Demasiadas perlas en un torneo para el recuerdo

Demasiadas perlas en un torneo para el recuerdo

Por Luis Botto
Los recuerdos se vuelven más nítidos a medida que baja la adrenalina y que la mente no da tantas vueltas. San Lorenzo emprendió el regreso desde Marruecos, donde perdió la final del Mundial de Clubes con Real Madrid. Racing hace ocho días que descansa después de haber logrado un título inolvidable. Nueva Chicago aún da vueltas olímpicas imaginarias tras haber conseguido el último de los diez ascensos desde la B Nacional. En la segunda parte de 2014 pasó de todo en el fútbol argentino. Ahora, cuando las Fiestas se vinieron encima y casi nadie cree que tanto vértigo puede detenerse, es tiempo de un análisis más fino.
En el repaso de las estadísticas del torneo de Primera División aparecen datos llamativos. Algunos saltaron a la vista en plena competencia. Otros pasaron inadvertidos mientras las luces apuntaban hacia otro lado. Por ejemplo, el mejor jugador del campeonato, según los promedios de la nacion, estuvo en Banfield: Walter Ervitti, con 6,71 en 17 partidos disputados. Se entiende: el club del Sur fue uno de los más vistosos, aunque los resultados no lo acompañaron tanto como merecía. El mediocampista del Taladro marcó dos goles: uno ante Newell’s y otro ante Olimpo (ambos 3-0). Lo siguieron Teófilo Gutiérrez, de River, con 6,69 en 13 encuentros, y Lucas Pratto, de Vélez, con 6,50, en 17 cotejos.
El secreto de Racing, gallardo campeón, estuvo en buena parte en la campaña como visitante. En las imaginarias posiciones en esa condición, la Academia terminó primera, con 22 puntos (siete victorias, un empate y dos derrotas) en diez encuentros. Mientras que, como local, el conjunto celeste y blanco finalizó sexto, con 19 unidades (seis triunfos, una igualdad y dos caídas) en nueve partidos, detrás de Estudiantes (23), Independiente, Lanús (22), River y Tigre (20).
Hay otro ítem sobre el que se basó Racing: los éxitos entre los poderosos. El conjunto de Avellaneda consiguió victorias fundamentales frente a los otros grandes. El comienzo del repunte en la campaña estuvo, precisamente, en el 2-1 con Boca, en el que revirtió el 1-0 en el partido que había sido suspendido por el temporal. Antes había vencido a San Lorenzo (2-0) y más tarde superó a River (1-0), en el mano a mano por el título. La única derrota fue justo ante Independiente (1-2), que detonó el mal ánimo contra el entrenador Diego Cocca (había dicho que prefería perder el título, pero pelear el campeonato) y contra algunos jugadores.
No hubo descensos y los directores técnicos resistieron más en los cargos. La AFA se había propuesto que los bancos de suplentes no se volvieran sillas eléctricas y, al menos con un parche, un campeonatos sin descensos, lo consiguió. Sólo cinco DT dejaron sus puestos antes de tiempo: Carlos Bianchi (Boca), en la 4» fecha; Fabián Alegre (Tigre), en la 5»; Carlos Mayor (Godoy Cruz), en la 14», y Pablo Quatrocchi (Quilmes) y Miguel Ángel Russo (Rosario Central), ambos en la 18». Fueron 15 clubes los que mantuvieron el mismo entrenador de principio a fin. Fue, al menos, un avance dentro de la histeria.
A caballo de un Mundial que marcó una tendencia en cuanto a los goles y las propuestas, tal vez por ser una transición entre un campeonato de 20 equipos y otro de 30, el último torneo de Primera dejó marcas que aún perduran en el ambiente. En buena parte de ellas estará la explicación de lo que pasó y, acaso, de lo que podrá pasar.
LA NACION