Qué pretendían ustedes de él…

Qué pretendían ustedes de él…

Por Roberto Parrottino
Diego Cocca llegó a Racing y las sospechas explotaron a su alrededor apenas comenzaron a caer las incorporaciones. Christian Bragarnik, su representante, era el empresario que acercaba a los futbolistas nuevos. El entrenador del ascenso a Primera de Defensa y Justicia le hacía pagar 11 millones de pesos al club por Nelson Acevedo, un mediocampista clave en el Halcón en la B Nacional. Bragarnik le gatillaba a Bragarnik. Se decía muy de fondo, como un susurro en el pasillo, que encima había entrado por la ventana Gustavo Bou, un delantero sin goles. Después de ganarle a Defensa y Justicia en el debut en Florencio Varela, la Academia recibió a San Lorenzo, flamante campeón de la Copa Libertadores. Fue victoria 2-0 en el Cilindro, y Acevedo y Ezequiel Videla conformaron una dupla de volantes centrales con corte y confección. Los hinchas ovacionaron a Videla, a la postre figura ante River, guerrero en ese partido de la 17ª fecha, en el que la Acadé saltó a la punta para ser otra vez campeón, tras aquel Apertura 2001. Hasta ahí, se celebraba la propuesta de Cocca. Videla se metía entre los centrales para recibir la pelota de Sebastián Saja y salir desde abajo.
La tercera fecha fue un puñal a la ilusión: derrota 4-0 ante Tigre en Victoria. Vuelta al triunfo: 1-0 ante Arsenal; y dos días antes del clásico ante Independiente en el Libertadores de América, Cocca dice en la sala de prensa del estadio: “Prefiero perder, pero después pelear el campeonato.” Y Racing, entonces, pierde ante el Rojo. Y a la fecha siguiente, Bragarnik es definitivamente una mala palabra en la Academia. En Avellaneda, cae 3-1 ante Lanús y hay insultos para el entrenador y hasta para Saja. “Prefiero que te vayas, que pelear el torneo. Chau… Cocca”. “Coca (sic) los clásicos se ganan. Cagón, puto”. “Jugadores, cuerpo técnico y dirigentes: los clásicos se ganan!!! La concha de su madre”. “HDP. Les ganaron Tula y Penco”. “$aja cansaste”. Eso decían las banderas el último 7 de septiembre. Puteaban al Chino, que luego atajó un penal cuando el partido estaba 0-0 ante Quilmes en el Sur, antes del tiro libre de Bou. Para peor, el Racing de Cocca, después, fue eliminado de la Copa Argentina por un golazo de Juan Román Riquelme en el Palacio Ducó.
El lunes es el día que comienza la semana de trabajo. El peor para muchos humanos. Pero, también, no puede ser otra cosa que el comienzo de algo. El lunes 22 de septiembre Racing empató 1-1 de local ante Newell’s. Jugó bien. Se fue aplaudido. Esa noche empezó la remontada. Porque entre semana, en 34 minutos, le dio vuelta el partido que se reanudó 1-0 ante Boca en La Bombonera. 4-1 a Belgrano, caída 2-0 ante Atlético de Rafaela pero jugando muy bien, 4-0 a Estudiantes, 2-0 a Vélez, 1-1 con Olimpo, y 1-0 ante Gimnasia La Plata, Banfield, Quilmes y River. “Ojalá me sigan criticando”, lanzó el hombre que salió de las inferiores de River después de la seguidilla de triunfos, muy agrandado, cuando le quedaban 180 minutos para volver a darle un título a Racing. El modus operandi de Bragarnik seguía en pie, acumulaba éxitos, y tal vez sea ahora replicado en más clubes argentinos. “Muchas gracias a la gente que criticó y no creía. Me dio fuerza, se la transmití a los jugadores y me la devolvieron con creces”, dijo entonces el entrenador. Todavía nadie, ningún hincha, agrupación, barra brava, había diseñado la bandera que le faltaba a la historia: “Perdón, Cocca”.​
EL GRAFICO