Alertan sobre los riesgos de una dieta vegana sin control médico

Alertan sobre los riesgos de una dieta vegana sin control médico

Algunos lo eligen como estilo de vida. Otros como militancia ética, religiosa o medioambiental. Y hasta hay quienes lo demuestran de puro esnobismo. Lo cierto es que cada vez son más y muchos no siempre lo hacen con el cuidado que requiere. Por eso la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) fijó posición respecto de ellos: los que reniegan de la carne o todo lo que provenga del reino animal.
La entidad lanzó una serie de advertencias sobre la alimentación vegetariana y ya despertó polémica (ver aparte columnas de opinión). Luego de un año de trabajo, un equipo de especialistas elaboró un documento en el que se puntualiza que “si un individuo es vegetariano o decide adoptar este tipo de alimentación, debe ser provisto de educación y orientación por un profesional de la nutrición para convertirse en un vegetariano saludable”.
El informe no denosta la elección y recuerda que la alimentación vegetariana cuenta con el respaldo de numerosas sociedades científicas, como la American Dietetic Association, que en 2009 publicó un documento en el que establece que “las dietas vegetarianas adecuadamente planificadas, incluidas las dietas totalmente vegetarianas o veganas, son saludables, nutricionalmente adecuadas, y pueden proporcionar beneficios para la salud en la prevención y en el tratamiento de ciertas enfermedades, en todas las etapas del ciclo vital, incluido el embarazo, la lactancia, la infancia, la niñez y la adolescencia, así como también para los atletas”. Pero alerta sobre los veganos –que sólo consumen productos del reino vegetal–, por la carencia de nutrientes como la vitamina B12, los ácidos grasos omega 3, hierro, calcio, vitamina D, zinc y, en menor medida, las proteínas y el iodo, una cuestión “potencialmente preocupante”. A los ovolactovegetarianos la SAN no los considera una población de riesgo, “ya que con los derivados de animales que agregan a su dieta suplen perfectamente la carencia proteica que una alimentación basada exclusivamente en vegetales les pudiera ocasionar”.
Raúl Sandro Murray, vicepresidente de la SAN y coordinador del Grupo de Trabajo Alimentos, explicó a Tiempo Argentino que les llevó más de un año la elaboración del trabajo y que el mismo surgió por “el incremento del vegetarianismo a nivel global y en la Argentina”, un universo en el que a falta de estadísticas oficiales se estima que forma entre el uno y dos por ciento de la población. A ellos recurren, básicamente, tres grupos de pacientes: quienes expresan el deseo de dejar de consumir productos del reino animal, quienes ya lo hacen y por eso sufrieron algún trastorno o los que comenzaron a hacerlo para buscar otro fin, como por ejemplo, bajar de peso y también se encontraron con problemas. Para Murray, las reticencias para consultar se originan porque los vegetarianos “creen que hacen lo correcto”. Murray indicó que “la idea es alertar a la población” de la necesidad de que consulten al médico antes de cambiar la dieta “para saber qué comer y cómo combinar, además de hacer un control una vez por año como mínimo y específicamente de la vitamina B12”, presente en los músculos o el hígado de los animales y que de no consumirse puede remplazarse con otro alimentos fortificados, harinas o suplementos dietarios. Los trastornos que puede traer la carencia es la anemia megaloblástica y hasta alteraciones neurológicas “que son muy difíciles de resolver”. El trabajo de la SAN hace principal hincapié sobre los riesgos de esta carencia en las veganas embarazadas como también en aquellas que planifican un embarazo y las consecuencias que puede acarrear a la salud del feto y del recién nacido.
Los especialistas destacan que “si bien es cierto que la población que adopta una alimentación vegetariana ha demostrado tener menos riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, dislipidemias e incluso cáncer, otros patrones alimentarios que incluyen pequeñas cantidades de pescado o carnes rojas magras también parecen ofrecer una protección significativa contra esas mismas patologías, razón por la cual es necesaria la realización de una mayor cantidad de trabajos científicos para sostenerla”.
TIEMPO ARGENTINO

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