05 Aug Acorralado por las reglas, Manu se quedó sin Mundial
Por Xavier Prieto
El miércoles 30 de julio, tarde, llegó por correo electrónico el mensaje que nadie del grupo quería: San Antonio Spurs le comunicaba oficialmente a FIBA y a CABB que recurría a las reglas para impedir a Manu Ginóbili participar en el Mundial, y hasta entrenarse en el seleccionado argentino. Aunque a esa altura los esfuerzos del bahiense de revertir esa decisión llevaban días, se jugó un último intento: un llamado a Gregg Popovich ayer a la mañana. “No puedo ayudarte de ninguna manera”, le dio a entender el director técnico, su único aliado en Texas en esta empresa imposible de convencer a los directivos de la organización campeona de la NBA.
Entonces, a las 10.23, surgió la confirmación : “Al final no voy a estar en España. Lo lamento mucho. No quería terminar así. Pronto explicaré cómo fue todo en mi columna en LN”, escribió en @manuginobili.
Así, sin final feliz para la Argentina y su N° 5, terminó la esperanza de que el campeón olímpico estuviera en España 2014, el torneo que había elegido para poner el punto final en su rica trayectoria de 15 años en el equipo nacional. Ya está, ya no hay chance de cambiar una decisión tomada en EE.UU. y muy criticada en las pampas.
Para cuidar las tratativas, Ginóbili jamás se refirió al asunto como si se tratara de una disputa. La idea de que Manu no iba a jugar el Mundial comenzó a vislumbrarse el último jueves (día 28), cuando el periodista Buck Harvey publicó en el diario San Antonio Express que Spurs le había escrito a su Nº 20 para anunciarle que no lo autorizaba a jugar en los torneos de FIBA. En rigor, el mensaje llegó a Manu una semana antes (21), pero el bahiense manejó la cuestión con total reserva. Cuando la notificación apareció, todavía faltaban los estudios (resonancia y tomografía) que había prometido a la franquicia. Se los hizo el viernes 25, fueron enviados a San Antonio y anteayer (miércoles 30) a última hora entró en la casilla de FIBA y en la de CABB, con copia a la de Manu, la determinación final de R. C. Buford, el manager general. Con la firma de éste y del médico de la organización, David Schmidt, el documento que nombraron “prohibición de jugar en un equipo nacional” invocó el inciso C de la cláusula I del convenio entre FIBA y NBA por el cual ésta se compromete a liberar a los basquetbolistas para certámenes de la entidad internacional: “Seguridad de los jugadores. Los jugadores no están autorizados a participar con un equipo nacional en actividades de entrenamiento o de competición cuando hay una razonable preocupación médica acerca de que tal participación pondrá al jugador en sustancial riesgo de lesión, enfermedad u otro daño”, prescribe esa norma.
Si bien Spurs está en su derecho, se le cuestiona más que la “falta de humanidad” ante un gran responsable de cuatro anillos de campeón: el tiempo, algo no contemplado en la letra del acuerdo. Porque el cuerpo médico de San Antonio previó ocho semanas de recuperación, y estarían cumpliéndose el 13 de agosto, 17 días antes del debut argentino. Y la franquicia decidió la veda a su figura 30 días antes del Mundial, demasiados como para no volver a evaluar la pequeña lesión. Es cierto que existen hematomas en la zona, pero también pueden estar con la pierna ya sanada.
La conclusión es que los directivos nunca quisieron que Ginóbili jugara en España. La microfractura les fue útil. Incluso presionaron mediáticamente para disuadir a Manu, primero con la noticia de la carta en el diario -una semana más tarde-, luego con la publicación de una declaración de Tony Parker sobre lo “correcta” que había sido su elección de descansar y no actuar en el Mundial, y por último, con un artículo en el mismo periódico sobre el inusual respaldo de un dirigente de NBA (Kiki Vandeweghe) a la franquicia sobre no ceder a Ginóbili. La voz de Popovich en favor del argentino no fue suficiente en una estructura -principalmente Buford- que terminó saliéndose con la suya.
Manu viajó el jueves a Bahía Blanca, ya sin el kinesiólogo de la selección. Su ánimo quedó herido. Y la que parece ser su despedida de la selección se completó de la peor manera.
LA NACION