Lohrmann, el enemigo público N°1, que nadie sabe dónde está

Lohrmann, el enemigo público N°1, que nadie sabe dónde está

Por Gabriel Di Nicola
Desapareció. De un día para el otro, nadie tuvo más noticias de él. Nunca más llamó por teléfono a la casa de su madre, en Lima, partido de Zárate. También dejó de visitar a su hija adolescente en Grand Bourg, Malvinas Argentinas. Sus cuentas de correo electrónico parecen no haber tenido movimientos. Es como si a Rodolfo Lohrmann , “El Ruso”, se lo hubiera tragado la tierra.
Lohrmann, de 49 años, está señalado como el líder de una peligrosa banda de secuestradores que operó en la Argentina, Paraguay y Brasil. Se lo definió como ” el delincuente más buscado ” y también como “el secuestrador más peligroso”. Se le contó media decena de identidades falsas; tantas como mitos alrededor de las veces que logró escapar de sus perseguidores por un pelo.
Fuentes del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos informaron a LA NACION que sigue vigente la recompensa de 100.000 pesos para quien aporte datos que posibiliten su detención. Lo mismo sucede con quien está sindicado como su socio en el liderazgo de esa banda, José Maidana, alias “El Potrillo”.
Algunos investigadores sostienen que “El Ruso” rehízo su vida en la clandestinidad, en otro país. En cambio, una calificada fuente de la Policía Federal afirmó a LA NACION: “Se lo buscó mucho. La hipótesis más firme que tenemos es que murió en circunstancias extrañas en territorio extranjero. Pudo haber sido víctima de sus propios cómplices o haber muerto en un enfrentamiento con la policía. Pensamos que su cuerpo pudo haber sido enterrado sin que se conociera su verdadera identidad”.
A Lohrmann lo acusan de haber participado del secuestro del estudiante universitario Cristian Schaerer. El joven, de 21 años, fue tomado cautivo el 21 de septiembre de 2003 en Corrientes. Aunque su familia pagó un rescate de casi 275.000 dólares, nunca apareció.
“El Ruso” y Maidana, considerados los jefes de la organización, nunca pudieron ser enjuiciados. Otras cinco personas sí fueron condenadas a penas de entre 11 y 18 años de prisión por ese caso.
Se sospecha que la banda a la que se atribuye el liderazgo de Lohrmann también protagonizó, en 2005, el secuestro y homicidio de Cecilia Cubas, hija del ex presidente paraguayo Raúl Cubas.
En la Argentina, a la banda también se la acusa de haber participado del secuestro de Claudio Stefanich, por quien se cobró un rescate de unos US$ 30.000 en mayo de 2002.
Se dedicó al robo de ganado en Entre Ríos, a los asaltos de supermercados, de bancos y de camiones blindados hasta que, a principios de los 2000, comenzó con los secuestros extorsivos. Nunca lo atraparon.

FRACASOS
“Es una cuenta pendiente no haber podido atrapar a Lohrmann”, dijo a LA NACION un veterano detective de la Policía Federal que durante años estuvo tras los pasos de “El Ruso”.
Las historias sobre su eventual paradero van camino a transformarse en leyenda. Una de las últimas versiones que llegaron a oídos de detectives de la División Antisecuestros de la Policía Federal fue que a “El Ruso” lo habían visto en la cancha de San Lorenzo alentando a su amado Ciclón. Pero, como tantas otras, fue una pista falsa.
“Se tejieron muchas historias sobre él. Lo cierto es que a su madre no la llamó más. Tampoco hizo contacto durante la agonía de su padre, que sufrió una larga enfermedad hasta su muerte”, afirmó una calificada fuente de la Federal.
Entre los otros rumores, investigados pero nunca corroborados, que agigantan su leyenda, figura que en 2007 se escapó a caballo de la policía en Chascomús; que se hizo una cirugía estética para cambiar su fisonomía; que le pagó una fortuna a un comisario para que lo dejara ir, después de haber caído en Avellaneda por “averiguación de antecedentes”. Nada de eso se convirtió en un dato fiable, dijeron a LA NACION dos calificados investigadores.
Para evitar ser detenido, Lohrmann usaba documentos con otros nombres, como Carlos Basualdo, Pablo Pitari y Pedro Silva.
El detective de la Policía Federal que durante años estuvo tras los pasos de “El Ruso” definió el rapto de Schaerer como el “primer secuestro transnacional”, porque a la víctima la capturaron en Corrientes, la tuvieron cautiva en Uruguay, en Brasil y el rescate se pagó en Paraguay. “Además, se enviaron correos electrónicos a la familia desde un IP registrado en los Estados Unidos. Pudimos determinar que la organización se dividió el dinero del rescate en una estación de servicio de Curitiba”, agregó el informante.
Para este experimentado detective, “El Ruso” vive en la clandestinidad: “Desapareció de la escena en la Argentina, pero para mí sigue operativo en el exterior”.
Vivo o muerto, lo cierto es que Lohrmann desapareció y nunca más se supo de él.
LA NACION