Cómo funciona SIBIOS, el archivo que almacenará todos los datos personales

Cómo funciona SIBIOS, el archivo que almacenará todos los datos personales

Por Javier Borelli
Si el Estado argentino nunca hubiera usado su aparato represivo contra su población y las fuerzas de seguridad hubieran respondido siempre a su mandato constitucional, no habría tantos motivos para desconfiar. Pero la historia reciente de nuestro país ha dejado un legado de sospecha sobre la obtención y el uso de la información personal. Por eso despierta recelo que exista una base donde próximamente se almacenarán los datos biométricos de todos los habitantes. ¿Qué puede hacerse con esa información? ¿Quién controla su utilización?
El 15 de julio pasado, algo les llamó la atención a los médicos del Hospital Ángel Padilla, de San Miguel de Tucumán, respecto de un paciente que había ingresado con una fractura expuesta en su pierna derecha, tras un accidente con su moto. Quizá que no aparentaba los 22 años que decía tener, o que las personas que lo acompañaban lo llamaban Carlos en lugar de Miguel o Álvaro, primer y segundo nombre con el que se había identificado. La inquietud fue mayor cuando la policía les informó que habían recibido un llamado anónimo que advertía que el joven internado había falseado su nombre, que podría tratarse de un hombre buscado por un delito. Minutos después, y previa toma de la huella digital, el comisario Héctor Albarracín confirmó que se trataba de Carlos Daniel Ramos, de 28 años, y que desde 2012 tenía “pedido de captura por robo agravado”.
El caso es uno de los ejemplos que muestra la efectividad del Sistema Federal de Identificación Biométrica (SIBIOS) y que destaca el comisario inspector Juan Antonio Calderón, titular de la Dirección General de Registros y Ciencias Biométricas de la Policía Federal, responsable de su funcionamiento. “Este sistema nos da una riqueza impresionante para el trabajo preventivo, porque hay un montón de gente que está prófuga de la justicia”, explica a Tiempo Argentino.
El sistema al que hace alusión fue creado el 7 de noviembre de 2011 a través del Decreto 1766 firmado por la presidenta Cristina Fernández, que ordenó al Registro Nacional de las Personas (Renaper) brindar la información biométrica de todos los habitantes al Ministerio de Seguridad, para integrarlos al Sistema Automatizado de Identificación de Huellas Digitales (AFIS) y de rostros de la Policía Federal. Desde aquel día, todos los datos que uno suministra al renovar el DNI o el Pasaporte pasan a formar parte de una gran base a la que también tienen acceso Gendarmería, Prefectura Naval, la Policía de Seguridad Aeroportuaria y la Dirección Nacional de Migraciones. También por medio de aquel decreto se invitó a la Ciudad de Buenos Aires y a las provincias a adherir al sistema “con miras a que puedan formular consultas biométricas en tiempo real” y con el objeto de “optimizar la investigación científica de delitos y el apoyo a la función preventiva de seguridad”.

¿BIOQUÉ? Los datos biométricos permiten identificar a una persona a partir de sus rasgos físicos mediante la aplicación de algunas técnicas matemáticas y estadísticas. En el caso del SIBIOS, los datos que reúne son básicamente las huellas dactilares y la fotografía, que a la vez son cruzados con los datos patronímicos que uno brinda: nombre, información de los padres, estado civil y domicilio, entre otros. Con esos datos se puede, por ejemplo, identificar a una persona sobre la base de una imagen.
El video del enfrentamiento entre dos facciones de la barra brava de Boca Juniors, en julio de 2013, le sirve al perito de la policía encargado del mecanismo de reconocimiento facial para demostrar cómo funciona. Congela la imagen de una de las personas involucradas cuando queda de frente a la cámara y corre una búsqueda. Casi automáticamente aparecen debajo una decena de rostros que comparten características.
“Todos los sistemas biométricos son matemáticos, trabajan con puras medidas, por eso los resultados los muestran con un score: ese número permite determinar quiénes compatibilizan más”, explica Calderón. Los rostros con el puntaje más alto son analizados luego por expertos que observan, por ejemplo, cómo es el crecimiento de pelo en la cabellera, en la ceja, la forma de la nariz, la boca, la comisura de los labios o las orejas. “Pero, cuidado, este sistema trabaja con aproximaciones”, aclara el director. “La huella es el sistema más confiable de identificación. Puede haber un duplicado sólo en 1000 millones de casos. En la foto dependés mucho de las variables externas”.

CUESTIONAMIENTOS. “Cuando me enteré de que esto se podía hacer dije que sería un salto cualitativo muy importante en la seguridad, en la lucha contra el delito, sobre todo hoy que prácticamente hay cámaras en todos los lugares”, señaló la presidenta al firmar el decreto. Esa característica de estar ubicuamente identificado es la que produjo mayor resistencia entre las organizaciones defensoras de la privacidad y los derechos civiles en el país y en otras partes del mundo donde se llevaron a cabo iniciativas similares.
En el Reino Unido, por caso, el Parlamento derogó en 2010 una ley que cuatro años antes había creado un Registro Nacional de Identidad luego de que las encuestas demostraran que más de la mitad de la población se oponía. En Francia, el Consejo Constitucional vetó en 2012 los artículos de otra norma que ordenaba la recolección de datos biométricos en un fichero nacional por considerarlo incompatible con los derechos fundamentales del país, incluido el derecho a la intimidad y la presunción de inocencia.
“Es de enorme importancia que los activistas puedan permanecer anónimos en las manifestaciones públicas, en particular cuando están en desacuerdo con un gobierno. SIBIOS no sólo amenaza la privacidad de los ciudadanos y el derecho a la protección de sus datos personales, sino que también involucra una seria amenaza a los derechos civiles y políticos”, reflexionó Beatriz Busaniche, de la Fundación Vía Libre, al conocerse el decreto. Pero la identificación de rostros no es el único motivo de desconfianza. “Como demuestran distintos estudios, el Estado no cuida adecuadamente los datos personales de los ciudadanos. No tiene criterios únicos de seguridad y ha habido problemas en el manejo de datos. Si eso es así, un sistema como SIBIOS –que básicamente busca recolectar información de manera centralizada, en una única base de datos– aumenta los riesgos”, asegura Eleonora Rabinovich, directora adjunta de la Asociación por los Derechos Civiles.
“Para que la ciudadanía se quede tranquila, nada sale de acá sin un requerimiento de la justicia en el marco de una investigación o, como establece la Ley de Protección de Datos Personales, sin un pedido de alguien que quiere saber qué información tiene de él la Policía Federal”, agrega el comisario inspector, quien se declara “a favor de las auditorías” y receptivo a las críticas. “A veces se estigmatiza a la base pensando que estamos haciendo un control perverso de los ciudadanos. Lejos estamos porque no tenemos tiempo, ni cámaras. ¿Por qué vamos a intervenir? ¿Bajo qué circunstancia? Estaríamos haciendo algo sin jurisdicción ni competencia, sería algo ilegal”, concluye Calderón.
TIEMPO ARGENTINO

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