Steve Jobs: el coraje para darle valor a la intuición

Steve Jobs: el coraje para darle valor a la intuición

Por Ariel Torres
¿Qué hace a un ser humano ser quien es? Probablemente, una combinación de genética y experiencias. Pero todas las personalidades notables destacan hechos que alteraron el curso de sus vidas o que, de forma directa, los inspiraron para tomar decisiones trascendentes.
Steve Jobs relató minuciosamente estos hechos en la ceremonia de graduación de la Universidad de Stanford de 2005. Su narración es una radiografía de eso que llamamos destino, es también su confirmación y, por la paradoja que todo destino supone, también su refutación. El corolario del fundador de Apple es que uno nunca puede comprender el significado de una experiencia o de una decisión de antemano. Sólo los entendemos en retrospectiva.
Uno de esos eventos fue su condición de hijo adoptivo. Su madre, una estudiante soltera, no podía solventar los gastos de la crianza del pequeño Steve y lo entregó en adopción, pero con una condición: que sus nuevos padres fueran graduados universitarios. La primera pareja que quiso adoptarlo se echó atrás a último momento, porque resolvieron que querían una chica. Así, el futuro genio de la computación personal fue ofrecido a Paul y Clara Jobs, un matrimonio que, sin embargo, nunca había asistido a la universidad. De hecho, Paul no tenía ni la secundaria completa. La madre biológica de Steve se negó a firmar los papeles hasta que llegaron a un acuerdo. Cedería a su hijo si los nuevos padres se comprometían a enviarlo a la universidad. Cosa que hicieron.
Al terminar la secundaria, Jobs se inscribió en Reed y cursó el primer semestre. Se dio cuenta entonces de que la universidad no le estaba aportando nada y que en eso se estaban yendo los ahorros de toda una vida de sus padres. Así que abandonó. Sin embargo, se quedó en el campus el resto del año, tomando solamente las clases que le interesaban. Una de ellas versaba sobre la caligrafía y el arte tipográfico.
Reed era, por entonces, la universidad con las mejores cátedras de caligrafía de Estados Unidos. Jobs quedó deslumbrado y aprendió todo lo que iba a necesitar, un par de años después, cuando a los 20 cofundó Apple, la compañía que en 1984 crearía una computadora con tipografías de calidad: la Macintosh. Este modelo fue luego copiado por todas las interfaces gráficas para computadoras personales y, hoy, teléfonos inteligentes y tabletas.
Otro hecho que cambió la vida de Jobs fue su expulsión de Apple en 1995. Fue muy duro, pero se recuperó y fundó Next. Poco después, además, adquirió la pequeña y menospreciada división de animación computada de Lucas Films.
Next no fue un éxito comercial, pero sus equipos eran de una excelencia legendaria. Mientras tanto, Windows dominaba el mundo y Apple, sin Jobs, languidecía y perdía el rumbo. En 1997 Next reincorporó a Jobs como CEO y adquirió NextSTEP, que se convertiría en el Mac OS X y cuyo código llegaría también a los iPhone y las iPad.
La división de Lucas Films fue rebautizada Pixar y en 1995 lanzaron el primer largometraje de animación computada de la historia, Toy Story. Pixar fue adquirida por Disney en 7000 millones de dólares. Jobs la había comprado por siete millones. Hoy la familia del extinto fundador de Apple es el principal accionista de Disney y los dibujitos animados de nuestra infancia se han subido en masa a la tecnología digital.
LA NACION

Tags: