Roberto Funes Ugarte: “soy histriónico y a la vez tímido”

Roberto Funes Ugarte: “soy histriónico y a la vez tímido”

Por Analía Rivas
Conocer el protocolo para invitar a romperlo. El estilo de Roberto Funes Ugarte conquista a todos. Cuenta entre sus admiradoras a la presidenta Cristina Kirchner y la reina Máxima Zorreguieta, pero también le gusta agitar el anonimato de los asistentes al carnaval de Lincoln o de los transeúntes de Palermo Hollywood en una tarde feriada que pintaba impávida.
Para Funes Ugarte, el valor del entrevistado es igual en cada caso, sea un primer mandatario, un noble, o la señora que le convida mate y galletitas desde las gradas contiguas a la comparsa. El nuevo periodista estrella de C5N detalla los alimentos que una señora conserva en su heladerita de camping con la misma intención con que describe los tragos de onda en el atardecer de las playas de José Ignacio, o con la que enumera el costo para dormir en Roma en un palacete de lujo.
“Soy un periodista que da las noticias con un tono personal pero con buen gusto”, identifica su particularidad dentro de la vasta patria movilera. Y cuando se le pide detallar los condimentos que lo llevaron a ser reconocido por la presidenta y bendecido por el Papa Francisco enuncia: “La astucia, la ironía y el humor, que es una manera inteligente de hacer atractiva cualquier nota. Trato de hacer algo para que cuando la gente lo vea en su casa se divierta, así sea la asunción de una reina, el conclave papal o un móvil en la calle. Sé que a Máxima le gustan mis notas y a Doña Rosa también. Trabajo para que las dos estén contentas.”
–¿Cómo definiste ese perfil?
–En realidad soy así. No busqué un personaje, siempre fui así, desde que soy chico. Soy histriónico y a la vez tímido con ciertas cosas de la vida. Lo que empecé a ver fue que todo el mundo que hacía entretenimientos lo hacía de una manera llana. No quiero decir mejor ni peor. Y me dije: “Me gustaría contarlo a mi manera, con errores, con mi inglés medio o con mi buen francés, pero buscando las cosas que despierten interés en el otro.”
Antes que dormido más vale parecer impertinente: en 2008 le escribió a Daniel Hadad a su Facebook para presentarse y proponer hacer en pantalla lo mismo que ya hacía en las páginas dedicadas a sociales y el buen vivir en la editorial Perfil. “Me respondió que vaya a verlo y así comencé a trabajar en C5N.”
–Repasemos el camino anterior a ese mail. ¿Naciste en Mendoza?
–Sí. Mis padres son de Buenos Aires pero se fueron a Mendoza y mis hermanos y yo nacimos allí. Soy el mayor de tres hermanos varones. Me vine a los 18 decidido a hacer mi camino en los medios.
–¿Antes estudiaste abogacía?
–Hice un año de abogacía. Mi familia era muy estructurada y no tenía opción de decir lo que quería hacer. En mi casa, como mis tíos son abogados, diplomáticos y médicos, Robertito tenía que ser abogado. ¡No me consultaron! Entré a la facultad, pero lo padecí. Hice una pasantía en el diario Los Andes de Mendoza, pero me pareció que el techo estaba ahí y no era mi lugar. Me vine a Buenos Aires a estudiar y había que vivir de algo. En casa me pagaban la residencia de estudiantes, pero había que comer. Entonces repartí pizzas de Ugi´s en moto.
–¿En qué local?
–En el de Federico Lacroze. Fui camarero y limpiaba los pisos. En casa no decía mucho qué hacía. Después vino la televisión e hice un casting para Movete con Carmen Barbieri. Si bien no era lo que quería, entré bailando, y al mismo tiempo iba a la universidad a estudiar periodismo e hice mi pasantía en la revista Gente, donde todo el tiempo pedía salir a hacer notas hasta que me lo permitieron. No me avergüenza el camino que hice.
–¿Qué piensa tu familia acerca de tu popularidad actual?
–Se sorprendieron, se enorgullecieron. Siempre están con temor, sobre todo mi madre.
–¿A qué le teme?
–Mi madre tiene terror a que me dejen en ridículo o que hablen mal de mí, o que se manipule información con la que no están de acuerdo. Les encanta lo que ven, pero siempre hay cierto estado de precaución. Nunca están conformes.
–¿Vos reconocés que no hacés el rídiculo?
–Totalmente. Yo tengo límites.
–¿Cuáles?
–No reírme de la gente. Porque cuando era chico se reían de mí. Yo padecí ser el payaso de un colegio. Era un chico autista, en mi camada y en la sociedad mendocina. Yo era un bicho extraño, un bicho raro. Por eso no me gusta que la gente se ría de nadie.
–¿Cómo construiste la relación que tenés hoy con la presidenta?
–No tengo una relación. La conocí en la residencia Santa Marta, adonde accedimos gracias al trabajo de Eduardo Feinmann. La presidenta interrumpió el protocolo, me agarró la mano y me acercó al Papa. Yo me quedé estupefacto. A la gente le parecerá frívolo, pero para mí fue una cosa sorpresiva que un mandatario te presente al Papa. Y que el Papa venga y te ponga una mano en la cabeza y te diga: “Todo va a estar bien.” Todos los ojos estaban puestos en esa situación. Los únicos que tuvimos acceso fuimos nosotros. La fascinación de la presidenta es que yo desciendo del Perito Moreno.
–¿Cómo es eso?
–Porque es tatarabuelo mío. Para la presidenta el Perito Moreno fue un prócer y para mí también, y lo admira. Por ahí viene la historia.
–¿Cumpliste todo lo que anhelabas?
–Algunas cosas sí.
–¿Qué falta?
–Comprarme una casa y aspiro a tener mi programa de televisión como lo tuve en México. Lo que más aspiro es mantenerme. Tener continuidad en pantalla. Sin prisa pero sin pausa.

El elogio de cristina
Hace unas semanas, durante un acto en El Calafate, la presidenta interrumpió su discurso para señalarlo directamente: “Robertito Funes, de C5N, te diviso acá. ¡Qué elegante que estás!”, exclamó Cristina. “¡Se exhibe, se exhibe, no tiene drama! Es maravilloso, lo más elegante que hay en la televisión argentina lejos. Además es un divino total. Yo lo quiero mucho a Robertito porque, ¿sabés qué? Tiene buena onda. ¿Y sabés qué? Es un buen periodista. ¿Y sabés qué? Te hace sentir bien, feliz y alegre, y no por eso anda diciendo tonterías, ni cuenta chimentos ni anda haciendo… Simplemente la alegría de la vida.”
TIEMPO ARGENTINO