En comunicación política no vale todo

En comunicación política no vale todo

Por Ana Correa
A fines de diciembre tuvo lugar en el DF, en México, una nueva edición de la Cumbre Mundial de Comunicación Política. Este evento, creado por el argentino Daniel Ivoskus, es actualmente la única reunión cumbre reconocida por los profesionales de la comunicación política en los países hispano parlantes, un mérito constatable por la participación de los máximos referentes en comunicación de Argentina, México, Colombia, Venezuela, España, Perú y Chile.
Esta edición se focalizó en la problemática de Mujer y Política, en momentos en que México ha aprobado la ley de cupo femenino para las listas electorales: en el 2015, las listas de candidatos en ese país deberán estar integradas por mujeres en un 50%.
Sucede que, a pesar de tener presidentas mujeres en Argentina, Brasil y Chile, la situación de la mujer en la política en otras regiones del Cono Sur sigue siendo muy dificultosa.
Esa fue una de las razones para que el cupo se impusiera en México y fuese, además, el foco del encuentro, reflejado en la enorme cantidad de mujeres políticas, legisladoras o candidatas, que participaron de la Cumbre.
Pero otra cuestión sobrevoló todas las exposiciones y atravesó los debates entre panel y panel: el rol de la comunicación política ante un escenario político de desprestigio. De hecho, mientras se desarrollaba la Cumbre, por las calles había miles de manifestantes pidiendo por los 43 estudiantes desaparecidos, una gran herida que no ha encontrado la respuesta necesaria por parte del Presidente Peña Nieto.
¿Hasta qué punto tenemos que esmerarnos para hacer campañas brillantes cuando los candidatos no están a la altura? ¿Podemos desde la comunicación política contribuir a mejorar la calidad política?
Algunos de los que se refirieron a este tema, además del propio Ivoskus, fueron Carlos Souto, los españoles Yago de Marta, Toni Puig y el colombiano Mauricio de Vengoechea.
La consultoría y la especialización de disciplinas como la comunicación, la publicidad y estrategias 2.0 en campañas políticas, nos dan la posibilidad de desarrollar campañas cada vez más creativas e innovadoras. Las campañas de reinventan a partir de los usos de la tecnología en la comunicación.
He aquí la primera discusión. ¿Son las redes y los instrumentos de comunicación los que definen la política? ¿O es la política, ante todo, la que define la propuesta de campaña? La respuesta la dimos varios cuando nos tocó el turno de hablar: Cambió la forma de comunicar, pero la política debe seguir siendo la que fija el rumbo.
¿Hasta qué punto es válido trabajar en la mejor campaña electoral si se trabaja para un candidato que sabemos no estará a la altura de lo que promete cuando llegue al gobierno? Lamentablemente, no suele ser la pregunta obligada para los especialistas en comunicación política.
La buena noticia es que en el foro más importante de la región sí se planteó: crear expectativas desmedidas sobre un candidato, o utilizar la mentira como recurso de campaña no es bueno para la política ni para las instituciones. En palabras del mexicano Roy Campos: “Colegas, es hora de que trabajemos para ayudar a la política, más que para los políticos”.
Las iniciativas como la Cumbre Mundial de Comunicación, o la recientemente lanzada Asociación de Consultores Políticos de Argentina (ASACOP), son buenas señales para, al menos, empezar a hablar de buenas prácticas en la campañas políticas.
A pesar de estar limitada su duración por ley, en la Argentina ya empezaron las campañas para el 2015. Puede ser sólo un sueño, pero es deseable que todos los que participemos en comunicación política asumamos también un grado de responsabilidad en las campañas: para favorecer el debate político, no generar expectativas desmedidas y –lo más importante y más difícil– no comunicar cualquier cosa y a cualquier costo.
EL CRONISTA