El reloj creativo: planear el día para tener mejores ideas

El reloj creativo: planear el día para tener mejores ideas

Por Sebastián Campanario
“Una hora a solas con mi capuchino [y una libreta a mano para anotar ideas]”, podría titularse la rutina creativa que sigue todos los días, pase lo que pase, María Mujica, responsable regional de marketing de Mondelez y la argentina mejor posicionada en el ranking de personas innovadoras de la revista Fast Company. “Cómo organizar mi día para maximizar la creatividad es un tema que me interesa mucho y al que cada vez le presto más atención -cuenta Mujica a LA NACION-. Cambié un montón de hábitos y me despejé ese primer momento del día, esté en la ciudad que esté. Una hora a solas con mi capuchino, y sin interrupciones.”Nicolás Pimentel, director de la agencia de innovación +Castro, descubrió las bondades de ese “oasis creativo” de 8.30 a 10 de la mañana, porque empezó a llevar a su hija al colegio a las 8 y la actividad en su empresa arranca a las 10. “Sin haberlo planificado, me encontré con un espacio de tiempo en el que estoy hiperproductivo”, cuenta.
Aunque la experiencia de personas creativas y algunos estudios científicos recientes marcan a la primera hora del día como una instancia en la que las habilidades cognitivas relacionadas con la creatividad tocan uno de sus picos diarios, la mayoría de nosotros ocupamos este tiempo viajando al trabajo, chequeando mails o revisando Facebook, hasta que empezamos la “rutina fuerte” de trabajo a media mañana. “Es una forma terrible de desperdiciar un lapso precioso para la generación de ideas”, dice ahora Yoav Shoham, un ingeniero en computación de Stanford que días atrás, junto con dos socios, consiguió siete millones de dólares para desarrollar y lanzar al mercado la aplicación Timeful, que aprovecha insights y lecciones de la economía del comportamiento para generar consejos que permitan aprovechar mejor el día. “El tiempo es nuestro recurso más valioso y el que peor administramos. Una razón es que es extremadamente abstracto: no nos llega una cuenta a fin de mes con el tiempo que malgastamos”, sigue Shoham.
Entre los asesores de Timeful está uno de los economistas del comportamiento estrella, el académico Dan Ariely, autor de varios best sellers y profesor universitario en los Estados Unidos. “Nuestro objetivo es considerar cada momento del día de una persona y determinar cuál es su mejor uso en un marco holístico -dice Ariely-. No es un juego de suma cero, la mayoría de la gente puede administrar sus horarios mejor y queremos ayudarlos.” El sistema es simple: Timeful da recomendaciones que uno puede aceptar o rechazar, y así el programa va aprendiendo para producir mejores consejos. Dato de color: entre los que pusieron plata para desarrollar esta aplicación está el actor y galán Ashton Kutchner, que también tiene fama como inversor en empresas de tecnología y es orador habitual en convenciones de este segmento.
El especialista en innovación Diego Kerner, director de la consultora TheBrandGym, cita un estudio que asegura que, antes de levantarnos, cuando estamos semidespiertos, disfrutamos de un momento del día fértil para la creatividad. “Conviene tener algo cerca para anotar, porque en esa instancia domina una memoria de corto plazo que se borra en entre siete y diez segundos”, aclara Kerner. Pimentel, de hecho, cuenta que duerme con el celular prendido en la mesa de luz, para registrar en Evernote si se le ocurre alguna idea. “Varias veces me llamo a mí mismo por teléfono para dejarme pensamientos”, agrega el director de +Castro, que el año pasado fue considerada una s de las tres boutiques más creativas del mundo por la revista Ad Age.
Esta técnica de productividad personal de contar siempre con un anotador o grabador (en Amazon venden ambos resistentes al agua, para que no se pierdan las ideas que surgen en la ducha) fue tomada en sorna por Woody Allen en su película Crímenes y Pecados, en la que Alan Alda interpretaba a un productor televisivo que grababa todo el tiempo las ideas que se le ocurrían, ante la mirada despectiva de Allen.
En su libro Rituales creativos: cómo trabajan los artistas, el escritor inglés Mason Currey relevó los disparadores creativos de 161 escritores, músicos, filósofos, matemáticos, pintores, actores y directores de cine. Sin ánimo de dar recetas mágicas, observa que hay “patrones” comunes de comportamiento en la mayor parte de las vidas relevadas. Encontró dos hábitos muy extendidos entre las personas más ocurrentes: suelen embarcarse en largas caminatas y, por lo general, son “alondras”, en términos de cronotipo: es decir; se despiertan temprano y desarrollan su proceso creativo durante la mañana. Varios de los escritores que estudió, por ejemplo, se despertaban al alba -a las cinco de la mañana o incluso antes- y frenaban su trabajo al mediodía, dejando para la tarde tareas más mecánicas y menos demandantes a nivel cognitivo. Es el caso de Benjamin Franklin, quien se despertaba temprano y pasaba unos minutos desnudo en su jardín techado, aun en las mañanas de invierno. Los llamaba “baños de aire”, para inspirarse. El compositor Ludwig van Beethoven también repetía una rutina matutina, que acompañaba con un café que debía tener exactamente 60 granos molidos, ni uno más ni uno menos. Mozart era “búho” y “alondra” a la vez: componía temprano y por la noche. Algo similar sucedía con Darwin, que recomendaba hacer un sprint de trabajo creativo antes de cerrar el día.
En su trabajo Ritmos circadianos de performances: nuevas tendencias, los científicos Julie Carrier y Timothy Monk midieron los picos promedio diarios de distintas habilidades cognitivas. Desarrollar una tarea que demanda mucho de una determinada habilidad en un “pico” o en un “valle” de este mapeo implica obtener resultados que son “el día y la noche”, bromean los académicos. Aunque también advierten que se trata de valores promedio y que estas variables tienen valores distintos de acuerdo con cada personalidad.
“Me sorprende lo que dicen de que «las mejores dos horas son por la mañana»: la mayoría de los estudios afirma que el pico en rendimiento físico y cognitivo se da por la tarde, en consonancia con el aumento de la temperatura y la tasa metabólica. Además, llama la atención que no consideren el cronotipo de la persona, si llega a ser un «búho» [vespertino] o una «alondra» [matutino] extremo, habría que tenerlo en cuenta para el manejo del tiempo”, explica el biólogo y divulgador Diego Golombek, experto en cronobiología (que, aclara, es muy distinta al time management).
Por eso, hay excepciones y manejos de horarios disímiles. Daniel Minaker, director creativo interactivo de BBDO Argentina, dice que la ducha por la mañana es un momento bueno para concentrarse, pero que no cambia el trabajo nocturno por nada del mundo. “Intento hacer el trabajo operativo durante el día y el cerebral por la noche. Estoy más enfocado, mis mejores ideas nacieron en ese horario”, cuenta Minaker. A esa hora no tiene las interrupciones de la agencia. Como ocurre con Mujica en los bares a la mañana, Minaker se dedica a crear “a solas, con su vaso de whisky”.
LA NACION