Un premio a las portadas

Un premio a las portadas

Por Norberto Baruch
La Society for News Design (SND), que otorga los galardones considerados los Pulitzer del diseño, ha premiado con Life Achievement Award 2014 al diseñador español Rodrigo Sánchez, por toda su carrera profesional. Sánchez, responsable de las famosas tapas del suplemento Metrópoli del diario El Mundo de Madrid, es el único diseñador del mundo que ha sido dos veces consecutivas Best of Show de la SND y uno de los “25 Most Influential Moments in News Design”. Según lo reconoció la misma SND, su aporte ha sido comparable con el nacimiento del USA Today o con la aparición de las Macintosh.
“Llego a Metrópoli por casualidad como muchas cosas importantes en la vida. Cuando la dirección del periódico decide dar un nuevo aire al suplemento, Carmelo Caderot, director de Arte de El Mundo, andaba muy ocupado con otros proyectos del diario. Yo pasaba por allí y… así empezó todo.” Con la humildad que caracteriza a los grandes, Sánchez habló con Tiempo Argentino, en exclusiva.
“Metrópoli llevaba ya cinco años en el mercado, pues había nacido casi un año después que El Mundo. Date cuenta de que hablamos de 1995, con un diseño creado en 1990. Había llegado el momento de rediseñar la revista. Yo, por entonces, sólo me dedicaba al suplemento dominical como redactor jefe de Arte, y tenía tiempo suficiente como para ampliar mis ocupaciones.” La idea de empezar con una nueva publicación, muy diferente a lo que estaba acostumbrado Sánchez, fue el disparador ideal. Él nunca había diseñado una especie de guía de entretenimiento, con contenido periodístico especial para un tipo de lector distinto.
En aquella época, Sánchez solía dejar la realización de la tapa para el final. Era su método. Ahora, confiesa, hace todo lo contrario, y a continuación cuenta los secretos de sus trucos, como mago al que no le importa ser sancionado por el sindicato de prestidigitadores. “Para Metrópoli, debí de hacer unas 15 cabeceras diferentes y, la verdad, es que me gustaban todas. Fui descartando propuestas hasta quedarme con la más simple, la de ahora. Nunca pensé que ese diseño fuese a aguantar tanto tiempo y de manera tan fresca.”

–Este premio que te da la SND tiene mucho que ver con estas tapas de Metrópoli. Pero, ¿has tenido malas portadas?
–(Rodrigo ríe con ganas) ¿Cien, doscientas? Creo que no tienes espacio en el diario para tanta miseria. En serio, han sido muchas, pero cada uno de esos fallos ha sido el camino del acierto de otras muchas. Siempre me he tomado Metrópoli como una vía de investigación gráfica, como un terreno para la experimentación y para mi distracción y divertimento. La mayoría de las veces se acierta y alguna no, pero sin riesgo no hay éxito. Cuando finalizo un trabajo siempre pienso que podría haberlo hecho mejor si hubiera tenido más tiempo, que podía haber sacado más de aquí o de allí… que si aquí me quedé corto, pero que allí me pasé. Bueno, creo que el conjunto, al final, ha quedado equilibrado. Y, además, no nos equivoquemos. Esto no es más que la portada de una revista dentro de un inmenso conjunto de publicaciones y suplementos. No creo que lo que haga o deje de hacer altere la vida de nadie ni que cree ni derroque gobiernos. Esto es para divertirse, entretenerse y llamar la atención.
–Vos hablás de hacer que el lector le dedique más de cuatro segundos a la contemplación de una imagen, pero también agregás que, si es necesario, démosle cuatro minutos. Y, si es posible, démosle toda una vida para pensar en ello y que trate de averiguar qué es lo tratamos de contarle. ¿Qué quiere decir esto?
–Nos dedicamos a una especialidad efímera. Tanto, que prácticamente nada más entrar en rotativas nuestro producto empieza a estar antiguo, obsoleto. Cualquier cosa que supere ese tiempo ya es un triunfo. Si además consigues que un lector, aunque sea sólo uno, se guarde tu portada como recuerdo o la cuelgue en su cuarto, eso lo consideraría un milagro. Y te aseguro que he recibido cartas de que ese milagro ha existido. Si alguien hace eso es que piensa que, o bien hemos conectado con algo muy profundo suyo, o bien le hemos emocionado con nuestra propuesta. Si, además, lo conseguimos sin poner en portada a una chica desnuda o a un grupo de música de moda, pues eso ya es la quintaesencia del portadista. Creo que la base de todo es la búsqueda de lo inesperado, sorprender cada semana, arriesgar con nuestra imaginación o recurrir a las tripas de la emoción. Riesgo, pasión, imaginación, fuerza y trabajo.
TIEMPO ARGENTINO