Adiós a Oscar de la Renta

Adiós a Oscar de la Renta

Por María Agustina Vissani
“Por su aporte inagotable a la moda, por su generosidad y espíritu solidario, por ser el más universal de los dominicanos, pedimos que una calle de Santo Domingo lleve el nombre de Oscar de la Renta.” Así cerro el discurso inaugural de Dominicana Moda su director artístico, Sócrates McKinney, este lunes por la noche. Fue recién una hora después que trascendió la noticia que puso de luto al mundo fashion: el diseñador dominicano Oscar de la Renta falleció en su casa de Connecticut, tras una larga lucha contra un cáncer. Nadie podía creer lo que se rumoreaba. Hacía minutos todos tuiteaban e instagrameaban usando el hashtag #UnaCalleParaOscar y de repente las mismas redes sociales traían la noticia de su muerte.
De la Renta tenía 82 años y estaba enfermo desde 2006. Aunque trabajó hasta el final (vistió a Amal Alamuddin para su casamiento con George Clooney), hacía pocos días que había elegido a su sucesor de diseño: Peter Copping, ex director creativo de Nina Ricci. Y ese gesto había prendido alarmas entre quienes lo reconocían por ser un incansable trabajador. Es que desde sus inicios como ilustrador de los diseños de Cristóbal Balenciaga en los años 50, su pasaje por la casa Lanvin, su desembarco en Estados Unidos de la mano de Elizabeth Arden, hasta lograr fundar su propia firma que comandó ininterrumpidamente desde 1965, De la Renta nunca dejó de crear, de sentir las necesidades de la mujer y materializar los más fantásticos vestidos.
La gran virtud que reconocen todos sus colegas es la capacidad que tenía para abstraerse de las modas y diseñar exclusivamente para que la mujer se vea linda, se sienta la mejor. Aunque es cierto que su estilo romántico parecía apuntar a la idea más clásica de la femineidad, la de la fragilidad y la sutileza, el diseñador dominicano siempre tuvo en su cabeza a mujeres poderosas, capaces de tomar decisiones. En una de las últimas entrevistas que dio dejó claro que no diseñaba para quienes definen sus guardarropas según el gusto de su marido. “En el pasado las mujeres veían un modelo en color rosa y rojo; preferían el rojo, pero sabían que a sus maridos les gustaría más el rosa. Se compraban el rosa. Hoy se compran el rojo.”
Así es que no por romántico era de esos que añoran tiempos mejores. Por el contrario, celebraba el papel de la mujer actual, mucho más fuerte y decidida. Fue grande entre los grandes de la moda. El primer diseñador americano en Paris Fashion Week, presidente del Consejo de Diseñadores de América, y el preferido en alfombras rojas y eventos de la alta sociedad. Vistió a las primeras damas Jackie Kennedy, Nancy Reagan, Hillary Clinton, Laura Bush y Michelle Obama. Pero no fue sólo alta costura y elite; logró difundir su nombre de forma masiva creando perfumes, una marca de moda low cost (O by Oscar de la Renta) y hasta una línea deco.
En Santo Domingo se sigue viviendo la Semana de la Moda (termina el próximo sábado) y en cada esquina se está hablando de Oscar y su legado. Alguien recuerda haberlo visto varias veces jugando dominó en las plazas de Punta Cana. Otros hablan de su costado más solidario y mencionan el orfanato El Hogar del Niño que creó en La Romana. No hay quien no lo piense como el embajador dominicano en la moda mundial.
“Oscar hacía muchísimo por ver crecer el diseño de su país. El hecho de que nos haya dejado justo en el momento de la inauguración es una diosidencia. Los que lo conocimos sabemos que no sólo estamos despidiendo al gran caballero de la moda, se acaba de ir una persona con visión y un gran corazón”, sostuvo la directora de Dominicana Moda, Mirka Morales.
LA NACION