La alternativa en la terapia: ampliando posibilidades

La alternativa en la terapia: ampliando posibilidades

Por Nicolás Pili
Con la idea de romper el paradigma de la medicina y los tratamientos tradicionales asociados a los trastornos de la salud mental, la psiquiatría incorpora elementos de la psicología y de disciplinas como el yoga, la música y la literatura para mejorar la calidad de vida de los pacientes centrándose no en cuan enferma está la persona, sino en cuan sana puede estar. Así lo señala el médico psiquiatra Hugo Pisa, ex miembro del equipo de psicogeriatria del Hospital Italiano de Buenos Aires y ahora uno de los directores médicos de la institución Integra Más. “En un punto, borgeanamente, ya está todo inventado. Decir que existe una nueva actividad o un nuevo tratamiento más efectivo, sería muy megalómano de mi parte. Lo novedoso está en la propuesta. Está en encontrar el tratamiento a partir de la persona y no la enfermedad. Eso filosóficamente te ubica en un lugar totalmente distinto”, cuenta Pisa, que es magister en Psicofarmacología de la Fundación Favaloro . Y agrega: “En esta época hay una tendencia hacia esto del ‘aprenda a controlar su mente, su cerebro, para vivir mejor’. Es como si todo siempre dependiera de vos. Eso no es más que un eslogan. Significa que si vos no podes hacerlo solo, controlarlo, quedas fuera y no servís; una mentira”.
Muchos de los talleres que dictan en la institución: cine, literatura, historia del arte, no están destinados exclusivamente a pacientes ni a un público específico, así como quienes los dictan no son necesariamente profesionales de la salud. “Son espacios donde no vas en categoría de paciente, sino de alumno. Y puede ir una persona que sea derivada por un terapeuta, pero también un profesional o simplemente alguien que quiera participar. Los talleristas tampoco son del palo ‘psi’; por ejemplo, el taller de yoga lo da alguien que es arquitecta. No está con el sesgo de estar con una mirada psicológica-psiquiátrica de la persona todo el tiempo”, señala. En otros casos puntuales, sí se crean programas destinados a quienes padecen patologías como trastorno límite de la personalidad o borderline. “En estos casos ya está estudiado que agrupar en ese sentido es positivo, por el intercambio que se produce, más allá de la experiencia personal, al enfrentarse con la situación o los síntomas del otro”.
¿Cuáles son los beneficios de estas terapias alternativas como el yoga o la relajación?
Te permiten procesar algún conflicto que estés atravesando desde otro lugar. En un trastorno de ansiedad, por ejemplo, algo que en psiquiatría es de todos los días, está demostrado que es efectivo, porque estimula la relajación y permite un manejo de la respiración. Pero eso por sí solo no hace que un trastorno se controle. Una terapia ayuda a tratar cuáles son las situaciones que hacen que uno se ponga ansioso. Dando una pastilla, no lo soluciono. Hablando sobre lo que me pasa únicamente o “respirando”, tampoco. Pensar que una sola cosa puede abarcar toda la complejidad que implica un padecimiento es un error. Es un conjunto de actividades que te permiten un mejor tratamiento.
¿Cuáles son los ejemplos o casos típicos a los que apuntan estos tratamientos?
Lo que suele ocurrir es que cuando una persona tiene un padecimiento o un sufrimiento, para no llamarlo enfermedad o trastorno, hay que tratar de que logre “estar fuera de”, que no esté aislada. Si uno divide los tratamientos, puede hacerlo en dos grandes grupos: los verbales y los no verbales. Entre los verbales, por ejemplo, la psicoterapia, que tiene una dirección, un objetivo. En cambio, los no verbales serían por ejemplo estas propuestas alternativas. La persona consigue llegar a exponer una cuestión más emocional, pero desde otro lado. Casi sin darse cuenta. Lo alternativo implica también no estar machacando sobre la situación. Por ejemplo estás triste, te separaste, pero no necesitas estar todo el tiempo hablando de que estás triste. Justamente, vos podes en una musicoterapia, por ejemplo, largarte a llorar por escuchar una canción. La expresión de esa tristeza por ahí no se logra hablando en una psicoterapia. Es muy positivo. Es como si en vez de entrar por la puerta, entraras por una ventana. En un taller como el de historia del arte, hay una salida a un museo. Todo esto tiene un sentido: el salir, encontrar otras inquietudes, te permite también salir de ese lugar de mirarse a uno mismo: mira lo que me pasa, lo que me hicieron. Eso que parece una obviedad, muchas veces es muy difícil de conseguir.
¿De qué manera podemos preservar la salud del cuerpo y la mente, prevenir futuras patologías?
Es una buena pregunta. En congresos profesionales de estos últimos años surgió como novedad que el paciente camine media hora por día. ¿Por qué? Porque se producen cambios biológicos, entre otros, que son beneficiosos para la salud mental. Si bien es algo que hacemos básicamente desde que aprendemos a pararnos solos, ahora se le da un sentido. La alimentación y la actividad física, como se viene diciendo desde el inicio de la medicina, son esenciales. Y algo que tiene que ver más con la modernidad, es que es necesario tener una mirada crítica de lo que se está haciendo. Las cosas las hago porque quiero y no por inercia. Es fundamental buscarse espacios para uno, de no actividad. Están saliendo libros que hablan sobre el cansancio, el aburrimiento, como algo necesario. En la sociedad actual decir que estuviste estancado, que no trabajaste un día, es sinónimo de enfermedad, de quedarse. Hay que valorizar esos momentos de “no hacer nada”. Es la típica imagen de Newton sentado bajo un árbol, Arquímedes sumergido en la bañera. Son situaciones necesarios en las que no hay un quehacer especifico. Es muy alienante en un punto, como señala Zygmunt Bauman, esa imagen de que la sociedad es una estatua que se arma y todos los pedazos que quedan afuera son vidas desperdiciadas o que no entraron en ese gran cardumen, como lo plantea Esther Díaz, otra filósofa. Hay que tener una mirada crítica de eso también. Ésta es una pregunta simple, pero como suele ocurrir, la más compleja de responder. Por ejemplo, el compartir con los hijos, con los amigos, con la pareja. Cuidar esos vínculos, también hacen a la salud mental.
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