Impresionismo, un arte que ya supera los 140 años de vigencia

Impresionismo, un arte que ya supera los 140 años de vigencia

Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar
Alegría, optimismo y paz son tres de las cualidades de la pintura impresionista. Nacidos como grupo en una exposición en el atelier de fotografía de Nadar, en el Boulevard de le Capucines en 1874, es el único movimiento plástico que ha durado y tiene vigencia en un plazo tan largo.
El fauvismo duró dos años; el cubismo 10, los surrealistas otro tanto. Pero en la simpleza de la consigna impresionista está la razón: ‘pintamos lo que vemos, tal como lo vemos’. Era la simpleza de su grandeza. Ya no era necesario ni un mensaje, ni representar algún pasaje literario o tener siempre a la figura como lo central de las obras. Era la luz y el color lo único que importaba. Pero no fueron comprendidos y sus primeras ocho exposiciones no tuvieron éxito. Generalmente, eran rechazados en el Salón de París, la llave para ser considerados en el mercado. Fueron los norteamericanos los primeros en aceptarlos y que hoy poseen la mayor cantidad de sus obras. Los museos franceses también tienen grandes colecciones, siendo el Musée d’ Orsay donde está el mejor conjunto en su último piso.
Hace cinco décadas que sus obras son arduamente disputadas en los remates y tuvieron en la década del 80 su momento mas álgido, cuando los japoneses se endeudaban y los daban en garantía de préstamos para los bancos y subieron fuertemente sus precios.
Hace 20 días, se vendieron tres obras de Monet en u$s 54 millones. Pero históricamente la obra más cara vendida de los impresionistas es el Moulin de la Galette, de Pierre Auguste Renoir. Hay tres versiones, una en la Phillips Collection de Washington; otra en el Musée d’ Orsay y la tercera, que ilustra esta nota, fue comprada en 1990 por un japonés de apellido Saito, que declaró que al morir sería incinerada junto a su cuerpo. Por suerte no fue así pero hoy ignoramos quien es su dueño. Se vendió en u$s 78,1 millones que equivalen a u$s 142 millones de hoy. Luego, el mayor precio es para una obra de Claude Monet en sus jardines de Giverny. Estas nympheas o nenúfares son las obras más requeridas de su trayectoria. Cuando realizó su primera exposición en 1916, el marchand Durand-Ruel debió endeudarse para comprarle la serie de 40 que fueron a exposición. Fue vendida en u$s 80,5 millones hace cinco años. Hoy superaría los u$s 100 millones. Un autorretrato de Edouard Manet se pago u$s 33,3 millones hace cuatro años en Londres. Es la figura el tema dominante en la obra del artista que fue muy influido por la pintura española. Este año, y luego de una gran exposición retrospectiva en el Museo Thyssen de Madrid se pagaron u$s 32 millones por una típica vista de París de Camille Pissarro, el primero de todos los impresionistas. Traten de conseguir en libros usados ‘Abismos de Gloria’ de Irving Stone que cuenta su vida y la de los impresionistas. Quizás con Edgard Degas tienen, en mi opinión, mayor posibilidad que sus precios aumenten significativamente. Otro tanto puede ocurrir con la obra de Alfred Sisley cuya cifra récord son u$s 5,8 millones. Cuando aparezca una obra de la calidad como la que María Luisa Bemberg donó al Museo Nacional de Bellas Artes, otra será la cotización máxima.
Degas fue el gran pintor de bailarinas de Ballet de la historia y una docena de sus fueron vendidas en más de u$s 10 millones, pero su precio récord fue u$s 37 millones. Acá también la obra que donara Mercedes Santamarina al Museo Nacional de Bellas Artes, ‘Bailarinas en rosa y amarillo’, se pagaría bastante más si alguna vez saliera a la venta. Por suerte, en su donación hay un cargo por el cual ni siquiera puede salir del Museo. La gran mujer de los impresionistas fue Berthe Morisot. Luego de una exposición en el Museo Marmottan de París, una de sus obras se vendió el año pasado en u$s 12 millones.
Federico Bazille no es de los más conocidos pero fue fundamental en el grupo. Su atelier era centro de reunión de sus colegas. Hace 10 años unas flores fueron vendidas en u$s 5,3 millones o u$s 6,8 millones de hoy. Uno de mis preferidos y de quien hay pocas obras, fue también mecenas del grupo. Es Gustave Caillebotte, de quien sólo salió una gran obra a la venta realizada en Argenteuil, lugar de reunión del grupo. Se vendió en u$s 18 millones.
En nuestro país se destacaron Malharro y Silva porque Fader y Collivadino o Quirós deben considerarse post-impresionistas.
ELCRONISTA