03 Jun Carlos Retegui: “Siento el apoyo incondicional de los dos planteles”
Por Gastón Saiz
Los cuatro libros que está leyendo Carlos Retegui pintan de cuerpo entero su actualidad: (Stamateas), tandreu), bre Pep Guardiola) y (Orfeo Suárez). Cada párrafo que repasa lo ayuda para esta obra monumental que asumió: llevar lo más alto posible a los Leones y a las Leonas en el Mundial de La Haya.
En este doble comando que emprendió en diciembre pasado, el Chapa mide la temperatura de ambos conjuntos a cada instante: “Las chicas ya quieren jugar, después de cuatro meses de preparación intensa. Ya no quieren tests matches, ni entrenamientos ni nada. Las horas no se les pasan más, es lógico. En cambio, con los varones queremos tener más días de recuperación y que varios se restablezcan de los problemas físicos”.
-A grandes rasgos, podría trazarse un paralelo entre el seleccionado de fútbol que jugará en Brasil y las Leonas: en ambos casos, el sueño es desbancar al anfitrión, que es el gran candidato.
-Sí, pero no sirve hacer cuentas a futuro. Holanda no está en nuestro grupo, así que no me pongo a pensar en ellas, no me interesa, más allá de la base de datos que tenemos con todas sus características. Ojalá sí nos toque Holanda en los cruces; es el partido que uno desea para una semifinal o final.
-¿Y los varones, con la baja confirmada de Facundo Callioni?
-Si el partido de las chicas ante las sudafricanas será difícil, el debut de los Leones ante Holanda ni hablar. Callioni es un delantero insustituible, porque es el más vertical y punzante del equipo. Lamento su ausencia por la clase de persona que es, más que por su calidad de jugador. Cuando estaba en Bélgica, antes de sumarse al equipo en Buenos Aires, me había dicho: “Me preparo para ser el mejor delantero del Mundial”. Lamentablemente sufrió esta infección bacteriana que nos tuvo muy preocupados por su estado de salud más allá de la competencia. Con los muchachos sé que si estamos completos somos un equipo fuerte, no venimos sólo a participar. Pero estos problemas de lesiones nos hicieron pensar en el minuto a minuto.
-¿Qué te jugás personalmente en este Mundial?
-Nada. Yo estoy tranquilo. Di todo de mí desde que a fines del año pasado asumí el compromiso de dirigir a los dos planteles a la vez. Ningún resultado va a opacar mi trabajo. Y lo que digan los demás, sinceramente, no me importa. En este cargo tenés que ponerte el caparazón para soportar la crítica destructiva. ¿Qué me juego? Si un jugador viene y me regala la camiseta, como me pasó, ya está, no me importa más nada. Lo único que me interesa es no fallarles a los jugadores, y lo bueno es que siento un apoyo incondicional de los dos planteles.
-¿Pero sentís algún tipo de presión en este Mundial?
-No siento presión; sí tuve miedo cuando fui al hospital a visitar a Facu Callioni. Lo abracé y le cambió la cara. Pero no siento la presión de defender el título. Lo único que quiero es agarrar los primeros tres puntos, sólo pienso en eso.
-El 3 de junio vas a andar a las corridas: terminará el partido de los Leones en el estadio Kyocera y enseguida arrancará el de las Leonas en la segunda cancha. ¿Cómo vas a hacer?
-Ya durante el torneo me voy preparando para descansar la mente porque es algo necesario. Entre partido y partido hay que encontrar un espacio para dejar la cabeza en blanco y descansar. De hecho, me voy a llevar una bolsa de dormir de esas de campamento para tirarme en el piso, porque llego al estadio a las 8 de la mañana y me vuelvo a las 10 de la noche.
-¿Te tirás ahí a dormir entre la gente, en cualquier lado?
-Sí, yo me duermo en cualquier lado entre las tribunas, con la mochila detrás de la espalda. Lo hice en los Juegos de Londres 2012 y en la World League de Nueva Delhi, no tengo problema. Es la mejor forma para aguantar y ver seis partidos por jornada.
-¿Qué aprendiste entre el título de Rosario 2010 y este Mundial?
-Los años me dieron más templanza, más paciencia y una lectura del juego diferente. Con el transcurso del tiempo vas viendo las jugadas milésimas de segundos antes; ésa es la diferencia. Y dentro de cuatro años, seguramente veré las secuencias de manera más anticipada todavía. Lo otro que aprendí es no creer que uno es imbatible porque ganó todo como DT en un año; eso corresponde al pasado. Y también empezás a pensar en muchas más cosas. Por ejemplo, en ponerte en el lugar de los rivales y ver qué podrían hacer para trabarte el juego, para desconcentrarte y sacarte de tu hábitat.
-¿Las circunstancias te llevaron a volcarte especialmente hacia alguno de los dos equipos en 2014?
-No, con los dos fue igual. Voy a una clínica social en un galpón de Salta y la brindo con la misma pasión que con los seleccionados. Cuando entrenás a las Leonas es lo más lindo que te puede pasar, pero sucede lo mismo con los varones. No le pongo más garra o ímpetu a uno u otro plantel; solo disfruto de esta posibilidad.
LA NACION