19 Jun “Éramos nerds pero teníamos amigos”
Por Ana Encabo
Hubo un tiempo en que su reloj calculadora era lo más. Después, una 286 con monitor blanco y negro desplazó al aparato de radioaficionados que tenían en el cuarto que compartía con su hermano en Haedo. Dependiendo de cómo soplara el viento se podían comunicar con otros países. Con Internet, ese efecto que lo fascinaba de chico, se multiplicó por millones.
Con apenas 32 años, Hernán Botbol integra el directorio de Taringa!, la mayor red social de origen latinoamericano, junto a Matías, aquel hermano mayor, y Alberto Nakayama. La plataforma social festeja sus diez años: 75 millones de usuarios mensuales generan 8000 post por día y más de 50 mil comentarios en 18 países. Su esencia es la inteligencia colectiva y funciona como megáfono de los más diversos temas, así como vidriera virtual para artistas y reservorio de tutoriales y “hazlo tu mismo”. Debido al vacío legal sobre la propiedad intelectual en la Web, en este tiempo debió enfrentar diversos procesos legales y denuncias, como la que acaba de hacer la viuda de Borges a través de los medios.
–¿Siempre tuvo clara su vocación?
–La informática me encantó siempre, me enganchaba con los juegos de estrategia. De adolescentes hacíamos páginas web como hobby, sin imaginar que podía ser un sustento.
–¿Eran los típicos nerds encerrados?
–Existía el prejuicio de que si pasabas mucho tiempo en Internet eras antisocial, solitario. Nosotros éramos nerds, pero teníamos amigos.
–¿Cómo llegan a Taringa!?
–Lo que más nos gustaba era que ya había una comunidad compartiendo gustos, soluciones. Nos sumamos en 2006 con el compromiso de hacerla crecer. En ese momento, Google empezó a comercializar publicidad en Latinoamérica: era sencillo generar sitios con un determinado tráfico para tener ingresos similares a la renta de un dos ambientes.
–¿A qué se enfrentó?
–El primer gran desafío fue aprender a ser jefe, mientras tramitábamos la razón social con un inspector, un hombre mayor, que lo demoraba porque no entendía el objeto de la sociedad.
–¿Cómo es el perfil taringuero?
–Es similar a una hinchada de fútbol, toca el mismo nervio, y, si bien hay hinchas mujeres, la mayoría son hombres.
–¿Qué cambió en estos diez años?
–En el 2004 eran pocas las conexiones por banda ancha en el país. Hoy el concepto de uso de una computadora empieza a caer. Dentro de no mucho tiempo los sitios que no hayan encontrado una solución mobile serán dinosaurios, ya que una persona, en promedio, pasa el 10% de su vida mirando el Smartphone, algo así como 200 veces por día. Yo soy de los que levantan el promedio.
Botbol dice llevarse bien con el éxito y el dinero, tener gustos sencillos y sólo gastar plata en tecnología, claro. Vive en Palermo, pero sueña con tener un lugar donde cosechar su propia comida (es vegetariano en vías de vegano), agua y conexión a Internet. Fanático tanto del ajedrez como de la fotografía, suele salir con su Leica Monochrome, algo así como la Rolls Roys de las cámaras fotográficas.
–¿Internet nos hizo mejores?
–Nos da la posibilidad de ser mejores. El total es más que la suma de las partes. La diferencia está en generar y compartir conocimiento.
TIEMPO ARGENTINO