23 Jun Armonía en clave oriental
Por Tesy de Biase
Un equipo de sociólogas del Centro Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA estudió el auge de las medicinas alternativas y complementarias (MACs) en el país como reflejo de un fenómeno global creciente. Al analizar la conducta de los usuarios de la Ciudad de Buenos Aires, las investigadoras Betina Freidin y Rosana Abrutzky concluyeron que el encuentro con la acupuntura y otras MACs, constituye una experiencia de aprendizaje de nuevas prácticas de cuidado y formas de comprender el proceso de salud-enfermedad como un fenómeno holístico. En este sentido, “los pacientes definieron su experiencia terapéutica como un ‘click’ o ‘viaje de ida’ para denotar un punto de inflexión en sus estrategias de cuidado de la salud como prácticas transformadoras en el plano personal”.
¿Qué tienen en común las estrategias terapéuticas con fuerte sesgo oriental? La emergencia de un concepto de salud integral, que busca el equilibrio energético para alcanzar la armonía en los planos físico, mental y espiritual.
MEDICINA TRADICIONAL CHINA
“La medicina tradicional china (MTC) remonta sus orígenes a 5.000 años antes de la Era Cristiana; consiste en la ingestión de hierbas medicinales y en la utilización de moxa (aplicación de calor) y acupuntura, aplicada mediante agujas especiales. En la antigüedad se utilizaba aguijones o espinas de plantas aplicadas en puntos que producen efectos sobre el chi, o energía vital en la concepción china. Todo este sistema, que es tanto curativo como preventivo, tiene como fin restablecer el equilibrio del chi”, comenta el Dr. José Pellegrino, médico holístico egresado de la Sociedad Argentina de Acupuntura.
Y explica: “Esta energía esencial está compuesta por la energía con la que nacemos, la que obtenemos en los alimentos y la que podemos potenciar; tiene una faceta llamada yin, que está relacionado con lo femenino, el pensamiento, la quietud; y el yang, que está vinculado con el movimiento, lo masculino, la luz, el día. El yin y el yang están en armonía cuando hay salud. La enfermedad se produce cuando esa armonía se altera. La MTC habla de patrones energéticos de enfermedad, a diferencia de la medicina occidental, que habla de alteraciones anatómicas, por esto a la primera no le interesa qué pasa a nivel celular de cada órgano, sino cómo se altera su patrón de funcionamiento energético”. Para esta vertiente, la armonización de la energía es la vía de recuperación y mantenimiento de la salud.
REIKI
“El reiki es un antiguo arte de sanación japonés administra¬do por la imposición de manos en los centros energéticos o chakras, para alcanzar la salud en todos los planos: físico, men¬tal y emocional”, dice el maestro Mario Lombardi, director de la Escuela Argentina de Reiki. “Cuando administramos reiki, cuya significado es energía vital universal, no estamos usando nuestra propia energía, sino que somos un vehículo de la energía del Universo, es decir, transmitimos una energía totalmente natural e inocua, aplicable a todo tipo de dolencias y enfer¬medades. La virtud que tiene la técnica es que actúa en forma profunda sobre el plano mental y emocional de la persona. Los síntomas como estrés, ansiedad, depresión e insomnio son fácilmente tratables con esta estrategia terapéutica, reconocida por la Organización Mundial de la Salud como técnica comple¬mentaria de la medicina convencional”.
Creen que las personas pueden recibir esa energía vi¬tal universal de manos de un practicante o autoaplicársela: “Cualquiera puede aprender reiki, no es un don especial para algunos, no se necesita tener conocimientos previos ni hay un límite de edad para practicarlo”, aclara Lombardi.
En nuestro país no existen estadísticas que den cuenta de la cantidad de adherentes, pero es sugerente un dato obtenido por la Encuesta Nacional de Salud de Estados Unidos: allí, más de 1,2 millones de personas utilizan esta “terapia energética como herramienta natural” para relajarse, reducir el estrés, mejorar el estado general de su salud e incrementar el bienestar psicofísico. El reiki también es usado para reducir el dolor y la ansiedad y para acelerar los tiempos de recuperación de procesos quirúrgicos y distintas enfermedades.
AYURVEDA
“La del Ayurveda es una medicina milenaria de la India que se introdujo en la Argentina a partir de los ’80, y en los últimos años adquirió mayor difusión en el circuito porteño de las terapias alternativas y complementarias (MACs). Integra aspectos físicos, mentales y espirituales, y demanda un rol muy activo del paciente a través del seguimiento de prácticas de autocuidado”, define un estudio de los investigadores argentinos Betina Freidin, Matías Ballesteros y Luciana Espigares.
“No tenes que transformarte en un indio para poder hacer Ayurveda. Ni tenes que comer ni vestirte, ni tener la cultura de ellos. Sí cambios de hábitos, conocer los alimentos, las especias, algunas tisanas y de a poquito ir incorporándole la información a tus células como para poder llevarlo adelante en el día a día”, comentó una de las personas entrevistadas para la realización del estudio.
Como un sistema de cuidado de la salud, consiste en una serie de terapias que abarcan la alimentación, el descanso, el ejercicio y otras esferas de la vida cotidiana orientadas a man¬tener o restablecer el equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu.
La medicina ayurvédica se basa en el conocimiento del tipo corporal o dosha de cada persona para personalizar su tratamiento. Una de sus herramientas es la acupuntura ayurvédica, “una técnica milenaria originada en la antigua India, cuyo objetivo principal es lograr el equilibrio en la circulación de la energía vital”, según explica el Dr. Carlos Chesta, especialista en medicina y acupuntura ayurvédica. Aunque esta acupuntura utiliza la misma técnica que su par china, está centrada en equilibrar las fuerzas fisiológicas del tipo corporal de cada persona. Apenas una mínima especificidad de esta práctica, que comparte el mismo eje directriz con la mayoría de las estrategias terapéuticas ancestrales: alcanzar el equilibrio energético y la armonía psicofísica en clave oriental.
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