Claudia Amura: “Aprendí a jugar sin la obligación de ganar siempre”

Claudia Amura: “Aprendí a jugar sin la obligación de ganar siempre”

Por Carlos Ilardo
Esa mujer de rostro ovalado, ojos negros, piel trigueña y pelo castaño tiene licencia para hablar de ajedrez y decir lo que le dé la gana; a los 43 años, Claudia Noemí Amura, máxima referente del ajedrez femenino vernáculo, acaba de sumar su 5° título local: el 67° Campeonato Argentino superior que se realizó en Villa Martelli y San Isidro.
“Afortunadamente el ajedrez me sigue sorprendiendo porque me brinda la posibilidad de disfrutar mucho más ahora, en esta etapa en la que soy más observadora que cuando era joven y en la que jugaba con mucha presión; aprendí a jugar sin la obligación de ganar siempre; aquello me alejó del ajedrez”, contó a la nacion Claudia Amura, la noche de su quinta consagración. Así, la ganadora del certamen femenino más importante de calendario de la FADA, que conduce Mario Petrucci, se refirió a su misterioso alejamiento de la alta competencia hace casi 20 años.
Es que, un cuarto de siglo atrás, Amura había obtenido los Argentinos femeninos de 1985, 1987, 1988 y 1989, y varios Sudamericanos; tiempos en los que no tenía rivales en el país y en el campo internacional era una de las 12 mejores maestras del mundo. Acaso harta de presiones, desplantes y falta de reconocimientos, a mediados de los noventa dejó el ajedrez, la familia y su trabajo de columnista en la nacion; se internó con sus secretos en la Congregación Mercedaria en Alta Córdoba. Durante casi un año trocó enroques por rosarios, hasta que largó los hábitos y comenzó a pensar de a dos. Se reencontró con su novio, el mexicano Gilberto Hernández, otro gran maestro, y formaron un hogar en el que florecieron cuatro retoños, Gilberto, Eduardo, Luis y Rocío. Y se radicó en San Luis, donde trabaja para la Universidad de La Punta, como jefa del plan AEI (Ajedrez Escolar Inicial), que asiste a 45.000 chicos.
-Pasaron 25 años de tu último título, en 1989. ¿Qué cambiaste?
-No, no lo digas así que parecen un montón? (risas); aquella época no fue fácil para mí, aunque había otras chicas, como Burijovich, que eran fuertes rivales, yo estaba en un momento bárbaro, con muchos títulos ganados en el exterior, y eso me obligaba o me hacía sentir presionada a la hora de jugar y de tener que ganar. Eso no me hizo bien; recién el año pasado volví porque el Argentino se jugó en San Luis y sentí que era una obligación estar allí. En ese torneo, aunque jugó Carolina Luján, que es nuestra Nº 1, no me fue nada mal; salí tercera. Ahí también sentí que tenía que jugar bien y ganar. Creo que la presión no me la quitaré nunca, por eso ahora trato de disfrutar otras cosas.
– ¿Por ejemplo?
-De algunos sueños que tengo; por ejemplo, quisiera que algún día el equipo argentino de mujeres en una olimpíada esté integrado por casi todas jugadoras de San Luis y que yo sea su entrenadora (risas). Además me gusta ver el progreso de las chicas de San Luis; acá tuve como rivales a Ayelén (Martínez) y a Guadalupe (Besso), pero ellas se entrenaron con el campeón argentino, Diego Flores, así que fue muy difícil jugarles, porque tenían muchas mejoras en planes o esquemas que conmigo habían aprendido.
Amura, que en su palmarés luce sus enfrentamientos con 8 campeones mundiales (Mihail Tal, Garry Kasparov, Anatoly Karpov, Ruslan Ponomariov, Susan Polgar, Xie Jun, Nona Gaprindashvili y Antoaneta Stefanova), responsabilizó a su esposo por su presencia en el certamen: “Estoy acá porque Gilberto me impulsó para que lo hiciera. Él podía estar esta semana a cargo de la casa y de los niños y eso me permitió viajar a Buenos Aires y acompañar a la delegación de San Luis”, Y agregó: “Además, los premios ($ 80 mil) eran una gran tentación porque nunca hubo tanto dinero para el ajedrez femenino. En ese aspecto hay que destacar el trabajo de la Organización Duchamp, que acercó a Alberto Michanie de la textil Lichytex”.
Con la victoria de Amura quedó conformado el equipo argentino de mujeres que irá a la Olimpíada de Tromso (Noruega). A la campeona argentina la acompañarán Carolina Luján, Florencia Fernández, Marisa Zuriel y Ayelén Martínez.
-Vas a jugar tu novena olimpíada. ¿Será la última?
-Nunca se sabe; en agosto espero estar en Noruega, aunque tengo algunas otras expectativas.
-¿Cuáles?
-Me gustaría cumplir un nuevo sueño; me quiero preparar para ser dirigente y ser la presidenta de la Federación Argentina de Ajedrez (FADA). No puede ser que no nos terminemos de unir, y yo creo que puedo hacer esa tarea.
Claudia Amura, la reina del ajedrez argentino, que planifica y decide como un gran maestro, sigue alimentando sueños. Todo un reto.
LA NACION