“Deseamos que nos protejan”

“Deseamos que nos protejan”

No muchos lo saben, pero para Denzel Washington hacer películas es un proceso de colaboración. Le gusta trabajar con escritores, directores, productores y actores mancomunados. ¿El objetivo? Lograr la mejor película posible. Y su último film, El justiciero, que esta semana llegÓ a las salas argentinas, y trata sobre un oficial de inteligencia retirado que se convierte en un guardián de los indefensos cuando decide ayudar a una joven prostituta, es un buen ejemplo de ello, retrató Tiempo Argentino.
“El director Antoine Fuqua hizo un gran trabajo. Escribió un excelente guión primero que todo. Y luego lo pulió hasta convertirlo en algo grandioso”, cuenta Denzel con entusiasmo. Y agrega: “Se trató de un rodaje físicamente exigente, como casi siempre ocurre con las películas de suspenso y acción. Pero estamos muy satisfechos.”

–Reincidís con Antoine Fuqua, luego de Día de entrenamiento, estrenada en 2001. ¿Por qué te gusta trabajar con él?
–Sí, con Antoine nos fue muy bien en esa película. Y por eso pensé que sería cosa del destino reunirnos de nuevo en el momento correcto, cuando las estrellas se alinearan. Por suerte, éste era un buen proyecto para él; de hecho recuerdo que hace unos años vi una cinta suya, se llamaba Asesinos sustitutos (1998), que me pareció en cierta forma su homenaje a John Woo, así que gracias a ella lo buscamos para que trabajara en Día de entrenamiento. Sabía que tenía un gran estilo visual y creo que sabe muy bien cómo filmar, y que integra las películas de forma genial y que teníamos un guión que nos pareció idóneo para él. Y, la verdad, retribuyó nuestra confianza.

–¿Qué toma la película de la vieja serie de televisión del ’85-’89?
–En realidad nunca había visto la serie. Quizá sí vi un poquito cuando era niño, cuando era más joven, pero no lo recuerdo. Además, en verdad no buscamos emular la serie sino básicamente usarla como disparador. Supongo que mantiene la misma premisa: un tipo que viene de un lugar algo oscuro, un tipo del que no sabemos mucho, que equilibra situaciones.

–Tu personaje, Robert, es un gran solitario. ¿Ayudaste a desarrollar esa faceta suya?
–Añadí el elemento del trastorno obsesivo compulsivo. Lo escribimos y en cierta forma lo interpreté, aunque luego recortamos muchos minutos. Decidí que también sufría un trastorno obsesivo compulsivo; tiene unos hábitos peculiares. Intenté enriquecer el personaje un poco más para que no fuera sólo una historia de disparos, muerte y armas. Creo que hicimos un buen trabajo para lograr eso.

–¿Investigaste sobre el trastorno obsesivo compulsivo?
–Sí, por supuesto. Es un trastorno interesante y afecta a la gente en distintas formas. Hice más de lo que quedó grabado en la película. Es muy peculiar y las personas tienen distintos problemas. Algunas se deben lavar las manos, otras hacer ciertas cosas cierto número de veces antes de que puedan funcionar. Así es la conducta obsesiva. Esto me dio un buen papel pues no es simplemente el tipo perfecto. Tiene problemas que trata de superar. Eso lo hace mucho más interesante.

–La escena en la cafetería, en particular cuando leés a Hemingway, es excepcional. ¿Estaba en el guión?
–La mejoramos un poco. Estaba escrita y la mejoramos. Antoine y yo en serio le invertimos tiempo al personaje, el modo en que dobla el mapa y la forma en que retira la bolsita de té, porque son parte de su conducta obsesiva. Te empezás a preocupar por el tipo; eso ayuda a entender su conexión con la mujer. Son dos almas solitarias, dos almas rotas, y no sabemos la razón por la cual vive de esa forma. Realmente no deseamos quedar abrumados por detalles pero, como dije, es obvio que es más que simplemente un guardián. La historia de trasfondo, para mí, que no está en la pantalla, es que destruyó su matrimonio y su relación con su esposa y no desea recordar eso. Sin embargo lo hace porque no puede darle la espalda a esta joven que tiene problemas.

–Él tiene sólidos principios morales. ¿Esa parte del personaje te pareció atractiva?
–Sí, totalmente. Cuando nota lo que le ocurre a esta chica, Teri, se siente obligado a ayudarla debido a que tiene una sólida moral. Creo que son almas gemelas. Es una relación extraña, pero siente algo por ella y obviamente se indigna al ver lo que le hacen, no sólo a ella, sino también a otras jóvenes.

–Es un papel diferente para Chloë Grace Moretz, la actriz de Kick-Ass. Un superhéroe sin super poderes y Déjame entrar, ambas de 2010. ¿Cómo fue trabajar con ella?
–Es bastante madura. Muy profesional y muy seria con su trabajo. Espero que no trabaje demasiado, pero la razón es evidente, pues ella es muy buena, aunque también aún es pequeña, más allá que no le agrade que alguien diga eso (risas). ¿Cuántos años tiene? (más risas). Aún es adolescente, pero se está convirtiendo en una joven mujer. Es muy dulce y concentrada, e hizo un excelente trabajo.

–También tienen un formidable villano en Teddy de Marton Csokas, conocido por su trabajo como Celebron en la saga de El señor de los anillos. ¿Cómo fue trabajar con él?
–Es un villano grandioso. Es divertido. Había por ahí un comercial en donde decían que siempre se elegía a un británico para interpretar al villano y no pensé en eso. Ahora me digo, “¡Dios, quizá hay algo de verdad en eso!” Son grandes actores, la mayoría proviene del teatro. De hecho acabo de trabajar con otra británica, Sophie Okonedo, que es una actriz maravillosa. Podemos aprender mucho de los británicos. Trabajan en teatro y reciben una excelente formación. Eso es lo que necesitamos, debemos continuar con eso. Realmente creo que los actores aprenden a interpretar en el teatro, no en las películas.

–La exigencia para las películas de acción se eleva cada vez más y las secuencias suelen estar genialmente coreografiadas. ¿Cómo te preparaste para esas escenas?
–Comenzamos a trabajar en las peleas con los expertos en artes marciales muy tempranamente. Ensayamos durante meses antes del rodaje, así que cuando filmamos las escenas sabíamos lo que queremos y las tomas que queremos a usar. La verdad, invertimos mucho tiempo en eso.

–¿Disfrutaste el aspecto físico del papel?
–Sí. Me gustó el aspecto físico del trabajo. Fui boxeador durante 20 años. Me gusta boxear y aprecio a los luchadores y los artistas marciales. Aprecio su pericia y lo buenos que son.

–¿Creés que esta película refleja los miedos contemporáneos debido a que vivimos tiempos de incertidumbre?
–Bueno, es increíble que digas eso, porque mucha gente ya lo ha dicho, ya lo ha visto e incluso ya lo ha leído. No considero esto en términos de lo que siente la sociedad, simplemente me integré al papel. Pero sí, supongo que se relaciona con eso. Deseamos sentirnos importantes, como si fuéramos el número uno, lo cual es cada vez más difícil de lograr. Nos agrada sentirnos protegidos, saber que le importamos a alguien. Pienso que en cien años en el futuro las personas dirán: “¿Cuál es el efecto a largo plazo de tener demasiada información?”. Vamos a recordar esta época de información y no trabajamos mucho sobre el efecto que tiene la falta de privacidad. ¿Cuál es el efecto a largo plazo de tener tanta información? Pienso que esto es parte del miedo que sentimos. Deseamos que nos cuiden y nos protejan.

–¿Considerás que ahora disfrutás más la actuación que cuando eras más joven y tenías más presión por encontrar trabajo?
–Ahora estoy en un lugar en el cual me emociona darle lugar a otros. Y he recibido muchas buenas noticias en ese aspecto. También se trata de tener objetivos y tomar riesgos, por ejemplo, decidirme a trabajar en la obra de teatro A Raisin in the Sun. Era una actuación realmente seria y deseaba ese tipo de retos. Hace un par de años me sentía aburrido y tuve que decir: “Okey, ¿qué vas a hacer al respecto?” Y la respuesta fue: actuar más en teatro, porque no hay tiempo para aburrirse ahí, eso es seguro. Me gusta dar lo mejor de mí en cualquier situación. No me gusta sentarme en un set y al tercer día de filmación sentir: “¿Qué hago acá?”. Prefiero hacer siempre lo que en verdad me gusta y me esfuerzo al 100 por ciento cuando estoy en un set y se enciende la cámara. Para eso estoy acá.
TIEMPO ARGENTINO