28 Dec “A Pappo le hicieron la vida imposible”
Por Marcelo Fernández Bitar
Está atento a todo. Habla, cuenta detalles de su flamante álbum Pappo x Juanse, recuerda anécdotas, imita la voz del Carpo al reconstruir diálogos, sigue la mirada de su interlocutor si cree que se distrae y hasta sugiere al fotógrafo de Tiempo Argentino posar debajo de una mesa de vidrio como si estuviera atrapado.
A un año de su quinto disco como solista (Rock es amor igual), Juanse acaba de darse el gusto de lanzar un homenaje al gran Norberto “Pappo” Napolitano, con quien compartió infinidad de situaciones, desde grabaciones y recitales hasta escenas de auténtico “aguante” de amigo fiel.
–Con Pappo te pasó algo parecido que con Charly García, ¿no? Lo acompañaste de cerca en épocas difíciles.
–Con Pappo, Charly y Luis Alberto Spinetta tuve tres relaciones diferentes. Son tres egos muy fuertes, muy talentosos y muy queridos por mí.
–¡Es tu Santísima Trinidad rockera! (risas)
–Sí, se podría decir eso. Y están los apóstoles, que son Andrés Calamaro y Fito Páez, porque también tengo ese apego hacia ellos. Son personas que en lo humano considero integradas.
–¿De quién harías otro álbum de estas características?
–Haría un disco de Spinetta, porque lo conozco y él me pasó muchas cosas que son difíciles de conocer. Luis era un generador de nuevos acordes desconocidos para todos. Creo que en mi corazón conviven los tres, pero del único que realmente fui fanático desde chiquito fue Luis. ¡Me acuerdo de que tenía las entradas para ver en vivo a Invisible y no dormía del entusiasmo!
–En la contratapa del librito interno aparece una frase bíblica increíble: “Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Tróade, en la casa de Carpo. También los libros, sobre todo los pergaminos.” ¿Cuándo la descubriste?
–Me quedo muy pegado leyendo la Biblia, y mi fervor me llevó a descubir esa frase, que parece irracional, pero es una carta donde Pablo le avisa a Timoteo que traiga sus cosas que quedaron en la casa del Carpo. ¿Y qué está haciendo con ese mensaje? Le está anunciando a su amigo que ya está condenado y que va a ser matirizado. La mención de los pergaminos me hizo acordar a cuando Pappo me pidió que lo produzca y yo le pedí que trajera todo el material que tenía grabado en demos, ¡y apareció con una caja de zapatos donde hasta había una zapada con John Lee Hooker! Yo me sacrifiqué y me inmolé para hacer ese disco, así que interpreto que esos pergaminos permitieron que él mostrara que podía hacer otras cosas.
–¿Vos ya venías leyendo la Biblia o empezaste ahora?
–Ya la venía leyendo, pero hace cinco años empezó a cambiar todo, porque lo interpreto de otra manera. Todo tiene sentido y todo está anunciado con muchísima anticipación.
–¿Habías sido monaguillo de chico?
–No. Fui a un colegio católico, pero después fui averiguando solo. Yo soy muy devoto de Jesús Misericorioso y de la imagen que recibió María Kowalska, Santa Faustina, en Polonia, en el año ’31. Mi tía es carismática y me dijo que la imagen en el santuario de la calle Rivera la trajo mi tío abuelo en el ’42. Hay muchísimos datos como ese, que no se pueden creer.
–¿No te resulta raro que la gente se sorprenda por tu conversión? Hay ejemplos similares en toda la historia del rock.
–Fijate que desde Little Richard y Jerry Lee Lewis en adelante, todos los que hemos hecho nada más rock and roll en la vida hemos tenido nuestra conversión. También Bob Dylan se convirtió al cristianismo, y Tom Jones grabó ahora un disco de spirituals. De hecho, el símbolo de Cristo en el Antiguo Testamento en la roca. ¡The rock! El rock and roll te va llevando a eso. Por eso se lo trató de combatir vinculándolo con el demonio, porque a la gente del negocio que rodea al rock no le conviene que esto se sepa.
–Volviendo al disco, ¿fue fácil elegir los temas?
–Todo esto comienza con un llamado del productor discográfico Pelo Aprile. Me propuso la idea y acepté inmediatamente, porque era algo que siempre había querido hacer. Yo tengo discos grabados con Pappo y hasta lo produje en el volumen 8 de Pappo’s Blues, Caso cerrado. También hicimos Blues local y Pappo & Amigos. A eso hay que sumarle todas las participaciones que tuvo con Ratones, e incluso mi primer disco solista, Expreso Bongo, donde él toca. Más que nada, con el Carpo zapábamos mucho, con acústica o con lo que fuera. A él le gustaba tocar la viola, aunque en el estudio no era amigo de la acústica.
–¿Cómo era Pappo?
–Contrariamente a lo que se piensa, era una persona extremadamente humilde y muy leal a su estilo. Había momentos en que el Carpo bajaba la cabeza y de hecho es verdad que en un momento dejó de tocar, se retiró y volvió al taller mecánico, hasta que le conté que tocábamos con Keith Richards para acompañarnos en Vélez. Se cambió y vino, y cuando vio que la multitud no quería que se bajara del escenario, volvió a recobrar fervor. A Pappo le hicieron la vida imposible. Se la hicieron realmente difícil; todo era un choque. Es increíble que haya sido tan importante en la formación del rock y el blues argentinos, y que al mismo tiempo haya sido tan descuidado por la industria y desde él también, porque se fue del país después del éxito tremendo del primer Pappo’s Blues. Hay responasbilidad compartida, pero eso no quiere decir que no reconocemos que fue maltratado.
–También tenía su pequeño demonio y se boicoteaba con actitudes difíciles.
–¡Totalmente! Tengo muchas historias en mente que lo comprueban. Por eso no quisimos que el resultado final del disco fuera un producto, para transformar a Pappo en una máquina clandestina de monedas. No. Respetamos su sonido y usé los instrumentos que él usaba y los que usé cuando tocaba con él. Salió increíble y se lucen los invitados, como Andrés Calamaro, Gabriel Carámbula, mi hijo Daland y Peteco Carabajal.
–Es inesperada la presencia de Peteco en “Trabajando en el ferrocarril”, con su voz y violín.
–Siempe imaginé el tema con un violín, como una tarantela yanqui. Siempre me sonó country, y el nombre de Peteco se me apareció automáticamente porque es de lo más talentoso del país. Lo llamé y le encantó la idea. Vive en Ramos Mejía y tiene una gran cultura de rock y blues, así que estábamos hiperconectados.
–Qué raro que Pelo no haya pedido incluir un hit como “Mi vieja”.
–La lista era de 28 canciones, de las cuales hicimos una selección racional y dejamos catorce. “Mi vieja” no estaba contemplado, aunque a mí me gusta la canción, y seguramente la haría si hay un Pappo x Juanse II. Me acuerdo de que, cuando Pappo me llamó para contar que no lo quería hacer, le sugerí que lo grabara porque era un temazo.
–¿Y por qué no hay temas de Riff?
–Es otra cosa. Eso sería Riff x Juanse, cosa que Michel Peyronel ya llamó por teléfono para sugerir. Lo que yo quería lograr con este disco era poner número uno a Pappo con temas como “El hombre suburbano”. Y lo logramos: hoy Pappo está primero en las listas de difusión en todo el país. Yo quería ese reconocimiento.
TIEMPO ARGENTINO