Guía para ver el Mundial en casa sin terminar en un divorcio

Guía para ver el Mundial en casa sin terminar en un divorcio

Los tips de Julieta Camandone y Andrés Sanguinetti, periodistas de El Cronista.

Fútbol sin fanatismos, con pasión y ciertas condiciones
Por Julieta Camandone
Llegó el Mundial. Para las mujeres que disfrutamos del fútbol sin fanatismo, con la única intención de ver ganar a nuestro equipo, o al menos saber que no corre peligro de descender de categoría, el Mundial es un momento para alentar a la Selección, ver algo de la destreza que no reconocemos a menudo en los partidos locales –ni hablar de los partidos que nos invitan a ver en el club– y compartir el momento con amigas, amigos y familiares.
Y listo. Ellos dicen que todos los partidos son importantes, pero de los 64 encuentros del Mundial, Argentina va a jugar un máximo de siete, si tenemos la buena fortuna de lo que no se nombra por cábala. Entonces, dando por hecho que los hombres de la casa verán todos, lo bueno es que quedan 57 partidos de al menos 90 minutos para decidir qué hacer. Contando entretiempos, son casi 100 horas libres. No está mal para ver a esa amiga que hace tiempo no visitamos; entrar a los locales a los que nunca vamos porque ‘aburren’; leer ese libro de poesía que tenemos en espera; hacer un programa de ‘chicas’ con madres e hijas…
Es falso pensar que a todas las mujeres nos interese demasiado opinar en materia de fútbol. También es falso que nos interese demasiado escuchar. Suele ser un mal de muchos el hecho de seguir hablando por horas a un interlocutor desinteresado sobre un acontecimiento que, por su propio carácter de acontecimiento, empezó y terminó.
Tampoco es verdad que nos guste particularmente pasar frente al televisor cuando juegan Costa de Marfil y Japón. Créanme, también en ese momento nosotras nos damos cuenta de la cantidad de veces que vamos y venimos mientras los demás se recrean en el sillón, ignorando felizmente casi todo el resto de lo que sucede en el hogar fuera del televisor.
Otro punto importante de destacar es que la habilidad durante el Mundial se limita a los jugadores. Los vasos, por ejemplo, no reciben ningún don especial durante ese mes para llegar de un pique a la cocina ni para autolavarse, chilena de por medio.
Pero más allá de lo doméstico, el fútbol es pasión. Y nos gusta ver a hombres y mujeres apasionados en la Argentina. Cuando juega la Selección, si pedimos que nos recuerden algún nombre o dato, es decir, preguntamos algo, es porque esa pasión nos llega también, y nos desborda. Lo mismo si hacemos un eventual comentario sobre la belleza masculina. Los celos y la envidia no deben invadir al resto de los mortales. Está claro que cualquier momentáneo enojo se comprende, pero también puede ser suplantado por un sentimiento de compasión. No hay que olvidar que en esta vida todo vuelve. El Mundial termina el 13 de julio y después, las carrozas vuelven a su estado natural de calabazas.
Invitar amigos a casa siempre es bienvenido. Espectáculo aparte sería verlos coordinar la disposición de la mesa para la picada y organizar las tareas para el posterior orden de la sala que sirvió de santuario a la ceremonia. Hay muchas mujeres esperando milagros.
Y hay espacio para las fanáticas también. Esas mujeres con el don de entender realmente el fútbol, más allá de las simples seguidoras de equipos que, al haber crecido entre hermanos y padre futboleros, solo podemos decir si un partido es bueno o es malo, si hubo fair play y quizás, si el árbitro se equivocó.
A las fanáticas, el resto de las mujeres les confiamos la capacidad de análisis, las conclusiones meditadas y, sobre todo, las explicaciones lógicas de los acontecimientos que se desarrollarán a partir de mañana y serán tema excluyente de discusión nacional, mal que a algunos les pese.

Consejos humildes, pero machistas, para 64 partidos
Por Andrés Sanguinetti
En esta mirada machista (con mucho orgullo y honor lo digo) sobre el Mundial de Brasil no voy a ser seguramente muy ocurrente. Quiero pensar que a esta altura del partido (nunca mejor usada la palabra) todo hombre que se digne de serlo sabe, conoce y repite como una Biblia las sencillas pero indispensables instrucciones para seguir los partidos de Argentina y de las otras 31 selecciones sobreviviendo a las preguntas, comentarios, molestias y ocurrencias de cualquier representante del sexo débil (Sí, débil). Se trata de una recopilación de recomendaciones (la mayoría no son de mi autoría pero sí son 100% compartidas intelectualmente), para novias, amigas, esposas y/o hermanas que tengan alguna intención de interrumpir nuestra pasión futbolera entre el 12 de junio y el 13 de julio (Por si alguna no lo sabe, el período de duración del Mundial desde la inauguración a la final).
–El único tema de conversación durante este mes será obviamente el Mundial, los resultados, la performance de Messi, del Pipita o de cualquier otro jugador de cualquier otra Selección. De lo contrario, no se enojen si no les hablamos por 30 días. Salvo que hayan leído las secciones deportivas y sepan los resultados, quiénes hicieron los goles y hasta cuántos expulsados hubo, si es que los hubo.
–Si en casa hay una sola tele, ya sea de 20 pulgadas o la última SmartTV con 3D de 80 pulgadas, tiene un sólo dueño. O sea, nosotros. El control remoto no se negocia. Si quieren ver algo, sepan que el horario femenino arranca recién a la madrugada. Eso, si no hay una repetición o algún programa especial de TyC, Fox Sport, Espn o hasta de la Televisión Pública a esa hora.
–Bajo ningún concepto les está permitido pasar frente al televisor. Si lo hacen, ejerciten las cuclillas y no hagan ruido. Sólo pueden acercarse con cerveza, picada o cualquier otro acompañamiento gastronómico que nos permita calmar nuestra ansiedad, angustia o exitismo. Eso sí. No hagan comentarios sobre nada, menos sobre la ropa o la facha de tal o cual jugador. Y menos aún, sobre la botinera que se está comiendo.
–Durante los partidos no existimos ni para hablar de Guapas, ni de Tinelli, ni del hijo de Ventura, ni de Boudou, Kicillof, precios cuidados o inflación. Tampoco estamos disponibles para abrir la puerta, lavar los platos, atender a los chicos, pasear con la suegra, sacar al perro, hacer las compras o ir al shopping. Y menos para ir a un casamiento, cumpleaños, bautismo o cenas. NADAAAAA DE NADAAAA.
–Si la Selección va perdiendo, o pierde, es necesario ejercitar el culto al silencio, por lo menos durante las próximas cuatro horas bajo riesgo de terminar pensando en un divorcio express.
–Pero si, por unas de esas casualidades ejercitamos el arte de la charla y tenés ganas de hablar o preguntar sobre fútbol, hay ciertas frases que honestamente deberías pensar en no decir. Algunos ejemplos a saber: “¿qué es un offside?”; “porqué hay un señor vestido diferente?”; “¿falta mucho?”; “no te amargues, es sólo un partido”; “igual jugaron mal”; “,era sabido, los otros son mejores”.
–De hecho, también pensá en buscar otros momentos para hablar sobre nuestra relación. Porque hay un mes en el cual “conversar” sobre el futuro de nuestra pareja no es oportuno y solamente terminará causando que dicho horizonte pueda llegar nada más que hasta el 13 de julio (otra vez, te recuerdo, el día de la Final).
–Como dicen esas cadenas que te llegan por mail, watsupp o mensaje de texto, si eres hombre envía este mensaje a un amigo.
–Si sos mujer, sacale fotocopias y pegá una en la heladera.
EL CRONISTA