Salta, los viñedos que tocan el cielo

Salta, los viñedos que tocan el cielo

Por Giorgio Benedetti
En Salta las tardes son a puro sol, mientras que por las noches, el frío obliga a ponerse al abrigo de un fogón o al costado de una chimenea. Esa dualidad, que marca la vida en los cerros y en los valles de la provincia, es también el secreto de sus comidas y de sus mejores vinos.
El centro de la ruta del vino en Salta es Cafayate, a 180 kilómetros de la ciudad si se toma la ruta 68 hacia el sur. Allí nace el 70% de los viñedos de todo el Valle Calchaquí y, afortunadamente, la cartografía enoturística es bien completa. Para empezar, vale destacar las señalizaciones para los viajeros, siempre efectivas. Y luego, los alojamientos, de estilos diversos pero todos con muy buen gusto, que han completado una oferta a la altura de las circunstancias. Allí, algunas bodegas imperdibles para visitar son:

Finca Las Nubes
(www.bodegamounier.com)
Cerca del pueblo, en un paraje llamado El Divisadero, este paraíso terrenal es uno de los sitios preferidos por los turistas extranjeros; tanto es así que la mitad de la producción de sus vinos la venden a los visitantes. Es el emprendimiento de José Luis Mounier, atendido por su familia, donde se pueden organizar, con reserva previa, almuerzos para varias personas. Lo que se llama “una bodega boutique”. Además, su cosecha comunitaria se transformó en un evento para toda la zona.

Nanni
(www.bodegananni.com)
Situada a unas pocas cuadras de la plaza principal del pueblo, mantiene la estructura edilicia de principios del siglo XX. Las visitas ágiles, de no más de 20 minutos, incluyen degustación y venta de sus vinos orgánicos.
Domingo Hermanos
(www.domingohermanos.com)También en el corazón del pueblo, este establecimiento ofrece un entretenido itinerario dentro de sus instalaciones. Sin embargo, en su nueva bodega, ubicada en Yacochuya, presenta una propuesta turística aún más interesante: un paseo dinámico por el pueblo de piedra creado para los habitantes que allí vivían. Toda esa zona tiene un futuro turístico espectacular.

Colomé
(www.bodegacolome.com)
La visita a esta bodega es muy completa; incluye recorridos por sus instalaciones, degustación y las explicaciones pertinentes, en varios idiomas. Todo comienza en el Visitor Center del establecimiento, con una proyección sobre la historia de Colomé y el Proyecto Hess, antes de pasar a la bodega, donde se explican las técnicas de elaboración biodinámica de vinos en altura. Lo diferente y único allí es visitar su pueblo, donde se venden artesanías en un marco de casas de estilo colonial que abrazan la plaza central. En el comedor, el bar y la terraza se sirven platos andinos e internacionales realizados con productos que provienen de la granja biodinámica de la finca: leche, huevos, vegetales e inclusive carnes. Gastronomía inigualable en el valle y excelente servicio.

La Bodeguita
(Ruta Nac. 40 s/n, San Carlos): Costeando la Ruta 40 hacia el norte aparece Animaná, una zona de viñedos donde hay una parada obligada, La Bodeguita. Allí elaboran artesanalmente un singular vino de moras con una receta que ha sido transmitida de padres a hijos.
EL CRONISTA