El padre: recuperar su papel en la formación de los hijos

El padre: recuperar su papel en la formación de los hijos

Por María Elena Polack
“La madre es el afecto. El padre es la ley”, reflexiona Adrián Dalla’Asta, creador de la Fundación Padres, al plantear la necesidad de que el varón vuelva a ocupar su lugar en la familia y la importancia fundamental que ésta cumple en la formación de los hijos y la seguridad de la comunidad. Y agrega: “Somos los únicos seres que necesitamos del contacto con nuestros congéneres para ser mejores. Un perro no necesita de otro perro para ser perro”.
Precisamente para fortalecer esta estructura que permite un desarrollo pleno de sus integrantes y previene la violencia, la Fundación Padres ha lanzado una campaña de concientización del papel del padre dentro de la familia, con una serie de piezas gráficas que muestran situaciones traumáticas que les suceden a jóvenes (un accidente de tránsito, un robo en la vía pública y una agresión entre chicos). Con el lema “Vos, ¿dónde estás como padre?”, subraya que la víctima o el victimario podrían ser su hijo.
Padres lleva 12 años de trabajo constante dedicado a abordar temáticas como autoestima, adolescencia, límites y comunicación.
Procura ser un canal abierto a las inquietudes también por medio de las redes sociales (www.fundacionpadres.org; en Facebook, Fundación Padres, y en Twitter @FundacionPadres).
“A mediano y largo plazo, la generadora de seguridad es la familia”, señala Dalla’Asta, y advierte que, “sin embargo, en la actualidad se confunde la sexualidad o la genitalidad con la función materna y paterna”.
De manera didáctica, resume que el papel de la mujer es el de desarrollar el mundo interno del niño y encargarse de la alimentación (física y emocional), y el del varón es el del vínculo con el mundo externo: “La paternidad es la comunidad”.
Convencidos de que para superar la inseguridad hay que trabajar desde distintos enfoques, los integrantes de la Fundación Padres consideran central la recuperación del valor de la familia.
Admiten que la problemática “es mundial, pero hay algunos países que la estudian, como los Estados Unidos” y destacan que en Alemania y en Nicaragua incluso existen “ministerios de Familia”, que atienden cuestiones de niñez, adolescencia, juventud, familia y tercera edad con enfoques multidisciplinarios.
En Chile, un reciente relevamiento sobre la percepción de las causas de la delincuencia ubica la falta de preocupación y el control de los padres en el primer puesto. Luego, les siguen la falta de control policial, el consumo de drogas, las sanciones débiles que los jueces aplican a los delincuentes y, en el noveno lugar, la mala educación en las escuelas.
Miembro del consejo de la Fundación Padres, Marcelo Paz provoca al sentenciar: “No tomamos el proyecto personal (nuestro papel como padres) del mismo modo que tomamos el proyecto profesional. ¿Cuántos padres bien educados están mal formados? Con esta campaña estamos logrando que los padres tomemos conciencia de nuestro papel y que ocupemos nuestro lugar. Si somos mejores hijos y mejores padres, seremos mejores argentinos”.
“La campaña provocó la reacción que queríamos, que era sacar de la zona de confort a muchos padres”, dice Paz. Y, Dalla’Asta reflexiona sobre la posibilidad de que un padre o una familia que no se aboque a sus hijos “termine generando víctimas y victimarios de la seguridad”.
“Buscamos que se entienda el papel de los padres en el desarrollo de un Estado. Hay que transformar en una política de Estado el papel de la familia, su importancia en la seguridad. Ningún político habla de padres y de seguridad. Y es necesario dar la discusión estratégica”, desafía Dalla’Asta, que no deja pasar por alto que en pocos meses más la dirigencia política comenzará a hacer sus campañas presidenciales. “Nos encantaría debatir con los líderes políticos y sus propuestas para 2015. Ya no concebimos propuestas (electorales) en las que no se hable de la familia”, sostiene.
Los integrantes de la Fundación Padres están persuadidos de que la campaña los ha ayudado a convertir en “algo tangible” la tarea intangible que realizan. “Otras ONG pueden provocar hasta con golpes bajos como por ejemplo mostrar un chico desnutrido o los efectos devastadores de una inundaciones”, plantea Marcelo Paz.
“Quizás no nos damos cuenta de que según sea nuestro papel como padre, formaremos víctimas y victimarios de una situación. Por eso es muy necesario despertar la conciencia de la figura del padre. Por medio de esta campaña hemos logrado gritar que tomemos conciencia. No es sólo educar, sino que es formar a los hijos para la vida en comunidad”, añade Paz.
Director ejecutivo de la fundación, Ezequiel Masoni señala que “la ausencia del padre tiene un impacto altísimo en el hijo”, que, entre otros aspectos negativos, “lo lleva a una mayor predisposición a no respetar la ley”.
Cada padre podrá reflexionar sobre su papel, pero existen algunas actitudes comunes que pueden dar buen resultado en el vínculo con el hijo y que pueden ejercitarse (ver aparte).
Masoni recomienda pensar y desarrollar conductas de prevención, y plantea la necesidad de “despertar el debate público sobre el papel del padre, investigar el tema y tener números concretos sobre esta problemática”.
En muchos contactos con presos, Dalla’Asta ha confirmado la importancia del papel del padre. “La criminalidad y la paternidad están muy vinculadas. Casi todas las historias personales de los delincuentes están directamente relacionadas con la ausencia del padre, de quien marca la ley.”
Así como considera que “la ausencia del padre es un predictor de las adicciones” de los hijos, Dalla’Asta señala que “el padre es un alto predictor en el rendimiento escolar exitoso”, aunque lamenta que los varones jefes de familia no concurran a las actividades escolares. “En un acto de la escuela se ve que el 80% de los asistentes son mujeres”, puntualiza.
“Las madres tienen el instinto de la vida, mientras que muchas veces el varón «se borra» del escenario de la responsabilidad. Entonces la mujer se convierte en el último bastión, y eso debe ser revertido”, afirma.
Masoni concluye: “Recuperar el papel central que debería tener el progenitor varón en la familia lleva el doble de tiempo de lo que se tardó en diluirlo”.
LA NACION