La ética social divide al mundo laboral en posturas antagónicas

La ética social divide al mundo laboral en posturas antagónicas

Por Julián A. de Diego
Podemos ser una de las peores combinaciones que existen si ahondamos en nuestros males y no rompemos el actual círculo vicioso del proteccionismo laboral, el Estado clientelista, el sindicalismo dividido por intereses y por ideologías, el empresariado atomizado, la carencia de una solución para el crecimiento, y la ausencia de un modelo moderno y dinámico de relaciones laborales que mire al futuro de la realidad global.
Siguiendo a Manuel Ojeda Avilés (Catedrático de la Universidad de Sevilla) existen a nivel global cuatro grandes corrientes de la ética social, que han desencadenado cada una en un modelo diverso y contradictorio de relaciones del trabajo. Cada uno fue influenciado directamente por su cultura y por su basamento religioso, y con ello, cada uno produjo un modelo original y diverso generador de contextos esenciales con características diferenciales. La diferenciación nos obliga a hacer hincapié en el elemento religioso para entender que en estos modelos sociales ‘arrastra a trabajadores a ponerse por delante de otras regiones’ en cuanto a competitividad.
n 1. En Europa, donde se desarrolló el ‘trabajo dependiente protegido’, hoy sumido en una profunda crisis y hasta en la decadencia, se encadenaron a partir del derecho romano y la doctrina católica junto al código canónico, bajo la culpa de la naturaleza caída del pecado original y la condenación, y se transitó desde la esclavitud a la relación de dependencia, con normas legales codificadas y el sistema de protección legal, con una fuerte intervención del Estado. Es un sistema tuitivo, que parte de la desigualdad del trabajador frente al empleador, y procura restablecer el equilibrio con distintas herramientas de protección.
n 2. En los Estados Unidos, y la ‘doctrina del éxito’ fueron influidos sin dudas por los pilares del protestantismo de Lutero y de Calvino, la salvación solo en base a la fe, donde todos están condenados, pero deben bregar por el éxito, el triunfo, la profesión y en definitiva el dinero, con ello, el modelo es no tuitivo, no existe protección contra el despido ni plexo laboral y pregona la competencia, la pelea y la lucha inclaudicable por más riqueza y por mejor destino. Es un enfoque que se ciñe al afán por conseguir la riqueza, sin la intervención del Estado y respaldándose en la libre-empresa y en la competencia a menudo despiadada.
n 3. En China, India y países análogos, prevalecieron las enseñanzas de Confusio, que consagró ‘la doctrina del grupismo jerárquico’ y de la autoridad del grupo, cuya esencia es no teísta, donde existen cinco niveles de superioridad, el del líder o jefe del clan sobre los integrantes o del gobernante y sus gobernados, el del esposo sobre la esposa, el del padre sobre el hijo, el del hermano mayor sobre los hermanos menores, y el del amigo sobre otros amigos. La visión oriental se caracteriza por una ‘disciplina enorme’ con la ética del confucianismo, que se corresponde con una idea de grupismo jerárquico, en el que destaca la ausencia de los derechos de los trabajadores. Estas relaciones tienen, además, una característica principal: el superior tiene la obligación de protección y el inferior, de lealtad y respeto. En último término, todas las personas están sujetas a la voluntad del Cielo (tiamchi; t’ien-chih), que es la realidad primera, la fuente máxima de moralidad y de orden.
n 4. Por último, tenemos la doctrina del mito tantálico, o ‘de los entregadores’, que tienen esta denominación haciendo referencia a Tántalo, personaje mitológico que traicionó a Zeus y para redimirse, mató y descuartizó a su hijo para entregarlo para que lo coman los dioses, y con ello lograr su perdón. La visión tantálica tiene como ‘único objetivo’ obtener de la empresa inversora el ‘beneficio económico’, creando empleo ‘a costa de derechos fundamentales de los trabajadores’, y sin miramientos, abandonando bases sustantivas como la protección del empleo, el salario digno, la protección preventiva de la salud y las condiciones de trabajo razonables. En función de este mito, debemos incluir en esta corriente a los países que se basan en el dumping social (sudoeste de Asia y África) y a cambio de beneficios económicos son capaces de autorizar a empresas a explotar en forma miserable el trabajo humano bajo condiciones indignas y miserables. Uno de los ejemplos es el derrumbe de Bangladesh (El Mundo, 26-4-2013), y el edificio que se desplomó con más de cuatrocientos mujeres y niños que murieron y con más de mil heridos, que eran sometidos a jornadas laborales de 12 o 14 hs con salarios miserables de alrededor de 23 euros mensuales, contratados por las grandes marcas de la industria textil inter nacional.
En una división del mundo como la referida, están en profunda crisis el Modelo de Europa, le siguen el de los Estados Unidos, y le sigue el modelo tantálico que parece caer en una fuerte resistencia por el repudio general de la comunidad internacional.
Sin mayores explicaciones, China India Japón crecen con su curioso sistema del ‘grupismo jerárquico’ que se presenta como el modelo más poderoso bajo la inspiración del confucianismo, atendiendo a los datos económicos de la zona donde se desarrolla, ‘el papel de las éticas sociales es importante porque sus modelos se extienden y sirven de ejemplo’ a más de un tercio de la población del planeta, y ahora a todo el orbe.
EL CRONISTA