24 Jun Descubren cómo hacen las bacterias para adaptarse a los cambios de temperatura
Científicos de la Argentina y Bélgica realizaron un descubrimiento clave para entender cómo las bacterias son capaces de vivir a distintas temperaturas, lo que tendría múltiples aplicaciones, por ejemplo, en la agricultura, para adaptar el cultivo en zonas frías de plantas de regiones cálidas, o bien para la conservación de alimentos, detectando falencias en la cadena de frío, entre otras. Sus hallazgos acaban de ser publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), y tuvieron un lugar destacado en otra publicación especializada, Nature Chemical Biology.
Los científicos demostraron a nivel biofísico-molecular el mecanismo por el cual una proteína termosensora es capaz de convertir una señal física externa –la temperatura ambiental– en una señal química intracelular, que resulta luego en la modificación de la expresión de genes que permiten la adaptación térmica.
En el año 2001, investigadores del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), dependiente del CONICET y de la Universidad Nacional de Rosario, identificaron el gen que codifica una proteína termosensora llamada DesK. Desde entonces, pasaron más de una década buscando explicar su funcionamiento y sus mecanismos de acción. En la actualidad, el modelo de análisis que crearon es el mejor caracterizado para el estudio de la percepción y adaptación a los cambios de temperatura.
“Estas proteínas funcionan como un termómetro celular, que alerta a los organismos sobre la necesidad de adaptarse a una nueva temperatura”, explicó Larisa Cybulski, investigadora adjunta del CONICET.
Para estudiar las bases biofísicas y moleculares de la percepción de temperatura, los investigadores diseñaron un nanosensor derivado de la proteína DesK, de mucho menor tamaño pero que funciona de manera similar a la proteína completa.
Según Cybulski, la disponibilidad de ese sistema les permitió esclarecer el mecanismo de acción de los biosensores, un campo de investigación aún desconocido. “Identificamos una región de la proteína que sufre cambios estructurales en respuesta a sutiles variaciones en el grado de hidratación del ambiente en el cual se halla inmersa, y que se producen al variar la temperatura”, detalló Cybulski, autora principal del trabajo.
Para el grupo de investigación, el estudio de la respuesta al frío de los patógenos transmitidos por los alimentos, tales como Listeria –una de las bacterias que causa las infecciones alimentarias más virulentas– es uno de los desafíos centrales, siendo la refrigeración un método de uso general para el almacenamiento de alimentos.
TIEMPO ARGENTINO