“Nos gusta mirar cosas bien morbosas”

“Nos gusta mirar cosas bien morbosas”

Por Nicolás Peralta
Cuando Dan Gilroy escuchó por primera vez acerca del oscuro mundo nocturno de periodistas independientes que son la versión televisiva de los paparazzis pero equipados con videocámaras y que acuden rápidamente a la escena de crímenes, accidentes automovilísticos e incendios para obtener material de archivo para los programas de noticias, supo de manera casi instintiva que estaba frente a un terreno fértil para una película. Se llama Primicia mortal y se estrenó el 27 de noviembre en Argentina.
“Hace unos años –recuerda el famoso guionista que aquí debuta como director– escuché acerca de estas personas a quienes se las conoce con el nombre de ‘rondadores nocturnos’, quienes por la noche recorreren las calles de Los Angeles a 160 km/h con los escáneres en funcionamento. Como guionista, pensé: ‘Este mundo es muy interesante’, pero no sabía qué hacer exactamente al respecto.”
Casado hace más de 20 años con la famosa actriz Rene Russo, quien tiene un papel en la película, Gilroy tiene una sólida trayectoria en la industria del cine, pero en su rubro anterior de escritor. Entre sus créditos anteriores como guionista se incluyen la supertaquillera El legado Bourne, The Fall: El sueño de Alexandria (dirigida por Tarsem Singh), Gigantes de acero (con Hugh Jackman y Evangeline Lilly) y Freejack: sin identidad (donde actuaba Mick Jagger).
En su debut como director cuenta con un gran elenco, donde los protagonistas son Jake Gyllenhaal, Rene Russo y Bill Paxton.
“Trabajar con Jake fue una colaboración ‘intensa’ y profundamente gratificante”, dice el flamante director. El actor bajó alrededor de diez kilos para interpretar el papel porque quería que su personaje de Lou luciera hambriento y demacrado, como le corresponde a un náufrago desesperado por triunfar.”
Y agrega: “Cuando él estaba filmando La sospecha, viajé a Atlanta para hablar sobre la posibilidad de que interpretara el papel principal. Comimos y desde el principio supimos que nuestra colaboración sería muy intensa, con muchos ensayos. Yo soy una especie de apostador y me gustar asumir riesgos. Y Jake es sumamente valiente y quería probar cosas nuevas”, dice Dan, quien escribió la parte de Nina Romina, la jefa de las noticias de un canal de televisión, quien alienta a Lou para que le traiga material cada vez más exclusivo y filoso, teniendo en mente para el papel a su mujer, la inolvidable actriz de El secreto de Thomas Crown, En la línea de fuego y Arma mortal 3.
“Escribí la parte para ella porque para mí Nina siempre fue alguien con una imagen dura en su exterior. Del mismo modo que siempre intentamos encontrar el lado humano de Lou, yo siempre quise encontrar el lado humano de Nina”, explica.
–En el trabajo de investigación para el guión, ¿conociste a algunos de los verdaderos “rondadores nocturnos” de noticias?
–Sí. Jake, nuestro director de fotografía Robert Elswit y yo salimos un par de noches con un tipo llamado Howard Raishbrook, que era nuestro asesor técnico, y fue escalofriante. La primera llamada a la que acudimos fue un choque terrible de un auto en el que tres chicas habían sido eyectadas tras haber chocado contra una pared. Creo que Jake, Robert y yo nos quedamos paralizados, mirando, mientras el hombre filmaba de un modo muy profesional. Recuerdo que salió del auto, llevó a cabo la filmación y la edición en cinco minutos, la bajó y enseguida la vendió a varios canales de televisión. Ahora bien, al hombre que hace esto no lo juzgo y, en realidad, nos hemos hecho muy amigos. Tanto él como las otras personas que hacen esto lo ven como que brindan un servicio y, legítimamente, están proveyendo un servicio. En su mente, las historias que filman se convierten en las principales historias de las noticias de la televisión local de Los Angeles, entonces, hay una demanda para ver este tipo de material. ¿Quién soy yo para juzgarlos o para decir que lo que hacen está mal? Obviamente, el personaje de Lou a veces cruza la línea y se adentra en un mundo inmoral, aunque mi intención nunca fue retratar ni a ellos ni a los medios, ni incluso al personaje de Lou en ese sentido. Jamás quise ponerle una etiqueta moral y decir “Esto está mal”.
–¿De dónde proviene la demanda de este tipo de cobertura y filmaciones?
–Estadísticamente, proviene de nosotros. Como raza, a los humanos parece gustarles mirar cosas bien gráficas y morbosas. Creo que lo que más ansío es que al finalizar la película la gente piense: “Yo soy de esa clase de gente que mira ese tipo de cosas en la tele. Eso no me convierte en una persona mala, pero ¿qué dice de mí? ¿Por qué me siento extrañamente identificado con Lou? ¿Por qué pienso que lo que él hace es interesante y por qué no me voy de la sala en este momento?” Porque lo que hace es completamente criticable. En realidad, no lo juzgamos y, de hecho, celebramos sus acciones o las legitimamos.
–Durante la filmación, ¿cambió tu manera de ver la producción de las noticias?
–No. Mi punto de vista antes de empezar a rodar era el mismo que el de ahora. Trabajé mucho como periodista. Unos cuantos años atrás, estuve en la revista Variety, así que me interesa el periodismo, pero soy consciente de que en Estados Unidos hace muchas décadas las cadenas de televisión decidieron que los departamentos de noticias debían ganar dinero, cuando históricamente no tenían que generar ingresos. Creo que una vez que los departamentos de noticias recibieron la orden de hacer dinero, las noticias pasaron a ser una forma de entretenimiento, y creo que todos perdimos algo enormemente importante cuando eso pasó, ya que en vez de tener acceso a historias profundas que nos educan e informan, tenemos acceso a narrativas creadas solamente para vender un producto.
–¿Ves alguna relación entre esto y las ejecuciones del Estado Islámico, y el acceso a esos videos?
–Absolutamente. Para mí mismo, tracé la línea allí. No puedo ver eso. No quiero tener eso en mi mente. Hay ciertas cosas que no puedo ver, como ese choque; aún no he podido olvidar aquella noche. Pero sí hay mucha gente que se siente muy atraída por eso. La gente dice: “Las películas violentas instigan violencia en la sociedad.” No sé si es verdad. No sé si al ver estas imágenes la gente se vuelve más insensible o no. No estoy seguro. No creo que, como sociedad, sea saludable consumir estos clips o imágenes a los niveles que las estamos consumiendo, pero es como la comida rápida. Odio dar cátedra, pero uno puede mirar a la gente que provee comida rápida y pensar, “Estos son unos criminales; nos están volviendo poco saludables”, pero nosotros también queremos comer comida chatarra. Entonces, ¿quién es el villano?
–¿Esta película toca el tema de la falta de privacidad?
–Bueno, no difiere de TMZ y de lo que hacen los paparazzis. Lo que hace Lou es en realidad la versión para noticieros de lo que los paparazzis hacen para entretener, y me parece que ahí el límite es bastante borroso. Con ese tipo de cobertura, la gente puede resultar herida. La gente puede ser asesinada, y ahí la filmás.
–Como director, ¿cuál fue el mayor desafío de hacer esta película?
–Eran 80 locaciones y sólo teníamos 28 días para filmar. Muchas veces nos trasladamos dos veces en la misma noche. Eran cien personas y una fila de autos que alcanzaba alrededor de unos 40 km, trasladándose de una locación a las 2 de la mañana, y teníamos que llegar a la otra locación y filmar tres páginas más del guión. Lo raro es que, en la mayoría de las películas, cuando filmás al aire libre con bajo presupuesto, generalmente parás de filmar cuando cae el sol. “Oh, es el fin del día,” decís. Pero para nosotros el final era cuando salía el sol. Una vez que los pajaritos comenzaban a cantar, pensábamos, “¡Oh, Dios! Está saliendo el sol. ¡Tan sólo danos cinco minutos más de oscuridad!” Eso fue lo más difícil. Cuando Jake viene por la entrada de autos diciéndole a Rick “Deberías haber hecho esto”, los pajaritos están cantando, y la gente está entregando los diarios.
–¿Qué sentís con respecto al rumor acerca de una posible nominación al Oscar que rodea a tu película?
–Es muy alentador que la gente nos haya colocado en esa categoría, pero no es algo en lo que pienso o intento alcanzar. Pienso que es peligroso levantar la mano y decir: “¡Ey, aquí estamos, míranos!” Creo que una vez que intentás ubicarte en el centro de atención, puede resultar contraproducente. Lo único que quiero es que la gente vea la película y veremos qué pasa después. Si llega a terminar en eso, sería maravilloso, pero es demasiado pronto para pensarlo. «
TIEMPO ARGENTINO