El secreto para ganar con una app

El secreto para ganar con una app

Por Natalia Lesyk
La revolución del mundo móvil generó nuevas oportunidades de negocios tanto para los desarrolladores como para los fabricantes de smartphones. Actualmente, alrededor de dos de cada tres usuarios argentinos consumen datos desde el celular, según el informe ‘Telefonía móvil, segmento individuos -2014’, realizado por Carrier y Asociados. Sin embargo, en el universo app, no todo lo que brilla es oro. Para la consultora Gartner, el futuro es prometedor, pero a medias: “Según estimaciones mundiales, se espera que, en 2017, se hayan producido más de 268.000 millones de descargas, lo que se traducirá en u$s 77.000 millones”. Pero, en otra predicción, la consultora también plantea que “menos del 0,01% de las aplicaciones móviles serán realmente exitosas para sus desarrolladores en 2018”.
El especialista en publicidad online y mobile Nicolas Casco, CEO de D’arriens, explica que “en el mundo digital actual, existen más de dos millones de aplicaciones móviles. La cifra explica por qué los desarrolladores se enfrentan, continuamente, al desafío de popularizar su creación y, sobre todo, rentabilizarla. Muchas veces, pasan largas horas frente a la computadora programando para crear nuevas utilidades o juegos, pero no siempre consiguen un retorno monetario. Aún así, es cuestión de sentarse y probar”. Por su parte, Sonia Rizzitano, gerente de VAS y Marketing de MovilGate, destaca que “el fenómeno impulsó nuevas maneras de generar negocios”, como el de la mensajería instantánea (IM, por sus siglas en inglés). Uno de los ejemplos que grafican tal evolución es Line. Hoy, la app representa el core de la segunda empresa de IM gratuita más popular en el mundo. Cuenta con 500 millones de usuarios, 666 empleados y, durante el primer trimestre de 2014 tuvo ingresos cercanos a u$s 138 millones.
La aplicación surgió en junio de 2011, tras un terremoto que sufrió Japón que dejó gran parte de la infraestructura de telecomunicaciones del país en ruinas y motivó a la empresa NHN a desarrollar una aplicación móvil para facilitar las comunicaciones.
Alberto Casado, gerente de Marketing y Operaciones de su filial local, cuenta los ingredientes que conforman la receta para lograr tal éxito. “El principal, es el ADN de la compañía, el target y el capital disponible. Pero el fundamental es la masa crítica, en cantidad de usuarios. Esta es determinante al momento de rentabilizar un producto online”.
Y aclara, “no todas las empresas se crean con el propósito de ser rentables, en esta industria, muchas start-ups optan por crecer para, luego, vender la compañía a otra empresa más grande. Otras firmas tienen un modelo de negocio claro, pero no disponen de capital de trabajo para expandirse, por lo cual la masa crítica nunca es alcanzada y terminan fracasando”. Según recuerda el entrepreneur, la rentabilización de una app móvil depende de varios factores, entre ellos: la escalabilidad; los fees de intermediarios (por ejemplo, quién intermedia en el cobro del servicio); el posicionamiento en el mercado; el tamaño de mercado o la estructura de gastos, entre otros.

Apostar a lo movil
Para Brendan Quirk, líder regional de RSM Internacional en América latina, los social media están impulsando dinámicas estrategias cada vez más agresivas e innovadoras, que se centran en el servicio de la pre y post venta. Casado resalta que las apps representan uno de los principales canales, en ese sentido. “Una app, hoy, incrementa las ventas, atrae nuevos clientes, aumenta la frecuencia de compra, fideliza a los clientes existentes y modifica los hábitos de consumo”, indica.
Desde las oficinas de la desarrolladora de software TOTVS Argentina Rubén Bruno, gerente Senior de Consulting, agrega: “Es necesario tener una visión de evolución tecnológica a mediano plazo para preservar las inversiones realizadas”, explica . Y agrega, “este punto es importante porque con cada nueva versión de los sistemas operativos es necesario realizar una actualización del aplicativo, lo que implica inversiones cíclicas en desarrollo”.

Romper el cascarón
Cada desarrollador que programa una app tiene la ilusión de convertir su proyecto en el próximo Candy Crush, Angry Birds, Instagram o Whatsapp. Ese ideal estuvo también en la mente de Federico Cella, Gaston Bertrand, Nicolás Pereira, Sebastián Fulquet, Alex Bermudez y Donald Young al crear la aplicación de geolocalización y alerta comunitaria CityCop.
Cella cuenta que todo arrancó en un viaje de amigos vinculados al mundo tecnológico. “Teníamos mucho tiempo libre y hablando de todo un poco, uno de los temas que nos preocupaba era la inseguridad. Hicimos una lluvia de ideas y a partir de ver como otros GPS’s sociales eran tan exitosos en temas como el tráfico, surgió CityCop. Nos llevó varios meses bajar la idea a tierra e imaginarnos cómo debería ser una primera versión de esa app”, explica uno de sus creadores.
La start-up latinoamericana nació en 2013, financiada por inversores y emprendedores argentinos, brasileños y uruguayos con una inyección inicial de u$s 50.000. Tras ocho meses de trabajo de ingenieros, diseñadores, comunicadores y especialistas en Marketing, decidieron lanzar el piloto en Uruguay. Al poco tiempo, se expandió a Brasil y la Argentina y al resto del mundo. Hoy, está disponible para las plataformas móviles (iOS y Android) y web (Windows y OS) y cuenta con más de 10.000 descargas en la tienda de Google. “Lo más importante es la simplicidad y la facilidad de uso. El usuario busca extraer el valor de una app en pocos segundos, de forma directa y con la menor cantidad de interacciones posibles. En éste terreno se incluyen factores como el diseño o la performance”, comenta.
Para el entrepreneur, las aplicaciones que no logran darle ese retorno inmediato al usuario, poco a poco, pierden tracción frente a otras aplicaciones. Una segunda instancia la identifica en el valor y que éste esté integrado a la vida del usario. “Los usuarios buscan soluciones para mejorar algún aspecto de su vida de día a día offline, con aplicaciones online”, sostiene Cella.

En busca del modelo
Como en todo emprendimiento, la recuperación de la inversión representa otro de los retos. Para el mundo app, los especialistas coinciden en que hay tres grandes modelos de negocios. El primero – y el más común- son las aplicaciones gratuitas con ingresos mediante publicidad. Permite, por un lado, recuperar ingresos via clicks de los usuarios en las publicidades y, por el otro, sirven como demo para una versión paga.
Otro modelo está basado en una aplicación gratuita más un pago por suscripción, por ejemplo, en contenidos (‘In App Purchases’). Es muy utilizado este formato en lo que respecta a revistas y diarios. Puede implicar un espacio de ‘ítem selling’ que es la compra de objetos o mejoras, por ejemplo, en un juego mediante dinero virtual.
Por último, uno muy conocido en la práctica es de aplicaciones con descarga de pago. Es un modelo tradicional, donde se establece el precio por descarga y las tiendas, tras aplicar su comisión sobre ventas, nos liquida el proporcional de los ingresos. Muchas veces, hay un demo de prueba que sirve para que el usuario testee y compre.

La pata tecno
Una vez que se logra encarar la parte más comercial del proyecto, hay que sentarse a programar. Para ello, Nicolas Casco recomienda comenzar con el sistema operativo más popular, como es Android y “principalmente las versiones 2.0 para arriba”. También, recomienda guardar espacio para los banners si se quiere monetizar el negocio vía publicidad. “Así, se ganará tiempo para cuando se comiencen a conseguir anunciantes”, explica. Le sigue, conocer los términos y condiciones de cada tienda, antes de comenzar a desarrollar, entre otros.
Tras surgir, en 2008, con la seducción de crear un mercado global, la oportunidad app presenta una maduración que, hoy, exige, como todo negocio, apuntalarlo sobre una necesidad real e insatisfecha del usuario.