El regreso de una pareja cómica

El regreso de una pareja cómica

Son tan encantadores que resultan irresistibles. Juntos, claro, aunque en buena medida y según los gustos de cada quien, también pueden resultar encantadores cada uno por su lado. Ahora, a iniciativa de él mismo, que produce el film junto a Mike Karz, vuelven a formar pareja de ficción.
Se trata de Drew Barrymore y Adam Sandler, y la historia una vez más será romántica, pero como indica el título Luna de miel en familia, con hijos. Algo difícil, pensarán algunos, pero en la fantasía del film, y en la realidad de un mundo que con tal de no aburrirse intenta concretar cada vez más fantasías, sucede.
“Le dije: ‘Creo que tengo un guión bueno’”, cuenta Sandler que le dijo a Barrymore. Y se lo envió con el siguiente mensaje: “¿Le darías un vistazo, Drewsky?”, que así parece como Adam trata a Drew, algo nada extraño teniendo en cuenta la ascendencia judía de ambos. Se ve que a ella también le encantó la historia, porque Sandler asegura que lo siguiente que se recuerda es que ya estaban combinando para viajar con el equipo de producción a África, donde se rodaría el film.
Luna de miel en familia trata de un encuentro entre Lauren y Jim (Barrymore y Sandler), luego de que ambos tuvieran de las más feas experiencias que a una sola y uno solo le pueden ocurrir: tener una desastrosa cita a ciegas (¡y encima entre ellos mismos!). Según dicta el guión, ante ese trago amargo se muestran de acuerdo en un sola cosa: no quieren volver a verse nunca más. Pero las coincidencias ocultas existen, sólo hay que descubrirlas. Así que se encuentran nuevamente en unas prometedoras vacaciones familiares que cada uno, con sus respectivos hijos, organiza por su cuenta. De esa manera terminan compartiendo una suite en un lujoso centro turístico de safari en África durante una semana.
“Éramos todos muy jóvenes y la pasábamos genial”, dice el director Frank Coraci sin saber que parafrasea a Alberto Olmedo, recordando la experiencia de filmar el primer encuentro entre Drew y Adam, que el público bendijo apenas los vio por primera vez en The Wedding Singer (La mejor de mis bodas, en la Argentina).
“Creo que gran parte de lo que funcionó en esa película provino de la facilidad con que los dos jugaban el uno con el otro, bromeaban y se hacían reír,” agrega quien realizó aquel éxito de taquilla. “Y en Luna de miel en familia están mejores que nunca. Es la familiaridad y comodidad entre ambos lo que los vuelve intrépidos comediantes. Y debido a su respeto mutuo y afecto por el otro, no importa cuán lejos lleven las bromas, siempre hay un matiz de dulzura en ellas.”
Según dice Sandler, dándole seriedad al asunto, “realmente nos apreciamos y tenemos un gran respeto el uno por el otro”. Y agrega una pista sobre el por qué de semejante química entre ambos y su permanencia en el tiempo: “Tampoco tenemos ninguna atracción el uno por el otro. Drew me ha visto sin camisa y sólo se ha alejado riéndose”.
“¡Ey, te vi sin camisa y todavía estoy aquí! ¿Qué te dice eso?”, vuelve a reír Barrymore dirigiéndose a él. “Creo que Adam y yo siempre estuvimos en sintonía, realmente sacamos lo mejor de cada uno –agrega– y me encanta trabajar juntos. Estamos pensando constantemente en cómo hacer que nuestros personajes sean más personales y auténticos, y ponemos mucha atención en eso. Pero al mismo tiempo podemos soltarnos y ser tontos y libres.”
A la buena y humorística apreciación de Sandler, se puede agregar que fueron capaces de dar vida a historias bien modernas, tanto en los deseos, fantasías e ideales, como en las formas de vida que cada uno debía representar. En esta oportunidad son padres que no sólo van de vacaciones con sus hijos, sino que pueden tener citas con ellos presentes.
Para eso, Coraci cree que “el momento actual de Sandler y Barrymore es ideal. Lo que esta vez los hace diferentes, y que era muy apropiado para la historia, es que al igual que sus personajes, Drew y Adam ahora son padres con nuevas responsabilidades. Las películas anteriores eran más sobre el primer amor y sobre empezar, mientras que esta trata sobre dos personas que nunca perdieron la capacidad para la diversión y el romance, pero que también tienen más experiencia de vida, y sin duda aportaron esa sabiduría y perspectiva a sus papeles”.
Barrymore pregunta: “¿Quién no quiere reír y escapar con algo que trata de la vida real, la familia, el amor, y las cosas del día a día que todos vivimos con nuestros matrimonios y nuestros hijos? Es muy relevante, y hay momentos sinceros y significativos en esta película que sin duda conmoverán, y que te hacen sentir bien al mismo tiempo”.
De ahí que, en vez de que la relación funcione a partir de un encuentro de ellos sin los hijos, los guionistas Ivan Menchell y Clare Sera le dieron un toque bien de la vida urbana del siglo XXI y los juntaron a todos. “Pensamos que podría ser más interesante que dos personas tuvieran una cita a ciegas desastrosa, y luego se vieran obligados a compartir unas vacaciones en familia junto con sus hijos”, dice Menchell.
No conformes con esa vuelta de tuerca, a la comedia romántica le agregaron la comedia de situaciones que puede llegar a provocar una banda de niños dando vueltas: “Se hacen cargo –agrega– del paquete turístico de otras personas con todas las cosas que esas otras personas habían puesto en juego, ya sea una cena romántica o qué iban a hacer los niños, por lo que ambos están viviendo el sueño de otra persona, que es su pesadilla”. Todo eso en un lugar de difícil salida, más allá de que se tenga el dinero disponible como para hacerlo: un safari por África, nada más para que los buenos de Lauren y Jim (los personajes de Barrymore y Sandler) puedan salir de la rutina que tanto agobia la vida cotidiana de los trabajadores profesionales de hoy. Y también para que se acostumbren a lo que Coraci sugiere como una nueva tendencia: “De alguna manera, tener citas con niños no es esencialmente muy diferente a salir sin niños. Aunque ambas a menudo comienzan con el elemento más importante de todos: el sentido del humor”.
Lo que no tienen estos personajes son pasados que los condenen. Ella está recientemente divorciada y él es viudo. A su manera, cada uno desconfía de que el amor les vuelva a sonreír, otro de los condimentos importantes de cualquier comedia romántica. Esa dificultad habilita la intervención de los amigos, que siempre van a decir algo que se prefiere no escuchar, tipo: “Sos joven, tenés que salir, tenés que rehacer tu vida” o “Sé que el dolor es grande, pero si no probás de nuevo nunca sabrás si podrás conocer el amor”. Y unas cuantas cosas más que los terminan impulsando a aquella cita a ciegas que, al tiempo que arruina todo, abre una nueva posibilidad en el relato.
Como bien resume Barrymore: “Gran parte de esta película es acerca de los niños y las familias, y el gran equilibrio resultante. Los cinco jóvenes actores realmente hacen que sus personajes cobren vida. La primera vez que leí el guión me di cuenta de que esta historia iba a vivir y respirar mucho a través de los niños. No es fácil encontrar cinco grandes actores jóvenes como estos, que son simplemente increíbles”. Esa tarea le llevó su tiempo a Coraci: “Encontrar a los niños adecuados era súper importante para lograr contar esta historia de modo creíble”. Además del physique du rol adecuado, debían compatibilizar con los actores adultos, así que las sesiones de casting fueron duras y parejas.
Y todo para que en poco más de una hora y media, el público pase ese momento agradable que a veces busca con desesperación, y otras con la dosis de calma necesaria que a la vez de disfrutar, les permita alguna simpática reflexión. A esta última opción es a la que suelen invitar Barrymore y Sandler.
TIEMPO ARGENTINO