¿Ideas vs. pañales? Por qué los hijos pueden potenciar nuestro trabajo

¿Ideas vs. pañales? Por qué los hijos pueden potenciar nuestro trabajo

Por Sonia Jalfin
“No hay peor enemigo del buen arte que el cochecito en la entrada.” Esta frase del crítico inglés Cyril Connolly, pronunciada hace más de 50 años, resume una sentencia que pesa sobre todo padre creativo: no podrás tener ideas y cambiar pañales al mismo tiempo.
Sin embargo en los últimos tiempos este paradigma parece estar cambiando. En parte gracias al crecimiento profesional de las mujeres, el involucramiento de los varones en la crianza y la integración de la vida laboral con la privada, los hijos están más presentes en el trabajo, incluso pueden llegar a potenciarlo.
El aclamado best seller de Steven Johnson, De dónde vienen las buenas ideas, propone aventurarse a mundos desconocidos -como el de la paternidad para los primerizos- a fin de cruzar las propias ideas con otras y propiciar la innovación. No es casual que este proceso suela llamarse fertilización cruzada.
Johnson argumenta también que el estado de somnolencia, mal que acompaña a los padres recientes, es un buen inductor de nuevas ideas, como ya se comentó en este mismo espacio hace unas semanas.
Para Marcelo Cetkovich, jefe del departamento de psiquiatría de Ineco, “la falta de sueño produce un estado de semiconciencia que ayuda a enlazar acciones no vinculadas, y eso está detrás de la creatividad. Es el famoso consultar con la almohada”.
Las neurociencias tienen novedades en esta materia. En los últimos años se publicaron estudios que prueban que la paternidad tiene efectos medibles en nuestro cerebro, como el aumento de oxitocina de padres y madres o la sincronización complementaria entre el cerebro de los dos integrantes de una pareja, que así parecen mejorar su capacidad para cuidar al bebé.
“Ser padre o madre tiene efectos neuronales específicos -sostiene Cetcovich-. Son cambios adaptativos que se relacionan con la necesidad de dar respuestas a problemas nuevos. Siempre que resolvés un problema nuevo, se te abre la posibilidad de resolver problemas de otras áreas. De eso, justamente, se trata la creatividad.”

PATERNIDAD E INSPIRACIÓN
Como apunta Ingrid Beck, directora de la revista Barcelona y autora, junto con Paula Rodríguez, de dos ediciones de la Guía (inútil) para madres primerizas, “los hijos te enfrentan con la necesidad de resolver situaciones impensadas todo el tiempo, te obligan a contestar preguntas sobre las que jamás reflexionaste y a bucear en tus prejuicios y en tus límites, todo lo cual es unisex”.
En su caso, la maternidad propició la escritura de un libro que hoy, siete años después y con los chicos crecidos, sigue siendo un éxito editorial. “Durante los primeros ocho meses de puerperio no se me cayó ni una idea. Pero un día decidí que tenía que sobrevivir dignamente a esa situación y que lo mejor era escribir al respecto. Cuando me senté, los personajes fluyeron solos. Claro, era mi vida.”
Algo similar le sucedió a la artista plástica Nicola Costantino, una de cuyas obras más relevantes es una reflexión sobre la llegada de su hijo Aquiles. Cuando Nicola supo que estaba embarazada, construyó una doble de sí misma de tamaño real, pero sin panza, que la acompañó durante el proceso de convertirse en madre, como un reflejo de la artista que no volvería a ser. Se fotografió con su doble en varias situaciones típicas de la maternidad. Y cuando su hijo nació, tiró a la doble por una escalera y la destruyó. Todo fue registrado en el cortometraje Trailer, antesala de una película que no existe.
Para la artista, que el año pasado representó a la Argentina en la Bienal de Venecia, “la maternidad no parece ser un tema que al arte contemporáneo le interese demasiado, pero yo quise mostrar, a través de situaciones cliché, pero enrarecidas, que las convenciones sobre el tema estaban equivocadas”.
Tal vez, el caso más paradigmático sea el de Pablo Poncini, socio y CEO de la agencia de publicidad TBWA o, como se define en su cuenta de Twitter, “creador y padre de Las 1000 millas de Luca”. Su hijo Luca, de 14 años, tiene síndrome de Down. Cuando nació y los médicos se lo comunicaron, Poncini se desmayó. “Los primeros días no podía hacer nada, estaba paralizado. Pero en cuanto volví a ser yo, nada cambió. Cuando sos una persona inquieta las ideas no se agotan.”
Por el contrario, el año pasado decidió participar de una campaña del Consejo Publicitario Argentino que busca derribar prejuicios sobre la discapacidad y filmó un cortometraje junto a su hijo (http://www.las1000millasdeluca.com/#corto). Dirigida por Martín Kalina, la pieza los muestra mientras participan de una tradicional carrera de 1000 millas y fue un rotundo éxito de público y difusión: vista más de 600.000 veces en la Web, fue premiada en New York Festivals y FIAP, y reseñada por CNN, ABC News y Huffington Post, entre otros.
Para Poncini, “los buenos creativos tienen calle, muchas vivencias y gran poder de observación. La experiencia de ser padre también enseña. Y no sólo el hecho de convertirse en padre: también después. Hay gente que lee en los diarios a los adolescentes de hoy les preocupa tal cosa. Yo sé lo que les preocupa porque los trato todos los días y porque me interesa. En particular con Luca, más allá de las características de su edad y colegio, también está el síndrome de Down, y saber sobre eso me sirve en la vida y en mi actividad”.
En los Estados Unidos, es cada vez más grande un colectivo que el marketing bautizó PANK: professional aunt no kids (tía profesional sin hijos). Se trata de mujeres que reciben la inspiración de sus sobrinos, con quienes tienen una relación cercana y a quienes (crucial para el marketing) les hacen regalos caros, pero sin dejar de viajar, tener una vida social intensa y, presumiblemente, más tiempo para las nuevas ideas.
La gurú de este grupo es Melanie Notkin, autora de Otherhood, en referencia a todas las otras que no responden al paradigma de la maternidad, por decisión o circunstancias personales. Un corto inspirado en sus ideas, Shades of Otherhood es un reconocimiento al 38 por ciento de las estadounidense en edad de procrear que no lo hacen, pero, sin embargo, brillan por sus ideas, altos niveles de educación y capacidad de influencia en las redes sociales (además, la mitad de ellas tiene sobrinos). El corto se estrenó hace dos semanas y ya tuvo más de 100.000 espectadores.
Padres y madres tal vez, entonces, estén en desventaja frente a tíos, padrinos o incluso abuelos que dejaron atrás los momentos más demandantes de la paternidad. En cualquier caso, no hay recetas. Como dice Ingrid Beck: “Jamás doy consejos. Mi lema es hacé lo que puedas”.
LA NACION

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