El segundo retorno del cacique

El segundo retorno del cacique

Por Julián Anzoategui
Era 1879, tiempos de la llamada Conquista del desierto. Las tropas roquistas arrasaban y degollaban, y un grupo de caciques patagónicos procuraba oponer alguna resistencia ante el avance del huinca. Inayakal era uno de ellos. Peleó hasta el final, y no pudieron capturarlo sino hasta 1885. Prisionero, debió caminar desde San Martín de los Andes hasta Carmen de Patagones, donde lo embarcaron en un buque hacia Buenos Aires. En el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, el jefe de los tehuelches fue reducido a objeto de estudio. Y al morir, no hubo exequias ni sepultura para sus restos; su destino fue ser exhibidos, durante años, detrás de una vitrina. Más de un siglo después, los restos del cacique Inakayal serán entregados, junto con los de su esposa y su sobrina, a su comunidad de origen.
En rigor, una parte del referente de la resistencia de los pueblos originarios patagónicos ya había sido restituida, en 1994, pero en forma incompleta. “Lo que se reclama desde hace años es el cuero cabelludo, el cerebro y la oreja izquierda del longko Inakayal, retenidos en el momento de su restitución, que fue la primera que se hizo en el país”, explica el antropólogo Gustavo Slomka, miembro del colectivo GUIAS (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social), que destaca la reivindicación histórica de las comunidades que desde hace años pelean por reencontrarse con sus antepasados.
Es que restituir no es sólo devolver huesos, sino reequilibrar la memoria y la espiritualidad indígenas, los saberes ancestrales de los pueblos originarios. A principios de agosto, por una iniciativa de la concejala Florencia Saintout (FPV), el Concejo Deliberante de La Plata adhirió a la ley nacional que prevé la restitución de restos humanos de comunidades aborígenes y solicitó al Museo de Ciencias Naturales que cumpla con la normativa que reconoce a los pueblos originarios y a sus ancestros, otrora convertidos en piezas de museo, como sujetos plenos de derecho. En consecuencia, la semana pasada, más de 40 integrantes de las comunidades mapuches y tehuelches de Chubut, liderados por el longko Ángel Ñanco, de la comunidad Pu Fotum Mapu, de Puerto Madryn, se reunieron con miembros de GUIAS y diputados provinciales para hablar del tema, y las autoridades del Museo se comprometieron concretamente a restituir el cuero cabelludo de Inakayal, los restos óseos y el cuero cabelludo de su esposa y de Margarita Foyel, su sobrina, antes de fin de año. Además, entregarán en custodia a las comunidades tres cerebros, dos de los cuales pertenecieron a Inakayal y Foyel.
El marco es la ley nacional 25.517, sancionada en 2001 y reglamentada en 2010 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Además de la restitución de restos, establece que las investigaciones científicas deben contar con el consentimiento de los integrantes de la comunidad. “En el ’89, una comunidad mapuche tehuelche de Tecka, Chubut, solicitó los restos bajo el marco jurídico de entonces, pero las autoridades no los reconocieron como descendientes. Ahí intervino un diputado provincial, impulsando una ley para que restituyan a Inakayal, lo que se concretó en 1994. Pero en 2006 encontramos que se habían quedado con la oreja, el cerebro y el cuero cabelludo. ¡El 1 de septiembre se cumplieron ocho años desde que se aprobó en la Facultad la entrega de los restos!”, explica Fernando Pepe, coordinador del colectivo GUIAS.
De concretarse, será la tercera restitución que realiza la institución platense en 15 años. En 2001, el cacique Zorro Cazador de Pumas retornó a manos de su gente. En 2010, fue la niña Damiana, del pueblo Aché. Ahora es el turno de Inakayal y los suyos. Pero falta: 10 mil restos humanos, entre ellos el cráneo de Calfucurá, el cacique tehuelche que acordó 30 años de paz con Rosas, aún aguardan en el museo.
TIEMPO ARGENTINO