Días de playa en Cuba

Días de playa en Cuba

Por Andrés Fernández
Varadero se despereza a solo 134 kilómetros de La Habana, y es, desde hace muchos años, la playa más famosa de la isla. No le faltan méritos para ese título, ya que sus 26 kilómetros de arenas impolutas y mar calmo y transparente alcanzan para considerarla un paraíso. Su impresionante infraestructura hotelera se suma a numerosas opciones de entretenimiento, tanto durante el día como por la noche, tiempo de espectáculos y fiestas.
Pero quizá el verdadero tesoro de Varadero es el menos admirado por los turistas: sus fondos marinos poseen más de 40 tipos de corales, una enorme diversidad de peces, langostas, camarones, cangrejos, tortugas y más de 60 tipos de moluscos. Lo bueno es que en casi todos los resorts hay personal especializado con equipos que permiten inmersiones con snorkel y traje de buzo para descubrirlo. El lugar más especial es el llamado Hoyo Azul Ojo del Mégano, una enorme caverna de 70 metros de diámetro, donde se nada entre paredones sumergidos, barreras de coral y enormes bancos de peces multicolores.
Ya sobre la superficie, los amantes del golf tienen su lugar en el Meliá Varadero, que cuenta con un campo profesional de 18 hoyos y un alojamiento de lujo emplazado en la antigua casa del marqués de Dupont.
Pero Varadero no es solo un puñado de playas por las que pasearse y descansar. Hacia el este, ya en la provincia de Ciego de Ávila, hay otros dos destinos imperdibles: Cayo Coco y Cayo Guillermo. Bañado por las aguas del Canal Viejo de Bahamas, el primero debe su nombre al ibis blanco (popularmente conocido como pájaro coco), y encuentra su conexión con tierra firme a través de un camino de 17 kilómetros construido sobre el mar. Sus hermosas playas justifican un lugar de privilegio entre los destinos más visitados de Cuba, mientras que los bosques y las lagunas interiores invitan a largas y relajantes caminatas, lejos de las jornadas programadas de los resorts.
Allí, por la mañana temprano o al atardecer, no hay espectáculo comparable a observar las enormes colonias de flamencos rosados flameando al sur del cayo. Más tarde, los otros imperdibles serán los platos del restaurante Rocarena y una noche de fiesta en La Cueva del Jabalí.
La magia de Cayo Guillermo
Cayo Guillermo es un minúsculo islote de apenas 13 kilómetros cuadrados cuyas tres playas, pero sobre todo la llamada Pilar, son consideradas las más hermosas de la región. El entorno es muy diferente al del resto, porque la costa está bordeada de dunas, las más altas del Caribe, que alcanzan hasta 15 metros.
Del lado sur de la isla, de cara al Mar Caribe, Cayo Largo es un islote que en su parte más ancha alcanza seis kilómetros, y apenas uno en la más angosta. Sus 27 kilómetros de playas son de los más bellos que puedan encontrarse en Centroamérica, y sus fondos marinos fueron calificados por la National Geographic como los mejor conservados del planeta. Más de mil habitaciones, agrupadas en hoteles y villas, reciben a los turistas cuyos días de descanso suelen transitar entre excursiones náuticas a los vecinos cayos de Rosario, Rico, Cantiles e Iguana y a la Isla de la Juventud, además de visitas a los manglares en los que habitan centenares de especies de aves. Para los amantes de la vida de playa, las más recomendables resultan Paradiso y Lindamar, resguardadas e íntimas. Las arenas de Sirena tienen la peculiaridad de no calentarse por muy fuertes que sean los rayos del sol, mientras que Blanca posee el encanto de estar protegida por peñones, y Tortuga, tal como su nombre lo indica, es la elegida por los quelonios en la época de desove.
EL CRONISTA