Big Data: no alcanza con recolectar, hay que conectar

Big Data: no alcanza con recolectar, hay que conectar

Por Matías Alpert
Hoy, cualquier acción que realizamos puede ser medida. Cada vez que entramos a nuestro correo, abrimos una app o compramos una entrada de cine, dejamos un rastro indeleble. Ahora bien, esto representa tanto una oportunidad de negocio, como un peligro. ¿Por qué? Porque medirlo todo puede ser como medir nada. Tener demasiada información puede ser como no tener ninguna.
El almacenaje de datos nos cuesta marginalmente muy poco y por eso comenzamos a guardar toda la información que nuestros sistemas nos permitieran. Por eso, nos encontramos en una situación de ‘obesidad de datos’, en la que, además, gran parte de lo almacenado es de dudosa calidad. Por otro lado, las formas de integración de datos existentes son frágiles y fragmentadas, y muchas veces generan más confusión que claridad. Esto quiere decir que recolectamos muchísimos datos, pero no necesariamente los conectamos.
Los datos son hoy como el petróleo de antaño.Son trabajosos de extraer y comercializar y necesitan de inversión, pero, una vez armada la infraestructura que los sostiene, se tornan un gran negocio. Recién con el armado de esta estructura se puede dar verdadero valor a la información que se recolecta.

Dar sentido a la medición
Por eso, la clave es dotar de sentido a la medición. ¿Con qué fin? Para planificar adecuadamente, gestionar y ajustar nuestro plan de acción, y también para evaluar la performance, mejorar y aprender.
¿Qué enfoque conviene tomar? Nos conviene democratizar el acceso a los activos de información, desarrollar disciplinas y proceso en torno a su uso e identificar las habilidades necesarias a nivel de capital humano para extraerle valor. Es decir, que la información sea la sangre que fluye y alimenta a la organización.
¿Cómo diseñamos nuestro propio sistema de indicadores? Históricamente y durante muchos años, tuvimos sistemas de medición simples que encajaban en un gran número de ocasiones y escenarios. En comunicación, por ejemplo, los GRPs (Gross Rating Points) o los TRPs (Target Rating Points), y su correlación con un KPI como las ventas, fueron durante muchos años los reyes de todas las métricas. Hoy, ese mundo se acabó. Hay una necesidad creciente de sistemas customizados para responder a necesidades específicas. Para esto, se debe: elegir el marco adecuado; definir qué se considera éxito (en no más de un puñado de KPIs, acompañados por otras métricas de diagnóstico); definir el propio sistema de ecuaciones (no existen más recetas predefinidas); encontrar las herramientas adecuadas; aceptar que vamos a trabajar con limitaciones (no podemos ni debemos medir todo).

Construir infraestructura
Una vez que tengamos esta claridad en la dirección, necesitaremos construir la infraestructura que nos ayudará a recolectar y conectar los datos. La base de la misma, según la pirámide de necesidades de la información es: claridad en las fuentes de información: cuáles son las que realmente nos interesan; almacenamiento de manera eficiente: existen numerosas formas de almacenar grandes volúmenes de información a bajo costo, pero los procesos para ordenarlos y utilizarlos de forma segura deben ser definidos; y entender cuál es la mejor manera de leerlos, combinarlos, modelizarlos y visualizarlos para ayudar en el proceso de toma de decisiones.
La visualización de la información toma también un papel clave, ya que, si está bien armada, facilita el acceso y comprensión de la información, mejorando exponencialmente la efectividad en la toma de decisiones. Podemos tener una infraestructura de recolección súper sólida y aceitada, pero sin un atractivo interpretativo la probabilidad de éxito es mucho más baja. Es por esto que muchas herramientas están actualmente especializándose en este campo.
Sólo con esta base de dirección clara, infraestructura correcta y visualización atractiva y fácilmente comprensible, la recolección de información sirve su verdadero propósito de agregar valor al negocio y ayudarnos a tomar mejores decisiones. Aquellos actores de negocio que inviertan tanto en la tecnología como en el capital humano para aprovechar la riqueza del caudal de información con que contamos hoy, tendrán una ventaja competitiva difícil de igualar.
Tenemos, hoy, la obligación de aprovechar la disponibilidad y variedad de herramientas con que contamos de manera ordenada y con pie firme. Espero, y estoy ilusionado, con que el mercado de inteligencia de negocio crezca exponencialmente en los próximos años. Existe una gran necesidad de aquellos perfiles y soluciones que permitan a las empresas crecer en esta dirección.
EL CRONISTA

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