11 Dec Con Ramón, se armó el póquer argentino en la Copa América
Por Christian Leblebidjian
Siempre los entrenadores argentinos cotizaron alto en el resto del mundo. Según quienes los contrataban, los seducía su capacidad de liderazgo, un estilo definido de juego y convicciones para saber adaptarse rápidamente a las características del plantel que recibían. Y si bien su designación no es sinónimo de éxito asegurado, las últimas marcas alcanzadas por Gerardo Martino en Paraguay, José Pekerman en Colombia y Marcelo Bielsa en Chile potenciaron las búsquedas de entrenadores con sangre celeste y blanca. Y toma más vigor la ecuación a partir de ayer, que fue presentado Ramón Díaz como nuevo técnico del seleccionado paraguayo, en donde firmó un contrato hasta 2018. Si bien Ramón tiene pergaminos propios como para buscar ser tentado para un desafío así, el contexto ayuda. Incluso Alejandro Domínguez, presidente de la Federación, tenía otros dos candidatos, también argentinos: Guillermo Barros Schelotto (junto con su hermano Gustavo, que conoce el medio por haber trabajado allí con Gregorio Pérez) y Leonardo Astrada, actualmente en Cerro Porteño. Pero se inclinó por Ramón, aunque -dicen los medios paraguayos- que Horacio Cartés, presidente de Paraguay, fue clave para su contratación. Con Ramón, ahora serán cuatro los directores técnicos argentinos que estarán en la Copa América de Chile 2015, a disputarse entre el 11 de junio y el 4 de julio próximo: además del riojano, estarán Gerardo Martino (Argentina), José Pekerman (Colombia) y Jorge Sampaoli (Chile).
“Es el desafío más importante de mi carrera. Y estoy convencido de que no lo vamos a defraudar. Vamos a dar el máximo para que toda la gente de Paraguay esté contenta. Se va a necesitar tiempo y dedicación; haremos eso con la mejor de las predisposiciones para lograr los objetivos. Queremos hacer un buen trabajo para la Copa América y estar presentes en el próximo Mundial de Rusia 2018. La receta para eso será trabajo y humildad”, dijo Ramón, de 55 años, ayer, en la conferencia de prensa. Su grupo de trabajo será el mismo que en River: su hijo Emiliano será uno de sus ayudantes y el preparador físico será Jorge Pidal. Además, podrían sumarse Celso Ayala, Pedro Sarabia y Andrés Silvera.
Encima, el primer partido oficial de Ramón Díaz como DT de Paraguay será ante la Argentina, el 13 de junio en La Serena, por el Grupo B de la Copa América. Claro que no fueron todas señales positivas para Ramón. José Luis Chilavert, un referente de la selección paraguaya, opinó: “Díaz no es el técnico que necesita Paraguay. El no es formador y acá hay que formar. Paraguay necesita un técnico que se ponga la fajina y trabaje para la selección. Hablé con gente de San Lorenzo y me dijeron que Ramón no trabajó bien. La verdad es que soy negativo en cuanto al futuro”.
Lo cierto es que nunca le resultó sencillo a Ramón ganarse a la gente, ni siquiera en sus comienzos en River, pero más allá de algunos sinsabores en Independiente y América de México, pudo cosechar festejos en Núñez y en San Lorenzo.
Néstor Clausen dirigió interinamente a Bolivia en el triunfo ante Venezuela 3-2, el 18 de noviembre pasado, en un amistoso disputado en La Paz, y ahora podría asumir como director general de las selecciones juveniles o seguir su carrera en San José; Ricardo Gareca tiene casi todo acordado para ser el nuevo entrenador de Costa Rica y el sueño de los dirigentes ecuatorianos fue convencer a Edgardo Bauza (hoy en San Lorenzo) de asumir en enero próximo al frente del plantel que dirige interinamente Sixto Vizuete tras el fin de ciclo de Reinaldo Rueda. El propio Patón, tentado por los éxitos conseguidos con Liga de Quito, reconoció que su prioridad siempre fue renovar el vínculo con el Ciclón. Venezuela hoy busca un DT de su país, pero alguna vez (no hace mucho) trató de convencer a Carlos Bianchi.
“Sería mentiroso no decir que uno aspira a lo máximo y eso es dirigir una selección, pero dije que venía sólo para un partido. Algún día llegaré a ser el DT oficial de Bolivia”, dijo Clausen. Desafíos, proyectos y apuestas. Al fin y al cabo, de eso se trata: de perseguir sueños más allá de las banderas.
LA NACION