La diabetes se muda: en las ciudades, el riesgo de padecerla aumenta de 3 a 5 veces

La diabetes se muda: en las ciudades, el riesgo de padecerla aumenta de 3 a 5 veces

Por Nora Bär
Con más de la mitad de la población mundial viviendo en ciudades, ya no cabe duda de que la historia de este siglo será eminentemente urbana. Y lo mismo ocurrirá con el mapa de la diabetes: según la federación internacional de la enfermedad (IDF, según sus siglas en inglés), el 64% de las personas que la padecen reside en entornos urbanos. Si se tiene en cuenta que en 2050 el 70% de la población mundial habitará en ciudades, es fácil entender por qué se llama a la diabetes “un tsunami en cámara lenta”.
Un programa internacional impulsado por el laboratorio Novo Nordisk, el University College London y el Centro Steno de Diabetes de esta ciudad intentará trazar una hoja de ruta para atacarla en sus territorios preferidos desarrollando estrategias efectivas que ayuden a prevenirla y combatirla. Por un acuerdo con el alcalde Miguel Ángel Mancera Espinoza, México será la primera ciudad que comenzará a ponerlas en práctica.
“Calculamos que en 2035 habrá 592 millones de personas viviendo con diabetes, un aumento de 55%, dijo sir Michael Hirst, presidente de la IDF, durante una reciente reunión de prensa a la que fue invitada a asistir LA NACION. Actualmente, el 46% de los pacientes no fueron diagnosticados. Sin diagnóstico no hay tratamiento y sin tratamiento comienzan las corrosivas complicaciones de la enfermedad. Es un enorme desafío. En 2013, 316 millones de personas estaban en riesgo, tenían prediabetes, y ése precisamente es el período en el que se gestan los problemas vasculares, renales, oculares y en los pies.”
La preferencia de la diabetes por las personas que viven en ciudades se atribuye a los estilos de vida que predominan en las moles de cemento: alimentación inadecuada, exceso de peso y sedentarismo.
Las cifras de este escenario ciudadano son apabullantes. En China, las urbes tienen siete veces más obesidad y sobrepeso (condicionantes de la diabetes) que las áreas rurales. En la primera década después de mudarse a una ciudad, los hombres de la India tienen 11% más grasa corporal que los del campo. México pasó a ser el primer país en prevalencia de la diabetes, seguido por los Estados Unidos, y allí el 80% de la población es urbana.
“Esto quiere decir que no podemos atacar el problema de la diabetes a menos que la venzamos en las ciudades”, dijo Lise Kingo, coordinadora del programa Ciudades que Cambian la Diabetes y vicepresidenta ejecutiva de Novo Nordisk.
Los tres principales tipos de diabetes (tipo I, tipo II y gestacional) se presentan cuando el cuerpo no puede producir ni utilizar efectivamente la insulina, una hormona que actúa como una llave que permite el ingreso de la glucosa en las células para que la usen como fuente de energía.
La diabetes tipo I es resultado de un proceso autoinmune que se instala rápidamente y hace necesario recibir insulina para sobrevivir.
En el tipo II, por el contrario, el desorden puede pasar muchos años sin dar síntomas, de modo que los pacientes no advierten los daños causados por la enfermedad.
La diabetes gestacional, que aparece durante el embarazo, puede conducir a serios riesgos tanto a la madre como al bebe y aumenta la posibilidad de sufrir diabetes tipo II más tarde en la vida.
Las tres clases son diferentes, pero las complicaciones son las mismas: “Microvasculares, como la retinopatía del diabético, la nefropatía y la neuropatía, y macrovasculares, como el stroke y el infarto -detalló el doctor Henrik Ullits Andersen, director médico del Centro de Diabetes Steno, un hospital único en su tipo dedicado al desarrollo de nuevas terapias contra la enfermedad-. Tratar a un paciente con diabetes tipo I con complicaciones cuesta 12 veces más, y uno con diabetes tipo II, 24 veces más.”
Afiliado con las universidades de Aarhus y de Copenhague, el Centro Steno es una referencia mundial en el tratamiento de la diabetes. Sus equipos, que incluyen antropólogos, psicólogos, educadores, sociólogos, comunicadores y sanitaristas, publican anualmente un centenar de trabajos científicos.
“Atendemos a alrededor de 6000 pacientes derivados por los médicos generalistas -explicó Andersen-. Siguen un programa de 6 a 9 meses que incluye una entrevista para conocer las expectativas que tienen, tests oculares, análisis y planificación del tratamiento interdisciplinario. Hay que incorporarlos a las decisiones para tener éxito.”
Uno de ellos es Camilla, que tiene diabetes tipo I desde los cuatro años y hoy tiene 37. Padece hipertensión, alto colesterol, tiene la función renal reducida y pasó por seis cirugías oftalmológicas. Sin embargo, hoy, gracias a una bomba de insulina, participa de expediciones y practica deportes extremos. “Cuando era adolescente, como no lograba controlar los niveles de glucemia, decidí que no haría más nada -contó-. Tuve que pasar por cosas tremendas antes de darme cuenta de que tenía que alimentarme bien y hacer ejercicio. Estuve ciega un año, sólo veía luz y oscuridad, pero ahora puedo incluso sacar carnet de conducir. Me gustan los desafíos. Corro, hago mountain bike. Amo la vida.”
Otro es Benny, diabético tipo II. Tiene 65 años y padece la enfermedad desde 1987. “Al principio me pusieron a dieta y creí que no tenía importancia, no la hacía. Ahora tengo mi diabetes controlada, pero el mal ya está hecho: tomo 28 píldoras por día, padezco neuropatía, colesterol elevado y albuminuria [indicio de falla renal]. El problema con la diabetes es que parece que no pasa nada durante 20 años y de repente empiezan las complicaciones, una después de la otra. Llega la hora de pagar.”
Gracias a su enfoque multidisciplinario y a protocolos de tratamiento en los que la enfermera tiene un papel protagónico, entre 2000 y 2011 el Centro Steno logró un descenso del 82% de las amputaciones mayores, un 30% de la enfermedad cardiovascular y un 34% de la retinopatía diabética. También obtuvo una disminución notable en el promedio de hemoglobina glicosilada (HbA1c), un marcador sanguíneo que mide el promedio del nivel de la glucosa en sangre de los últimos dos meses.
Centrado en el diagnóstico temprano y la prevención, el modelo de este centro es tan efectivo que, según confió su director, el profesor John Nolan, planean exportarlo a América latina en 2017.
LA NACION