20 Sep Federico Grabich: “nuestra natación tiene mucho potencial”
Por Natalia Florio
Los lleva, entrelazados, perfectos, en el bíceps izquierdo. En cada brazada se asoman brillando, resistiendo al poder del cloro. Federico Grabich se los tatuó en el brazo. José Meolans en un pectoral. Seguramente, cuando el cordobés decidía que los anillos olímpicos estarían dibujados en su piel, Grabich todavía jugaba en Casilda sin saber que compartirían la misma marca en el cuerpo. Para ellos, una marca de agua.
Aquel era un cordobés rubio, llamativo, que asomaba como lo que fue: el último gran nadador argentino. O al menos el último nadador popular que trascendió su deporte. Estaba en el frío de Berlín en pleno enero de 2001 y se lanzaba a la conquista en los 200 metros de pileta corta (25 metros) en busca de superarse. Y a los 22 años lo conseguía: pulverizaba su récord argentino al marcar 1m46s71.
Este es un santafesino morocho de 1,93 metro que llamó la atención con menos altura. Tenía nueve años cuando empezó a nadar y al poco tiempo lo marcaron en un programa de detección de talentos de su provincia. “El programa duró un par de meses y seguí nadando gracias a la que hoy es mi entrenadora, que me insistía. Creo que si no, hubiera sido jugador de básquet”, dice. A los 15 años hizo el cambio: “Me vi que podía ser nadador y alcanzar nivel internacional y ahí me comprometí.” La apuesta le salió redonda.
Hace 10 días , en el trofeo José Finkel, en Brasil, Grabich quebró el récord argentino que tenía Meolans al marcar 1m45s55 en 200 metros libres de pileta corta. Además, obtuvo la marca A para competir en los 100 metros libres en el Mundial de Qatar, del 10 al 14 de diciembre. “José es un fenómeno, me alentó desde muy chico a mejorar. Esta marca me tomó de sorpresa pero salió y es una felicidad enorme porque me deja la tranquilidad de tener la clasificación para el Mundial”, reconoce a los 24 años. Su montaña rusa de emociones tiene historia.
Su pico fue en los Juegos Olímpicos de Londres: viajó con ilusiones pero no pudo pasar las series eliminatorias. “Fue una experiencia muy linda pero también muy amarga por mi resultado. Soñé con los Juegos durante ocho años y no llegar en buenas condiciones físicas fue algo que me angustió mucho. Por suerte el deporte me da revancha y la voy a tener en Río 2016”, se alienta. Hoy Grabich es la nueva cara de la natación argentina. Vive de su deporte gracias a una beca del ENARD, de la Secretaría de Deportes y el aporte de sponsors privados. Igualmente se entrena en España: representa al Club Natación Sabadell en el Campeonato de España (logró cinco medallas de oro y dos de plata recientemente) y recibió ofertas de clubes de otros países para que compita para ellos.
–¿Qué diferencias hay entre entrenarte y competir en España y hacerlo en Argentina?
–La mayor diferencia está en la infraestructura y en el sistema de competencia. En España es casi diez veces mejor que acá y la cantidad de competencias y el nivel llevan a mejorar. En nuestro país, el nivel de competencia que tiene la natación no ayuda mucho para crecer.
–¿Cómo ves el presente del deporte en el país?
–Va mejorando año tras año. La camada de nadadores que hay ahora es muy joven y hay que darle tiempo y apoyo para que lleguen a un nivel internacional. Creo que la natación tiene mucho potencial en Argentina, sólo hay que saber acompañarlo. Primero es difícil para los chicos entrenar y coordinarlo con las escuelas y las universidades. Eso es algo que me pasó y que le debe pasar a muchos deportistas. Y segundo, el tema económico no es menor. Hoy en Argentina son muy pocos los que pueden vivir dedicándose únicamente al deporte olímpico.
–¿Te molesta el exitismo argentino en el deporte olímpico?
–Sí, bastante. En general no conocen mucho sobre el sacrificio y la dedicación que hay detrás y hablan sin saber. Pero es algo muy difícil de cambiar…
–En tu deporte, la competencia primero es con vos, con tu tiempo. ¿Cómo se convive con eso? ¿Te obsesiona?
–La verdad, soy muy calmado y sereno para competir. Puedo controlar bien las emociones y las presiones y eso es un punto a favor a la hora de nadar. Igual no hay mayor satisfacción que la superación propia. Ese segundo en el que tocás la placa y ves que mejoraste tu marca, esa es una sensación inexplicable.
–¿Cómo sigue tu año?
–El objetivo más importante es el Campeonato Sudamericano de mayores en Mar del Plata, en octubre, que es clasificatorio al Panamericano de Toronto 2015 (fue bronce en el Panamericano de 2011). Y después, el Mundial de Kazan, Rusia, también en 2015. Todo en la previa a lo máximo: a Río 2016.
EL GRAFICO