“Todo fue la colisión de nuestros gustos y estilos individuales”

“Todo fue la colisión de nuestros gustos y estilos individuales”

Por Marcelo Fernández Bitar
Durante los últimos veinte años, dentro del aluvión de reediciones de discos de la historia del rock, había una banda que se había mantenido al margen de la tendencia de generar “dinero por nada”, como diría Mark Knopfler. Era Led Zeppelin, que por diversas razones no había hallado tiempo ni ganas para hacer un concienzudo trabajo de revisión de sus archivos y remasterización de los vinilos originales.
Ahora, el guitarrista Jimmy Page se cargó la tarea sobre sus espaldas y acaba de entregar las versiones “nuevas” de los tres primeros discos, que salieron como una tanda que presenta un sinfín de canciones clásicas y deja para más adelante una segunda parte que arrancará con el antológico volumen cuatro de su discografía.
Para coincidir con el lanzamiento, tanto Page como Robert Plant y John Paul Jones dieron testimonios para un programa de radio promocional, de donde surgen las siguientes declaraciones.
–Jimmy, ¿cómo fue la decisión de agregar material especial para cada disco?
Jimmy Page: –Llegar a la elección final fue el resultado de una estrategia general para encarar todo este desafío. Sabía que se estaban remasterizando los discos originales, así que pensé que una buena idea sería armar una suerte de álbum adicional que acompañara cada volumen, porque eso permitiría sacar a la luz algunos tesoros que ni siquiera habían tenido versiones pirata. Así que está lleno de esas pequeñas gemas que sabía que la gente iba a apreciar y amar. Es como abrir un portal al tiempo en que se hizo cada álbum.
–¿Qué recuerdan de la primera época y del primer disco?
Robert Plant: –Todo empezó a florecer de manera genial cuando comenzamos a escribir música que surgía de la colisión de nuestros estilos y gustos individuales. John Bonham y Jon Paul, como sección rítmica, tenían una tendencia hacia la música negra, cosa que ayudó mucho, aunque nuestro estilo no venía realmente del área del soul. Pero la manera en que tocan juntos tiene algo muy especial y distintivo. Y eso permitía que Jimmy tuviera una gran paleta donde pintar sus ideas tan expresivas para la guitarra. Porque además de las notas de los solos, algunos de los riffs y contra-riffs que hacían contra ellos eran realmente excitantes. Así que yo veo en estas reediciones a una gran cantidad de semillas de ideas. Era el comienzo de algo que iba a resultar realmente bien.
JP: –Las circunstancias que rodean a ese primer álbum eran que ensayamos todo en la casa donde yo vivía en esa época, en Berkshire. ¡Y el comienzo fue una gira por Escandinavia! Así que volvimos, dimos algunos shows en lugares como el Marquee y alguna universidad, y nos metimos en los estudios Olympic. No estábamos en la posición para bloquear el estudio, así que era cuestión de grabar durante algunas horas cada día. No recuerdo el orden de las sesiones, pero estoy seguro de que todo fue muy eficiente porque eran canciones que ya estábamos tocando, así que pudimos meter mano en los detalles y buscar las luces y sombras de cada tema. Supongo que hicimos todo en 36 horas, incluyendo la mezcla.
–En 1969, tras sacar el primer álbum, hicieron cuatro giras por Estados Unidos y otras cuatro por Inglaterra. ¿Cómo lograron lanzar un segundo disco a diez meses del primero?
JP: –Arrancamos en los Olympic Studios, donde habíamos hecho el primero, con un ingeniero llamado George Scamps, que hizo “Whole Lot of Love”, “What Is and What Should Never Be” y el inédito “La La”. ¡Nada mal para comenzar una grabación! Pero el resto del disco se grabó en Estados Unidos, en varios estudios de Nueva York, y al final hicimos algunas sobregrabaciones en Los Angeles.
John Paul Jones: –Era mirarnos y decir: “Uh, tenemos un día libre en la gira, ¿dónde hay un estudio de grabación en esta ciudad?” En perspectiva, no puedo imaginar cómo hicimos para componer y grabarlo, pero fue así. Queríamos sacar un segundo álbum pronto, y estábamos tocando mucho en vivo, así que teníamos mucho entusiasmo. Creo que quisimos reflejar la energía de los shows, cosa que hicimos.
RP: –Lo que me gusta de ese sistema de trabajo es algo que en esa época no me daba cuenta, que era la presión de estar realmente en forma para que mi desempeño proporcionara algo a la altura de lo que estaban haciendo musicalmente. Así que si sabíamos que dentro de unos días íbamos a tener tiempo libre para entrar en un estudio, yo tenía que ir preparándome para estar en forma y escribir material bueno. Era todo un desafío para un chico de 21 años que estaba viajando por el tiempo en esta maravillosa nave espacial. Durante los últimos 30 años siempre busqué hacer lo mismo: colocarme a mí y a mi banda en un lugar donde ese desafío fuera productivo. La falta de tiempo crea limitaciones y presión para crear cosas que no se lograrían en una situación de relax. Eso me gusta. Vocalmente, no era grave si algo no salía diez puntos, porque se podría mejorar más adelante.
–¿Cómo fue el camino que los llevó a Led Zeppelin III?
JP: –A esa altura, el proceso creativo ya había cambiado, porque el primer álbum se hizo no a las apuradas pero sí eficientemente, y el segundo se pudo grabar en el medio de las giras. Pero después tuvimos lo que se llamaría un receso. La energía de estar de gira estaba muy buena, pero también estaba bueno parar la máquina. Seguíamos componiendo, pero sin el ritmo frenético de tener que hacer un show esa misma noche. Ir a una cabaña en Gales fue una idea de Robert.
RP: –Llegar hasta ese punto en nuestra historia fue un viaje veloz en una montaña rusa. Y estábamos concientes de que necesitábamos hacer algún tipo de cambio y parar un poco. Sugerí ese lugar en las montañas galesas porque había ido ahí de chico, así que cargamos todo en un viejo jeep, incluyendo a mi esposa, hija y un perro llamado Strider, y nos fuimos con Jimmy y su mujer, Charlotte. Era un lugar muy cómodo, quizás algo espartano, pero era lo que necesitábamos. Todos los días salíamos con Jimmy a sentarnos al lado de unas pequeñas cataratas, sin el Gollum cerca (risas). Y aunque no fue tan productivo, realmente nos sirvió para tener un espacio de libertad. Al volver, ya habíamos logrado algo nuevo.
–¿Por qué creen que Led Zeppelin sigue siendo tan legendario en la actualidad como hace 40 años atrás?
RP: –Creo que fue el resultado de algo realmente mágico, de cosas que ocurrieron en el momento justo con la gente exacta. Porque yo y Bonzo, por ejemplo, veníamos más o menos del mismo lugar, éramos unos personajes más grandes que la vida misma, como peces grandes en una pecera muy chica, y necesitábamos avanzar y progresar en otro contexto con músicos geniales. Y tanto Jimmy como John Paul eran la crema de la crema. Creo que aún hoy lo siguen siendo, de hecho. Así que creo que lo que ocurrió fue que Bonzo y yo hallamos un lugar donde no éramos la luz y alma de todo a nuestro alrededor. El hecho de que las puertas de la percepción y la oportunidad se hubieran abierto de par en par, tan ancho, significaba que podíamos encarar cualquier idea que se nos cruzara por la cabeza. No había nada que no podíamos probar a nivel artístico, porque en definitiva éramos simplemente un grupo de tipos pasándola bien y haciendo las cosas con seriedad. Creo que la colección de todas las otras cosas que hicimos, y los trabajos oficiales en sí mismos, eran verdaderos pièce de résistance de todo el asunto, porque era lo mejor que podíamos hacer, y lo hicimos hasta sangrar.
–¿Quién recuerda el origen del nombre del grupo, algo que siempre generó todo tipo de especulaciones?
JPJ: –La verdad es que fue un invento de Keith Moon, para un grupo que se reunió para grabar algún tema como “Beck’s Bolero”, o sea Jeff Beck, Jimmy Page, Nicky Hopkins, yo y Keith. ¡Todo un seleccionado de personajes! No pasó nada con esa banda, pero recordamos el nombre y le pedimos permiso para usarlo.
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