Los “hackers activistas” amenazan el Mundial en Brasil

Los “hackers activistas” amenazan el Mundial en Brasil

Durante la sesión del 22 de abril en la que el Senado aprobó el Macro Civil de Internet, quince parlamentarios citaron a Avaaz, una comunidad virtual conocida por sus reclamos on-line, y a otros grupos de activistas por su lucha para la aprobación del proyecto, que, después de cinco años de discusiones, definió los parámetros para internet en el país. Fue un reconocimiento del peso que alcanzó el activismo on-line en la política brasileña.
El éxito de Marco Civil define el auge en el país, hasta ahora, de las campañas nacidas en la web. Hace casi un año, en junio de 2013, protestas iniciadas en la red contra el aumento de los pasajes de colectivos en San Pablo llevaron a millones de personas a las calles para protestar contra los gastos en el Mundial, la corrupción y la falta de servicios básicos.
Consecuencia de esos movimientos, se suspendieron los aumentos de pasajes en todo el país y el Congreso, que fue invadido durante una de las manifestaciones, aprobó rápidamente proyectos que estaban frenados desde hace años, con el fin del voto secreto en el caso de las casaciones y el envío de los royalties del petróleo a la educación y la salud.
“En net activismo es un nuevo tipo de ecología social”, dijo Massimo Di Felice, coordinador del Centro de Investigación Atopos de la Escuela de Comunicaciones y Artes de la Universidad de San Pablo (ECA-USP). “Las redes sociales levantan el deseo de un nuevo tipo de participación de la población, que no se limita solo a elegir a alguien cada cuatro años”.
Este año, se temen acciones más radicales de grupos de “hack activismo”, según algunos informes. “Este año tiene un carácter político muy fuerte. En Brasil, viene el Mundial y estamos en un año de elecciones. El año pasado, vimos mucho activismo en las calles y el año anterior mucho activismo digital. El activismo digital es una tendencia”, afirmó Bruno Zani, gerente de sistemas de McAfee Brasil, empresa de seguridad digital, subsidiaria de Intel Corp.
Anonymous, un grupo de presión política surgido en Internet, creó la campaña “No habrá Mundial”. Preparan manifestaciones
y prometen mucho ruido
en las redes
El “hack activismo” tiene entre sus características el ataque a sitios del gobierno y de grandes corporaciones, entre otros objetivos, lo que los especialistas denominan negaciones de servicios. “Continuará sucediendo porque es una forma de llamar la atención”, dijo Zani, quien explicó que quitar la disponibilidad de un sitio o de una aplicación no es lo mismo que una invasión.
Usar la tecnología para divulgar y atraer seguidores a determinadas causas políticas no es una novedad. En 1990, Lotus, por entonces un gigante de la informática, tuvo que dar marcha atrás al lanzamiento de un productos llamado Marketplace Household, que traía en un CD-ROM nombres, direcciones y hábitos de consumo de 120 millones de estadounidenses, después de que 30.000 personas enviaran mails o mensajes electrónicos a la empresa, en lo que se consideró la primer protesta on line.
Este año, en función del Mundial y de las elecciones, se temen acciones más agresivas de grupos dedicados al “hack activismo”.
En 1994, tuvo lugar un acontecimiento que moldeó buena parte de la acción del activismo on line. El 1 de enero, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional inició una rebelión en el estado mexicano de Chiapas que duró doce días y generó repercusión internacional. Con los rostros cubiertos, los guerrilleros, comandados por el misterioso subcomandante Marcos, exigían justicia y derechos para los pueblos indígenas y pobres de México. El estilo articulado para comunicarse, utilizando un medio naciente como internet, creó la primera protesta global, que movilizó respaldos en varias partes del mundo e inspiró una prensa alternativa internacional.
Fue con el surgimiento de las redes sociales, a partir de 2004, que el activismo digital llegó a las masas. Aquel año, movilizaciones on line derivaron en protestas callejeras y en la anulación de las elecciones en Ucrania, un movimiento que se conoció como “la revolución naranja”. En 2009, se utilizó twitter para la “revolución verde”, como se conoció a las protestas contra la reelección, por sospechas de fraude, del presidente Mahmoud Ahmadinejad, en Irán. Internet facilitó los levantamientos contra las dictaduras en Egipto, Túnez y Libia en 2010 y 2011, durante lo que se llamó la Primavera Árabe.
Se suma la cuenta del activismo on line la caída en 2012 de los proyectos antipiratería, conocidos como Sopa en Estados Unidos, y Acta en Europa. Grupos de activistas tuvieron otras victorias menos difundidas: en Pakistán, frenaron planes del gobierno para bloquear internet y en Filipinas llevaron a la Suprema Corte a encajonar una ley contra los crímenes cibernéticos. Hay que recordar también las protestas el año pasado en Turquía.
¿Internet creó una nueva forma de hacer política?, es la pregunta que surge inmediata.
“Claro que no es internet en sí, pero facilita que más personas conozcan una causa”, dijo Michael Freitas Mohallem, de Avaaz (su nombre quiere decir ‘voz’ en algunas lenguas de Medio Oriente y ‘canción’ en persa). Creado en 2007 en Estados Unidos, el sitio tiene versiones en quince lenguas y actúa globalmente, con 35 millones de asociados. Además de subir petitorios a la web, moviliza financiamiento de campañas, organiza proyectos para presiones a gobiernos y congresistas, y en protestas en las calles.
AP/APA movilización por internet puso en marcha la “revolución naranja” en Ucrania e impidió la asunción de Victor Yanukovych a la presidencia.
Las campañas de donación de Avaaz recaudaron u$s 18 millones. Su acción recibe muchas críticas y levanta sospechas, como la de que pertenecería a un millonario estadounidense de origen húngaro y sería un brazo de su “anarco-capitalismo”, un movimiento por la radicalización de la democracia y el liberalismo. El diario inglés “The Guardian” definió a la organización como “la mayor y más poderosa red activista mundial on line”.
En verdad, Avaaz pertenece a dos “think tanks (centros de debate de ideas), el británico ResPublica y el estadounidense MoveOn. Ambos organizan peticiones on line y campañas para donaciones. Una de ellas, en 2008, fue del senador Barack Obama para presidente de Estados Unidos. Las dos entidades crearon Avaaz como un brazo internacional, que fue un éxito desde el comienzo. En 2007, el video “Stop the Clash”, producido por el grupo, fue visto 2,5 millones de veces y elegido el video político del año por usuarios de YouTube.
Entre algunos objetivos cumplidos, Avaaz hizo que la red de hoteles Hilton comenzara a entrenar a sus empleados para identificar y prevenir la presencia de esclavas sexuales y que el gobierno de Kenia apresara y llevara a juicio a los estupradores de una joven de 16 años. Días atrás, la página brasileña invitaba a los visitantes a presionar al Banco Mundial contra la salida de familias de Kenia, a luchas contra la ejecución de militantes islámicos en Egipto, a financiar el primer estudio mundial sobre la extinción de las abejas y, con más de 1,1 millones de apoyos, a presionar a la presidenta Dilma Rousseff para que conceda asilo político a Edward Snowden, quien reveló que el gobierno de Estados Unidos espiaba las comunicaciones telefónicas y por internet. En Brasil, cuenta con 6,5 millones de suscriptores.
Si Avaaz es la organización más grande, la cara más ruidosa y anárquica del activismo digital es el sitio Wikileaks, de Julian Assange, condenado en Suecia por violación y que vive en la embajada de Ecuador en Londres desde 2012 alegando ser un perseguido político, que divulga informaciones de gobiernos y corporaciones. En la lista están también los hackers de Anonymous, responsables por ataques a sitios de gobiernos y bancos.
AP/ APIntegrantes de la comunidad virtual Avaaz llevaron a Brasilia un petitorio con más de un millón de firmas, levantadas en internet, pidiendo la concesión de asilo a Snowden.
Anonymous no es un grupo, sino un modo de accionar. “Solo en Brasil, el año pasado había 178 colectivos de reivindicaban ser Anonymous”, afirmó Sergio Amadeu, sociólogo, profesor adjunto de la Universidad Federal de Sao Carlos (Ufscar) y autor de un estudio que identificó las páginas de Anonymous como las más influyentes en las protestas callejeras. Anonymous se define como una “súper-conciencia con base en internet”.
“No hay un centro de adhesión. Se torna Anonymous quien quiere. Hay colectivos con dos personas y activistas individuales. Tampoco hay una ideología única y sí militantes que van de la extrema derecha a la extrema izquierda”.
Hackers brasileños suelen involucrarse en causas más amplias que las que se observan en países desarrollados. Fue creada por un colectivo de Anonymous la campaña “No va a haber Mundial” en internet, que generó una respuesta de la propia Rousseff (con el hashtag #Vai TerCopa) en su perfil en Facebook. Tuvieron la marca de ese grupo los ataques a sitios de intendencias, que exhibieron mensajes contra el Mundial de Fútbol de la Fifa, en enero. “Los hackers estadounidenses están básicamente preocupados con la acción del gobierno contra la libertad y los grupos pro-democracia”, dijo Amadeu.
Detrás de las acciones de esos activistas se esconde la idea de una especie de sociedad civil mundial, apoyada en lo que el sociólogo español Manuel Castells llama “la cultura de internet”: prácticamente todos los grupos activistas defienden la libre información, el progreso a través de la tecnología, comunidades virtuales y respaldo a emprendedores.
Es decir, casi nunca. El Partido Pirata surgió en 2006 en Suecia, el mismo país de Pirate Bay, el principal sitio para compartir archivos de todo el mundo, con el objetivo de protestar contra las legislaciones antipiratería en internet. Se extendió por Europa y en Alemania especialmente el Piratenpartei, que en 2011 obtuvo cuatro puestos en parlamentarias regionales. También está organizado en Brasil y realizará en Curitiba el 23 y 24 de mayo su primer encuentro nacional.
En Brasil no fue electo aún ningún “pirata”, pero el peso de internet en la política se refleja en la vida nacional. Según el Sondeo Nacional por Muestras de Domicilios (Pnad), del IBGE, el país tenía en septiembre 80,9 millones -o 49% de la población total-de conectados a redes, que pasan en promedio 3 horas y 39 minutos on line los días útiles y otras 3 horas y 43 minutos el fin de semana, indica otro estudio de Ibope. Supera el tiempo que se le dedica a la TV, a la radio o cualquier otro medio de comunicación. Al menos un tercio de ese tiempo se pasa en las redes sociales, palco por excelencia de las campañas on line.
Durante esta semana, los consulados de Inglaterra, Alemania y Estados Unidos alertarom a los turistas de sus países sobre el riesgo de nuevas protestas en el país, principalmente en Rio de Janeiro. Aunque no conseguirán movilizar las msimas multitudes que años anteriores, no se puede anticipar que puede suceder y aunque las rutas estén vacías, una cosa es cierta: en Internet va a haber barullo.
EL CRONISTA