El gusto es dulce

El gusto es dulce

Por Laura Litvin
Los vinos dulces, menos alcohólicos y más suaves y fáciles de beber ganan terreno en el mercado local. Si bien originalmente fueron blancos, la góndola también presenta etiquetas tintas y espumantes. Son ideales para los bebedores que recién se inician en el mundo del vino y también están pensados para ser combinados con otras bebidas y frutas,en coctelería. Incluso, son ideales para acompañar postres frescos tras una cena liviana.
Para hablar de esta nueva tendencia en el paladar local, Tiempo Argentino convocó a Roberto González, enólogo, vicepresidente de la Academia Argentina de la Vid y el Vino y gerente enológico de Bodega Nieto Senetiner.
–¿Por qué los argentinos tomamos cada vez más vinos dulces (naturales y tardíos y espumantes dulces)?
–En general podemos decir que la población humana cada vez bebe productos más dulces. Basta ver la estadística de tasa de consumo de hidratos de carbono de la población, que aumenta año tras año y cómo las políticas de salubridad estatales han hecho foco en este fenómeno.
La razón de ello parece muy fácil de explicar: por un lado, con más frecuencia, la gente busca productos menos complicados, fáciles de beber (el vino gaseosa), cercano a los jugos de fruta, bajo un concepto de naturalidad. Es la etapa primaria de introducción de los nuevos consumidores, que sustituyen los jugos y/o gaseosas por el vino. Por otro lado tenemos los consumidores más expertos o tradicionales, que han experimentado más y buscan la sofisticación. La percepción del alcohol, taninos, acidez es importante para ellos, y el azúcar oculta dichos componentes.
–¿Cuál es la diferencia entre dulce natural y tardío?
–Se define como vino dulce natural al azúcar de uva remanente que queda en el vino al no finalizar su fermentación, o expresado de otra forma: que toda el azúcar de uva no se transforma en alcohol. Las uvas pueden ser cosechadas en forma temprana o tardía. En cambio se llama tardío a las últimas uvas que se cosechan de la vendimia en curso, donde el mismo azúcar podrá transformarse todo en alcohol o no. Es decir el vino podrá quedar dulce o seco.
–¿Es una tendencia que seguimos de algún otro lugar del mundo?
–La tendencia actual de vinos en Argentina se da en varias partes del mundo, sólo basta ver revistas especializadas en vinos y góndolas en las vinotecas y supermercados. Son nichos en crecimiento. Pero la moda del vino dulce es un concepto que primó en la década de 1980, es un revival de estilo de aquella época.
–Si no me equivoco, se trata de vinos suaves, dulces, menos alcohólicos, más aromatizados. ¿Son vinos para recién iniciados?
–Sí, en general son más suaves, menos alcohólicos, porque todo el azúcar no termino de transformarse en alcohol. Y son más aromáticos, porque la fase aromática se ancla a la fase acuosa a través del azúcar, volatilizándose más lentamente. Por eso su aroma es más persistente. Son vinos menos complejos, aptos para los recién iniciados, mucho más amables al paladar.
–¿Cuáles son las situaciones de consumo de estos vinos?
–Estos vinos son los que yo denomino vino-bebida o vino-gaseosa, ideal para beberlos fuera de las comidas y en especial en el after-office.
–¿Cuáles son las cepas emblemáticas de este tipo de vinos?
Las cepas más adaptadas para este fenómeno son las de origen aromático. En Argentina, la familia de los Torrontés, las Moscateles y las Malvasías.
–¿Sirven para mezclarse en cócteles también?
–Sí, son propicias para ser mezcladas con otras bebidas, esto es muy de la cultura italiana. Y en esto, la industria avanzó mucho más. Hoy en día, varias empresas ofrecen este tipo de productos aromatizados, como Frizzé y New Age.
–¿Con qué platos van mejor?
La gastronomía más cercana es la del la cocina india o asiática.
TIEMPO ARGENTINO

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