galgo fue sobrellevando sus miedos y pesares con la fuerza del coraje, el optimismo y la determinación de los que aman la vida. Y se convirtió en un ejemplo para todos.
Este relato de padecimiento, que arrancó con la detección de un cáncer testicular -diagnóstico que hizo público recién en septiembre pasado- tuvo un desenlace feliz ayer, en su regreso al fútbol después de más de ocho meses. “Gracias a todos los hinchas por el apoyo que me dieron durante mi enfermedad, estoy orgulloso de haber vuelto. Buen partido y muy feliz, Gracias”, escribió en Twitter el jugador que se destapó en Vélez y llegó a ser uno de los preferidos del seleccionado de Maradona en el Mundial de Sudáfrica 2010.
La alegría de Jonás se explica porque ayer volvió a la actividad en el triunfo por 4-1 de su equipo, Newcastle, sobre West Ham, por los octavos de final de la Copa de la Premier League Sub 21. Si bien el Galgo tiene 31 años, el certamen admite un cupo de tres jugadores mayores. Lució el N° 8 y la cinta de capitán, además de haber sido ovacionado tras ser reemplazado a tres minutos del final. Seguramente, uno de los días más felices de su vida.
Su último partido en la Premier League había sido el 5 de abril de este año, con la camiseta de Norwich City, donde estaba a préstamo. Ese día jugó 10 minutos ante West Bromwich Albion, por una fecha de la Premier League. Luego se focalizó en el tratamiento de quimioterapia para combatir un tumor en el testículo izquierdo.
Ahora se reencontró con la atmósfera del Newcastle, una entidad a la que criticó durante su inactividad: “El tratamiento lo pagué yo a pesar de tener contrato con Newcastle. La plata no me importó. Volví a Inglaterra y, al mes y medio de entrenarme, el DT me dijo que me buscara otro club”, confesó en septiembre a TyC Sports. En el club del nordeste de Inglaterra había jugado por última vez hace justo un año, por el mismo torneo Sub 21.
Para su recuperación resultó clave la contención familiar y la de los amigos, que en algunos casos se raparon como muestra de solidaridad. Pero esa energía para salir adelante surgió desde sus entrañas y ahora disfruta de su presente.
LA NACION