23 Jan Argentina desconfiada
Por Walter Brown
La Argentina se encamina hacia el tiempo del recambio dirigencial envuelta en un clima de alta desconfianza entre el poder público y los empresarios. El tránsito hacia las elecciones está marcado por un profundo desgaste en la relación entre ambos sectores, tras una década de administración kirchnerista que cierra su ciclo agitada por los efectos de la inflación, el estancamiento económico y la escasez de financiamiento. Producto de ello, crece en el empresariado nacional el descreimiento sobre la efectividad de las medidas económicas adoptadas por el Gobierno y sobresale el pesimismo a la hora de analizar el futuro.
Así lo muestra la quinta edición del estudio sobre las relaciones empresagobierno en el que la consultora Llorente & Cuenca relevó la opinión de 2187 hombres de negocios y 335 políticos en la Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Panamá, Perú, República Dominicana, España y Portugal.
El extenso informe señala que el nivel de confianza actual de empresarios y políticos en las instituciones es moderadamente bajo en la región y que los empresarios de América latina muestran mayor confianza que los ibéricos hacia sus instituciones privadas. En cambio, el número se revierte a la hora de analizar la confianza en las instituciones públicas y el rojo se agudiza, particularmente, en el capítulo argentino.
Así, mientras en el promedio general de los países medidos la nula o poca confianza en el Gobierno llega al 60,1%, en la Argentina ese guarismo trepa al tope de la lista de descreídos con un 72,8% de los ejecutivos encuestados. El número rojo es aún más intenso para la percepción sobre los partidos políticos (85,2% no confía) y pierde fuerza en el caso de los sindicatos (58%), la Justicia (56,8%), el Ejército (30,9%), los medios de comunicación (22,2%), los bancos (19,8%) y las organizaciones empresariales (16%).
Los directivos de empresas reconocen un alto nivel de contacto con funcionarios kirchneristas, pero consideran que su influencia en la definición de las políticas económicas es baja. Para la consultora, “el clima de desconfianza existente entre las empresas y el Gobierno determina que el grado de colaboración entre ambos sectores resulte insatisfactorio”, sobre todo desde el punto de vista del sector privado. De hecho, los empresarios argentinos son los que menor influencia se atribuyen.
Según remarca Llorente & Cuenca, los políticos perciben esa falta de confianza de manera diversa, ya que “los ecuatorianos, argentinos y españoles no creen que sea tan grave, mientras que los de Brasil y Perú sí que lo advierten”.
Al analizar la situación económica, tanto los empresarios como los políticos argentinos señalan a las medidas fiscales y la mejora de la gestión pública como el ámbito prioritario en el que deben centrarse las acciones del Gobierno. Los tipos de medidas menos mencionados por los empresarios fueron los de política social y marco regulatorio, mientras que a los políticos tampoco parece inquietarles en exceso el marco regulatorio y menos el mercado laboral.
Pero el dato que grafica más claramente la conflictiva relación entre los privados y el Gobierno es la nula o escasa confianza que tres de cada cuatro empresarios tiene en la política económica de Cristina Kirchner. En cambio, la generalidad de los políticos creen que las medidas que parten desde el Ejecutivo son adecuadas.
Asimismo, un 55,6% de los empresarios estima que la colaboración del Gobierno con la actividad del sector es muy baja y un 70,4% considera insuficiente el aporte de la política exterior para el desarrollo de la actividad de las empresas en el extranjero. En este último punto también se observa un relevante contraste entre lo que piensan empresarios y políticos. “Como resulta habitual sus posiciones están muy alejadas, y vemos que, aunque los políticos tampoco aprueban a su gobierno, los empresarios son muy críticos con éste”, al que le asignan la nota “más baja de todo el conjunto, con gran diferencia”, subraya el estudio.
A la hora de analizar el futuro, los empresarios latinoamericanos son mayoritariamente proclives a pensar que la situación se mantendrá igual que ahora (un 56,5%), aunque hasta un 40,7% de los políticos de los países de América latina encuestados cree que la economía irá peor a corto plazo. “Los países en que se observa un mayor temor al futuro son los mismos en los que se detecta un empeoramiento de la situación económica en el último año”, marca el informe y señala entre ellos a la Argentina, donde la desconfianza marca el sendero hacia las urnas.
EL CRONISTA