21 Dec El ADN de Ricardo III reveló una infidelidad en la realeza inglesa
El hallazgo de los restos óseos del rey Ricardo III, en 2012, bajo el asfalto de un estacionamiento en Leicester, en la región central del Reino Unido, constituyó un hito de la arqueología, pero ahora son los descubrimientos de otra disciplina, la genética, los que tendrían profundas implicaciones para la historia de la realeza británica, indicó el diario Tiempo Argentino.
El análisis del ADN de Ricardo III ha revelado un dato sorprendente: que hubo, en algún momento de su linaje, un acto de infidelidad científicamente comprobado de algunos de sus parientes.
Según los investigadores que analizaron el material genético de su osamenta –y es abrumadora la evidencia que confirma que esos huesos pertenecieron al rey–, esa infidelidad, dependiendo en qué tramo genealógico de la monarquía inglesa se haya producido, podría arrojar dudas sobre el derecho de la dinastía Tudor al trono, y aún del propio Ricardo III, quien reinó apenas 26 meses.
Turi King, director del proyecto de la Universidad de Leicester, evitó proyectar esas sombras sobre la actual familia real y la reina Isabel II; sólo admitió que el equipo de científicos desconoce dónde se produjo esa ruptura del linaje.
El material genético fue extraído en 2012 de los restos hallados en el sitio donde antiguamente estaba emplazada la abadía de Greyfriars, donde Ricardo III fue enterrado tras su muerte en la batalla de Bosworth, en 1485. Del análisis de su ADN surge una coincidencia entre el material genético materno de Ricardo y el de sus descendientes vivos, pero el heredado del lado paterno pertenece a otro linaje. Los expertos concluyeron que la infidelidad es la explicación más plausible.
Según King –cuyo apellido, “rey” en inglés, fue el comentario obligado de la prensa inglesa–, la falta de coincidencia con el lado paterno no es una sorpresa, ya que investigaciones previas habían mostrado un índice de entre 1% y 2% de paternidad falsa por generación en las dinastías británicas.
La instancia de infidelidad femenina pudo haber ocurrido en cualquiera de las generaciones que separan a Ricardo III del quinto Duque de Beaufort (que vivió entre 1744 y 1803), cuyos descendientes vivos aportaron muestras de ADN para compararlas con las del monarca. “Puede que hayamos resuelto un misterio histórico, pero al hacerlo, planteamos una nueva incógnita”, le dijo a la BBC Kevin Schurer, un especialista en genealogía que participó en el estudio de Leicester.
La derrota de Ricardo III a manos de su rival Enrique Tudor (luego Enrique VII) marcó el fin de la dinastía Plantagenet y el comienzo del reinado de los Tudor, que se prolongó hasta la muerte de Isabel I, que no dejó descendencia, en 1603.
TIEMPO ARGENTINO