16 Oct En la Argentina, por ahora descartan emitir una alerta para la población
Por Fabiola Czubaj
La aparición de un caso sospechoso de Ébola en Brasil acercó a las fronteras argentinas en menos de 24 horas una realidad que todavía parecía distante. Con más de 1000 millones de personas que cada año se trasladan de un país a otro por aire, mar y tierra en todo el mundo, la responsabilidad de adoptar ciertas medidas de prevención básica supera a los sistemas sanitarios nacionales.
Lavarse las manos varias veces al día sigue siendo la principal recomendación de las autoridades de salud pública. “Si una persona tiene que viajar a los países de África Occidental que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera con alta transmisión del virus del Ébola, que son Liberia, Guinea, Nigeria y Sierra Leona, tiene que tomar la precaución de no entrar en contacto con personas que estén enfermas”, dijo a LA NACION el doctor Jaime Lazovski, viceministro de Salud argentino.
En la Argentina, la detección de un caso sospechoso en el país vecino no es, para las autoridades sanitarias locales, un motivo suficiente para modificar las recomendaciones vigentes.
“La alerta sanitaria actual rige exclusivamente para los servicios de salud. No hay motivo alguno para que la población esté en alerta”, sostuvo el funcionario.
Desde el punto de vista epidemiológico, para emitir una alerta a la población debe existir circulación y transmisión de un virus en la comunidad. “Pero si un argentino viaja a un país de transmisión activa del virus, donde hay brote de Ébola, y dentro de los 21 días posteriores a esa visita tiene fiebre, debe ir rápidamente a un médico o a cualquier centro de salud y decirle al profesional que lo atiende que estuvo en una zona afectada -agregó Lazovski-. Ésa, que es una indicación para todos los viajes en general, muchas veces los viajeros no consideran que se trate de un antecedente diagnóstico útil. Y en una situación como la actual, es fundamental.”
El período de incubación es de entre dos y 21 días (en promedio, entre ocho y diez días). “Las personas sin síntomas, en período de incubación, no son contagiosas”, aclaró la doctora Ana Colombini, del Servicio de Infectología de la Clínica San Camilo. “Luego, pueden desarrollar en forma abrupta fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, dolor de estómago, vómitos, dolor de garganta y erupción en la piel. En la etapa avanzada, aparecen las hemorragias internas y externas. Los análisis de sangre pueden revelar insuficiencia hepática y renal, una disminución de los glóbulos blancos y las plaquetas hasta la insuficiencia de múltiple órganos, lo que eleva la probabilidad de muerte.”
Sobre qué precauciones debería tener si una persona viaja a un país con casos de enfermedad por el virus del Ébola, la infectóloga fue directa: “Es preferible evitar el viaje”. Si eso no es posible, adhirió a las recomendaciones anteriores e insistió en practicar una buena higiene, evitar el contacto con sangre, líquidos corporales u objetos que pudieron haber estado en contacto con esos fluidos de una persona infectada y, si es posible, no concurrir a los hospitales con pacientes internados por Ébola.
En la ciudad de Buenos Aires rige un protocolo de atención de casos sospechosos para el sector de salud público y privado. Si se presenta una persona con fiebre de 38°6 o más, diarrea y vómitos, debilidad intensa, dolor muscular y dolor de cabeza -que haya estado de visita o en tránsito en los países con transmisión activa del virus- los médicos deberán comunicarse al 107. Lo mismo deberán hacer los operadores de los servicios de ambulancias privadas. El traslado de los casos sospechosos lo hará exclusivamente el SAME y la derivación será al Hospital Muñiz, donde hay una sala de aislamiento con 14 camas.
La provincia de Buenos Aires difundió un plan de acción ante el eventual ingreso de casos sospechosos, que incluye el potencial traslado aéreo a los seis hospitales de referencia provinciales.
LA NACION