Toyota 86: rápido y furioso

Toyota 86: rápido y furioso

Por Jorge Pandini
No hace falta decir que los autos deportivos generan gran fascinación entre los amantes de las cuatro ruedas. Y en nuestro país, donde el automovilismo es uno de los deportes más populares, esa tendencia es aún mayor.
Sin embargo, cuando uno se pregunta por los modelos más deseados a la hora de sentir adrenalina, Toyota no figura, ni aquí ni en el mundo, entre las marcas más mencionadas. Pero todo cambia. A su ya conocida línea de sedanes, familiares, utilitarios deportivos y pickups, los japoneses decidieron sumarle un modelo que les permita participar globalmente en el aspiracional segmento de los deportivos. Así nació el Toyota 86.
¿De qué se trata? De un modelo muy atractivo por diseño, seguro y divertido de manejar. Y el escenario elegido para su presentación en la Argentina fue el autódromo de Buenos Aires.
Cosas de la globalización y de optimizar esfuerzos, el modelo fue desarrollado junto con Subaru; por eso es casi hermano del BRZ de la otra casa nipona.

PLACER AL VOLANTE
En nuestro país se comercializan tres versiones del 86. La única diferencia mecánica es que una tiene caja automática y las otras dos, transmisión manual (todas de seis marchas). Fuera de eso se distinguen únicamente por detalles de equipamiento.
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Con un diseño muy atractivo se destaca su trompa lanzada hacia adelante, la baja altura del modelo y su parte posterior musculosa.
En materia de seguridad todas las versiones tienen siete airbags de serie (dos frontales, dos laterales frontales, dos de cortina para ambas filas y una de rodilla para el conductor); frenos con ABS y controles de tracción y estabilidad.
La versión FT (US$ 44.900) tiene caja manual de 6 marchas, faros halógenos, llantas de 16 pulgadas con rodado 205
55, aire acondicionado manual, tapizado de tela, comando a distancia y encendido con llave. Las versiones GT, tanto la manual (US$ 60.200) como la automática (US$ 63.300), ofrecen en cambio faros de xenón, llantas de 17 pulgadas con rodado 215/45, climatizador automático bizona, tapizado de cuero, entrada sin llave, arranque con botón y agrega control de velocidad de crucero. Es mejorable el equipo de audio, cuyo diseño es anticuado y no tiene relación con el diseño interior. La versión GT debería tener como en Europa el sistema Toyota touch, que ofrece una pantalla táctil de 6,1 pulgadas con todas las funciones, navegador incluido. El motor boxer de cuatro cilindros opuestos ayuda a que el centro de gravedad sea excepcionalmente bajo.
La caja automática ofrece la modalidad secuencial (desde la palanca o las levas al volante) y opciones Snow para superficies de poca adherencia o Sport para llevarlo a más vueltas. Tiene una garantía de 3 años o 100.000 km transferible.

UN AUTO DIVERTIDO Y SEGURO
Nos pusimos al volante de la versión GT con transmisión automática. Es rival de modelos como el Nissan 370 Z o la coupé Génesis de Hyundai. Tiene motor de 200 CV de potencia máxima a 7000 rpm, suspensiones bien duras y un interior con dos butacas muy deportivas y espacio trasero simbólico. El auto va firme y el ruido del motor inunda el habitáculo (así está pensado) en cada aceleración.

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La elección de un motor aspirado no es casual y para tener la mejor respuesta es necesario llevarlo por encima de las 4500 rpm. Curioso que los neumáticos no sean más anchos, como la mayoría de los deportivos.
Impresionante la respuesta de la dirección y excelentes los frenos, que permiten la dosificación justa.
El auto mide 4,240 metros de largo, tiene una altura de apenas 1,285 metros y un peso de 1275 kg.
Nuestras mediciones arrojaron una máxima de 211 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h de 8,1 segundos.
Es, sin duda, uno de los deportivos más divertidos que manejé. Rápido, ágil y seguro. Si realmente te gustan los deportivos, ésta es una muy buena opción. Bienvenido sea entonces el 86.
LA NACION