Sexo post-Viagra: nuevas y mejores terapias para la disfunción eréctil

Sexo post-Viagra: nuevas y mejores terapias para la disfunción eréctil

Por Sebastián Ríos
La revolución del tratamiento para la disfunción eréctil que supuso en 1998 el lanzamiento del Viagra no se ha agotado en el siempre vigente uso de la ya célebre pastillita azul, una solución para los problemas de buena parte de los más de 150 millones de varones que la padecen en todo el mundo. Los últimos años han sido testigos de la llegada de nuevas moléculas emparentadas con el sildenafil -tal es el nombre real de la droga comercializada en Estados Unidos como Viagra y aquí, con decenas de nombres distintos-, de mejores tecnologías en implantes peneanos e incluso de tratamientos completamente distintos, como las ondas de choque de baja energía que desde hace poco se emplean en el país.
“Las ondas de choque constituyen un tratamiento absolutamente indoloro, que requiere unas cuatro sesiones de 20 minutos durante un mes, en las cuales se aplican en el pene ondas de choque similares a las que se emplean para disolver cálculos renales, pero de mucha menor intensidad, y que se ha observado que estimulan la formación de nuevos vasos sanguíneos”, explicó el doctor Amado Bechara, jefe de Unidad de la División Urología del hospital Durand y director médico del Instituto Médico Especializado (IME), que tiene experiencia en el uso de las ondas de choque.
La necesidad de generar nuevos vasos sanguíneos en el pene de quienes padecen disfunción eréctil está dada porque, en la amplia mayoría de los casos, la causa de disfunción eréctil es vascular (ver aparte). “La hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol elevado y la enfermedad cardiovascular son los factores etiológicos que más comúnmente se encuentran detrás de la disfunción eréctil, y que tienen en común el daño del endotelio, que es la capa interna de las arterias del pene”, agregó el doctor Adolfo Casabé, consultor de la Sociedad Argentina de Urología y encargado del sector de Medicina Sexual del hospital Durand.
Pero mientras que el sildenafil y sus moléculas parientes (el vardenafilo y el tadalafilo) actúan sobre el endotelio vascular, inhibiendo ciertas enzimas que restringen el flujo de sangre dentro de los vasos sanguíneos del pene, las ondas de choque directamente generan nuevas arterias dentro del pene, lo que lo convierte en una opción para los pacientes en los que las arterias están tan deterioradas que no responden a los citados fármacos.
“Este tratamiento es una alternativa para los pacientes que no responden al sildenafil o a las otras drogas, pero que no quieren pasar al siguiente tratamiento de la disfunción eréctil, que son las inyecciones intrapeneanas”, comentó Bechara. “La tasa de eficacia ronda el 60%, lo que significa que el 60% de los pacientes tratados con ondas de choque va a poder responder adecuadamente a la terapia oral”, completó Casabé, que agregó que los efectos del nuevo tratamiento se observan a los 45 a 60 días posteriores a su finalización.
El tratamiento desarrollado en Israel -y aprobado por las autoridades regulatorias de la Argentina y de 16 países europeos- no posee efectos adversos dscriptos.

MEJORA CONTINUA
El tiempo transcurrido entre el lanzamiento del Viagra, en 1998, y el reciente advenimiento de las ondas de choque no transcurrió sin novedades. La aprobación del tadalafilo y del vardenafilo, ambos en 2003, no sólo amplió la oferta de tratamientos orales para la disfunción eréctil, sino que incluso ofreció, en el caso del primero, interesantes ventajas para los pacientes.
“La diferencia con el sildenafil la marca el tadalafilo, que no requiere restringir las comidas grasas la hora previa a su toma y que además tiene una duración de sus efectos de 36 horas, y no cuatro como el sildenafil”, señaló Bechara. “Esto al paciente le da una sensación de espontaneidad, ya que no tiene que estar pensando en tener que tomar la pastilla una hora antes para poder tener una relación sexual. Se siente como curado”, agregó Casabé.
En 2009 fue aprobada una segunda presentación del tadalafilo, pero no para ser usada a demanda (cuando la persona quiere tener relaciones sexuales), sino de uso diario. “Así, el paciente incluso siente que no depende de la toma del fármaco”, dijo Casabé, que recordó que las encuestas realizadas en pacientes que toman la píldora a demanda muestran que “el 81% extraña las relaciones sexuales espontáneas, y el 75%, no tener que planear la actividad sexual”.
Lo que también mejoró en la era post-Viagra son los implantes peneanos, que constituyen la última línea de tratamiento de la disfunción eréctil y que habitualmente se indican en personas que no han respondido a los tratamientos orales ni a las inyecciones intrapeneanas. “Lo que ha mejorado es la calidad de los materiales y la tecnología, al reducir la posibilidad de falla mecánica, como también el riesgo de infección [durante su colocación]”, explicó Bechara.
A futuro, son de esperar innovadores tratamientos para este padecimiento masculino. Una reciente revisión publicada en la revista Therapeutic Advances in Urology menciona distintos dispositivos en experimentación, desde implantes peneanos que responden al calor y stents para arterias peneanas que liberan sildenafil hasta dispositivos que logran la erección por vibración.
“Hoy, el varón con disfunción eréctil que no vuelve a tener una erección es por una elección personal, no porque la medicina no le pueda dar una respuesta”, concluyó Casabé.
LA NACION