05 Dec “La intuición es la mejor consejera”
Por Nadia Cajal
Brígida Morgenroth llegó a la Argentina desde Alemania en 1939 huyendo de la persecución nazi. Una vez instalada en Buenos Aires y ya recibida de kinesióloga fundó la primera Sociedad de Psicoprofilaxis para el Parto y difundió la Gimnasia Especial para Embarazadas, un método de trabajo que se adapta a las posibilidades reales del cuerpo de la mujer durante la gestación y que creó bajo la influencia de su mentora, Ruth Morgenroth, y de Gerda Alexander, la impulsora de la eutonía. Contemporánea del obstetra francés Frederick Leboyer y de su mirada sobre el parto sin violencia, Brígida fue pionera de la materia en Argentina.
Victoria Seguí, con 24 años y recién recibida de profesora universitaria de Educación Física por la Universidad Nacional de La Plata, tuvo su primer contacto con Brígida cuando realizó un seminario de formación. Desde ese momento fue su alumna –durante los embarazos de sus dos hijos– ayudante en las clases, colega y finalmente discípula incondicional tras el fallecimiento de Brígida en 2011.
“Brígida era un ser muy especial. Fue una visionaria al bregar por el bienestar de la mamá y explotar su potencial. Eso es lo que busco seguir motivando día a día en mis clases”, subraya hoy Victoria.
–¿Cómo es la preparación para el parto?
–El parto es una vivencia que empodera mucho, le permite a la mujer darse cuenta lo que puede hacer su cuerpo, ayuda a conocer algo íntimo de lo que no se sabía capaz. El cuerpo sabe parir pero no sabe hasta que no se pone de manifiesto el proceso. La preparación implica un trabajo físico, psicológico y de búsqueda de un equipo de profesionales que acompañe y que espere los tiempos del cuerpo y del bebé. Hay muchas mujeres que no toman conciencia de eso, se quedan con las representaciones que circulan sobre el parto, que únicamente refieren al dolor, pero sin ver la importancia que tiene como transformación.
–¿Cuál es la función del dolor?
–Es un dolor que el cuerpo está preparado para recibir, nadie se muere por dolor de parto. Hay que entender su valor positivo. La mayoría de los dolores tienen que ver con un síntoma, funcionan como una alarma de algo patológico. Por ejemplo, si te duele la muela tenés una caries. En cambio, el dolor de parto es fisiológico, avisa que hay algo que está pasando, que el cuello del útero se está abriendo para que el bebé salga. Además es intermitente, dura el tiempo que dura la contracción. Frente a ese dolor muchas mujeres le hacen la guerra y entonces es más difícil sobrellevarlo. Lo que hay que hacer es dejarlo pasar, una cosa es luchar y resistirse y otra muy diferente es dejar fluir. Es intenso pero con las herramientas necesarias se puede vivir de otra manera, disfrutar la experiencia.
–¿Qué implica respetar los tiempos del cuerpo?
–Hay muchos médicos que internan, ponen goteo para inducir más rápido el parto y, como la embarazada no responde, enseguida hacen cesárea. Así como no se puede apurar la salida del sol, ¿por qué apurar un acto fisiológico como el nacimiento? Siempre hablando dentro de los parámetros clínicos saludables, claro. Hay mucha medicalización y un uso abusivo de la tecnología. Todos somos presos de un sistema de salud en donde es muy poca la población de médicos que esperan a cumplir con los tiempos naturales del parto. Ahora hay algunas instituciones que están incorporando el parto sin intervenciones y justamente a lo que apunta es a hacer un buen uso de la medicina y no un abuso.
–¿Creés que hay un retorno a lo más natural?
–Yo creo que hay una toma de conciencia. También sucede que hay acceso a mucha más información. La embarazada de hoy está posicionada en un lugar muy diferente al de hace 30 años atrás. Antes había que buscar y encontrar en libros, ahora con la computadora enseguida se enteran de las opciones que hay, entonces inclusive cuando van al médico ya no confían ciegamente en todo lo que dice.
–También hay un auge de la teoría de la crianza con apego…
–Yo lo promuevo porque es algo tan simple como estar atento a las necesidades afectivas del bebé. Hay muchos mandatos preconcebidos y creo que en realidad la intuición es la mejor consejera. También se habla del colecho, es decir, de dormir con sus hijos. Eso es libre, se puede traer al bebé a dormir a la cama, pero no es que hay que traerlo todas las noches. Me parece que si el objetivo es dormir porque al otro día hay que seguir con la vida, entonces durmamos, no importa cómo.
TIEMPO ARGENTINO