06 Jul Sobrenatural: el fenómeno de la pantalla
Para los formados en la narrativa del siglo XX, el género sobrenatural remite casi de inmediato a Stephen King. El gran maestro del relato de lo desconocido y misterioso del hombre sobre sí mismo ha vuelto a las andadas, ahora con el guión televisivo de su novela original Under The Dome. Pocas mejores ocasiones que el comienzo de su segunda temporada para escribir sobre un género que en los últimos años pulula como doncella entre pretendientes. Para esquivar confusiones, primero los límites del género. Por ejemplo, las de vampiros, no entran; las de zombies, tampoco. Pese a que unos cuantos los incluyen, tanto las de vampiros como las de hombres lobo o los zombies no cuentan. Tampoco las más dedicadas al fantástico más allá de sus toques sobrenaturales como Game of Throne. Lo que debe prevalecer en una serie para ser considerada sobrenatural es que sucedan cosas inexplicables a la razón, fenómenos que no siguen ningún patrón plausible de ser establecido por un humano. Ahora sí, a ver las nuevas, aunque no todas: sólo las que, por su especialización, indican los principales caminos que adoptan estas historias.
FENÓMENOS DE UN MÁS ALLÁ
En la primera escena de Under The Dome (en Argentina, por TNT) Barbie, uno de los principales personajes de la serie, está enterrando un cuerpo. Termina, agarra su camioneta, dice por celular sobre el trabajo que acaba de realizar, cruza un patrullero al que le despierta sospechas y mientras es perseguido pincha una goma. Cuando se baja de su camioneta y está a punto de ser interceptado por la policía, algo enorme y transparente se interpone entre ambos: algo que unos minutos después se descubrirá como una cúpula que aisla del resto del mundo a Chester’s Mill, un pueblo del estado de Maine (al norte de la ciudad Nueva York). Es, en el más abarcador y profundo sentido, una auténtica historia de Stephen King, aunque él mismo haya dicho, por ejemplo, que “muchos de los cambios que hizo Brian K. Vaughan (realizador) y su equipo de guionistas eran necesarios, y los apruebo de todo corazón”. Entre otros, uno que resulta sustancial para la espectacularidad y la tensión que el audiovisual de estas historias siempre reclama: “el plan de mantener el domo en Chester’s Mill por varios meses, en vez de un poco más de una semana como es el caso del libro”. Pequeños cambios y la maestría de una producción ejecutiva que incluye nombres como los de Steven Spielberg, Justin Falvey (The Americans) y Neal Baer (Emergencias médicas, La ley y el orden), entre otros, convierten a la serie de un tratado sobre la especie humana: puesta en circunstancias extremas, la falta de ley, la corrupción y la desesperación y sus miserias florecen tanto como sus antagónicos la ética, la justicia y la solidaridad, convirtiendo cada episodio en una lucha entre el bien y el mal según el manual de la vida de King. Si bien no hay mayores sorpresas, no deja de fascinar la manera en la que se presentan cada una de las situaciones, y cómo los principios de vida se ponen en juego ante circunstancias extraordinarias. En ese sentido, una vez más el maestro King hace reflexionar. Con 14,85 millones promedio de espectadores durante la primera temporada, promete seguir elevando su vuelo. Un curtido en estas lides que en la reciente temporada vivió un pequeño traspié es J. J. Abrams (el director de Mission: Impossible 3, Super 8, y co-creador de las series Lost y Fringe). Almost Human, su creación 2013-14 no funcionó entre el público, y tampoco entre la crítica. Podría hablarse de un paso en falso, aunque más bien resultó uno a mitad de camino. Como en el caso de Fringe, se trataba del difuso límite entre la ciencia y la alquimia, el método y la magia, y no resultó. La que arrancó muy bien, con una audiencia de 10,56 millones de espectadores fue Believe (Warner), que desde el segundo capítulo fueron bajando hasta ubicarse en un promedio de 4,5 millones. Tener entre sus creadores al sorprendente Alfonso Cuarón (el otro es Mark Friedman), tal vez entusiasmó en exceso: Cuarón maneja el relato con destreza en el cine, pero la narración en capítulos de las series parecen costarle un poco. Más teniendo en cuenta que la crítica la considera como una de las series más sólidas y de mayor potencialidad para tratar alguno de los temas más caros a estas producciones, como ser la esperanza y la redención, una materia prima escasa en una televisión de ficción dominada por la figura del antihéroe. Habrá que esperar la nueva temporada para ver si se trata de una serie de la dimensión de Fringe, como varios en Internet creyeron ver en ella apenas anunciado su estreno, y esperar que Cuarón afine su timing para conseguir en TV lo que ya demostró en cine.
EL REGRESO DE LOS MUERTOS VIVOS
Resurrection (AXN) se trata de gente que murió hace muchos años y que volvió a la vida como si aquel día de su muerte sólo se hubiera dormido. Primero un nene de ocho años que aparece en China aunque murió en Arcadia, y luego un montón de gente más. Todos los muertos en algún momento de la historia de la pequeña ciudad californiana, cuyo nombre viene de un pequeño pueblo de pastores de la antigua Grecia que resistió la hegemonía espartana. En la sencillez de su estructura está su atractivo, aunque a juzgar por las cifras de audiencia (arrancó con 4. 658.000 y finalizó su temporada de ocho capítulos con 2.767.000), también un rating que no lo acerca a las grandes ligas. La sencillez es que no hay mayores sobresaltos a lo largo de cada capítulo, las relaciones que se establecen entre los protagonistas no se acercan a la intensidad que acostumbran las series de hoy y todo está centrado en la historia general más que en la de los personajes; sin embargo, todos los episodios cierran de manera impactante, y eso mantiene un entusiasmante vilo. La idea del regreso de muertos ya fue recorrido varias veces, una de las últimas con Alcatraz. Allí 100 prisioneros y 40 guardias desaparecen el 21 de marzo de 1963, el día que se cerró definitivamente la famosa prisión ubicada en estado de California, desaparecen sin dejar rastro. Entre dimes y diretes de comunicados oficiales y versiones nunca confirmadas sobre sus paraderos, los 140 vuelven a aparecer en el presente sin haber envejecido. Luego de un buen inicio, la serie cayó estrepitosamente y en la segunda temporada la cadena Fox la levantó.
EXPECTATIVAS. Los números de Under the Dome perfilan al género como uno de los favoritos de las próximas temporadas, algo que el final de Lost no hacía prever que fuera tan pronto. Más teniendo en cuenta que luego de tantas temporadas concitando casi todas las atenciones, el público se tomó un descanso del género volcándose a los vampiros (True Blood), el narcotráfico (Breaking Bad), el fantástico (Game of Thrones) y el thriller político (House of Cards). Quien había advertido que no estiraran Lost más allá de lo recomendable, ahora está al frente de la serie que se lleva los laureles y que ya anunció que no serán más de cinco temporadas. “Su responsabilidad –escribió King en Entertainment Weekly años antes de la finalización de Lost– incluye saber cuándo escribir “FIN”. Veamos cuánto del maestro revitaliza al género.
TIEMPO ARGENTINO