02 Sep Popovich, el hombre que diseñóal mejor equipo del mundo
Por Diego Morini
Hijo de un padre serbio y de una madre norteamericana (con padres croatas). De pocas palabras, pero las necesarias en el momento justo. Un trabajador incansable, intenso, perspicaz, estudioso, obsesivo, agresivo, extremadamente severo, pero con el don de ser exacto en su términos como para no herir. Cada acción tiene su causa y su efecto. Nada es casual, o sí, pero no en este caso. Porque mientras celebraban sus muchachos, él se acercó a Ray Allen, una riquísima porción de historia de la NBA, para hablar, se quedó allí unos minutos y aquello no lucía a charla consuelo, se presumía a honor, a respeto, a reconocimiento. Son 17 años como el autor intelectual principal de los Spurs. Son casi dos décadas de éxitos, de la construcción de una magnífica obra maestra del básquetbol, que coronó su quinto anillo y le mostró al mundo la manera más pura y auténtica de practicar deporte en el alto nivel. Es simplemente Gregg Popovich.
“Este equipo demostró de qué está hecho. Después de la devastadora derrota del año pasado, este grupo supo demostrar su fibra en el campo. Es un orgullo ser el entrenador.” Así de simple y contundente, sin estridencias, dice y contrae su gesto. No regala sentimientos, este cerebro que se comenzó a forjar en el mundo del básquetbol en la US Air Force Academy, donde jugó en el equipo durante cuatro años. Coach Pop estudió ciencias soviéticas y, tras graduarse, en 1974, ingresó a la Central de Inteligencia de los Estados Unidos. “Reconozco que siempre he sido una persona curiosa. Siempre me ha gustado saber algo más, y siempre he encontrado fascinante encontrar la manera de llegar a los demás, a ese punto recóndito de su mente, donde es capaz de escucharte”, dijo en una entrevista hace un tiempo el hombre que desde muy joven se destacó por combinar lo visceral con lo neuronal. Y eso hasta significó que algunos en la franquicia lo apodasen Dr. Xavier (en referencia al personaje de la serie X-Men que es capaz de controlar las mentes).
Y así logra conseguir cada cosa que se pone por delante, por eso construyó una dinastía. Porque Peter Holt le dio las llaves del club a Popovich, que junto con R.C Buford, el gerente general, lograron edificar este monstruo llamado Spurs.
“Hay muy buenos jugadores que no venden camisetas, a los que quizá no les quede tan bien la camiseta por dentro como a otros, o que no lleven unas zapatillas tan bonitas… pero que son mejores jugadores. Un gran entrenador no quiere a los mejores jugadores. Quiere a aquellos jugadores que son mejores para entrenar; que se dejan enseñar. Tengo a Tim [Duncan] conmigo, a quien jamás he tenido que levantarle la voz. Tony [Parker] llegó aquí, a San Antonio, sin tener ni idea de nada, y ahora sabe perfectamente lo que el equipo necesita a cada segundo del partido. Y mira a Manu [Ginóbili]: es uno de los tipos con más talento que jamás he tenido el privilegio de entrenar”, dijo Popovich.
Sin concesiones. No hay términos medios ni tibiezas para él. “Al diablo con el Big Three, no pienses en ellos. Estás aquí por algo, para ganar. Sos el motor que necesita el equipo, tenés por delante tu vida, luchá por ella”, con esas palabras convenció a Leonard de que debía salir a jugar esta final ante los Heat, y el pequeño Kawhi se quedó con el MVP.
Y con el eléctrico Mills, el de los triples determinantes la noche de la coronación, fue despiadado cuando llegó a los Spurs. Después de estar perdido por el básquetbol chino, se sumó a la franquicia y en cada pasillo que Pop lo encontraba le repetía Fatty Patty (el gordito Patty). Fue contundente y le advirtió que si no reducía el porcentaje de su grasa corporal, no iba a jugar en su equipo. Mills fue obediente, se puso a punto y tuvo una temporada casi perfecta.
Cuando le consultaron cuáles eran las multas que imponía la franquicia para los jugadores que llegaban tarde a un entrenamiento, Pop no dudó: “Aquí eso no existe. Más vale que nadie llegue tarde?”.
“Gracias al entrenador Popovich y los Spurs para mostrar el más alto nivel para jugar al baloncesto”, publicó Magic Johnson en su cuenta de Twitter (@MagicJohnson). Y ese reconocimiento es para el hombre que acumula 5 anillos de campeón (1999, 2003, 05, 07 y 14), 2 premios al entrenador del año, y 3 elecciones como técnico en el All- Star (2005, 2011 y 2013).
Y mientras los Spurs van envejeciendo, él descansa en sus líderes. Duncan como su hijo dilecto, Manu como su mejor intérprete y Parker como el hombre que sabe cómo anotar en cada momento. “Has de amar aquello a lo que te dediques. Amo esto. Amo San Antonio. Amo vivir aquí, y amo a su gente. ¿Qué más puedo pedir?” Gregg Popovich, una mente brillante que logró crear la cofradía texana más exitosa. El padre de la criatura.
LA NACION