Un fin de semana al galope

Un fin de semana al galope

Por Liz Valotta
Mercedes, San Antonio de Areco y Zárate son esta vez los destinos elegidos para combinar dos de las mayores riquezas de las pampas argentinas: los caballos y la buena mesa. En los tres casos, la salida es de ida y vuelta, perfecta para despejarse un fin de semana.
San Antonio de Areco está a sólo 110 kilómetros de Capital Federal, y gracias al trabajo de sus vecinos ilustres se ha convertido en el pueblo adalid del acervo gauchesco, en el que cada año se realizan pomposos festejos del día de la tradición. Pero es también allí donde cada fin de semana cualquiera puede sentirse como esos gauchos que recorren sus calles. Antes de la cabalgata, lo mejor es entregarse a un asado criollo en la parrilla Vagues, para completar un día de campo con todas las letras. La cita con los montados es en El Encuentro de Areco, un campo de 700 hectáreas desde el que parten varios recorridos por caminos vecinales, que entre el trote cuentan la historia del lugar. Una interesante particularidad es que se puede optar por manejar un carruaje para desandar viejas huellas.

Principiantes y curiosos
Pensada como estancia con posibilidades de alojamiento, Cabaña Los Dos Hermanos es un sitio perfecto para quitarse los miedos y mejorar como jinete. En este establecimiento de Escalada, en el partido de Zárate, la consigna es disfrutar de un típico día de campo, con comidas tradicionales que van desde la picada con fiambres caseros y asado criollo, hasta el mate con pastelitos dulces y demás atentados a cualquier régimen hipocalórico por la tarde.
Pero todo esto se vuelve un accesorio de los caballos, que aquí seducen desde las clases de equitación para principiantes y no expertos. La postal más común es ver a los guías haciendo una pequeña demostración de cómo llevar al animal, mientras el grupo observa atento para repetir la maniobra. Claro que los que prefieren galopar también se van a encontrar a sus anchas en los alrededores.
Por último, otra alternativa es poner proa al oeste y desandar los 100 kilómetros hasta Mercedes para entregarse a la guía de Las Patronas, dos jinetes que además ofician de guías de turismo, arquitectura, fauna y flora con excelente desempeño. Allí disponen de buenos caballos, pero también de interesantes historias sobre unitarios y federales que combatieron en las barrancas del río Luján, o de malevos que deambulaban por el hoy polo gastronómico Tomás Jofré. Incluso, durante el último tiempo han agregado alternativas diferentes como las imperdibles cabalgatas que comienzan al atardecer para ir creciendo a la luz de la luna.
CRONISTA