08 May Quién es la gurú del sexo que cautiva a Estados Unidos
Por Susan Dominus
Al hablar de sexo, un tema que hace enmudecer, tartamudear o cacarear a muchos, la escritora y terapeuta de parejas Esther Perel es inusualmente elocuente y hasta apasionada. Y, al parecer, la demanda de ese talento retórico tan particular está en alza: en julio pasado, Perel dio la charla de apertura del Summit Outside, un encuentro de tres días de 900 emprendedores y creativos que se llevó a cabo en Powder Mountain, un centro cerca de Eden, en el estado de Utah.
En su presentación, Perel, de 55 años, le pidió a la audiencia que la escuchaba sentada sobre el césped frente al escenario que pensara “en esos momentos en los que uno tiene la experiencia de una aventura mayúscula, de novedad, de misterio, de riesgo. Uno de esos momentos en los que tal vez nuestro cuerpo expresa deseos que habitualmente no nos permitimos reconocer”. Perel, una belga que habla nueve idiomas, tiene un acento francés que parece potenciar su autoridad. En el video del evento puede verse la respuesta: en determinado momento, un joven mira a su alrededor con nerviosismo, como si la consigna le resultase un poco incómoda, pero algunos de los invitados, con su nombre escrito en credenciales colgadas del cuello, cierran sus ojos y se entregan de lleno a sus fantasías.
Los organizadores sabían que la charla de Perel sobre la paradoja de querer aventura y seguridad en las relaciones monógamas iba a caer bien entre los asistentes, entre quienes se encontraban líderes de varios sectores, como Tony Hsieh, director ejecutivo de Zappos, y la estrella de TED, el artista callejero y fotógrafo J. R. Pero, de todos modos, los organizadores se sorprendieron al constatar que más de la mitad de los 900 invitados al evento se presentaron a la mañana siguiente para escuchar la charla de Perel sobre “Amor, sexo y poder”. Perel terminó agregando tres seminarios adicionales para hacer frente a la demanda. “Fue ella quien inició ese debate de tanta actualidad, y también se convirtió en la persona con la que todos querían estar -dijo Emily Greener, una de las asistentes al evento-. Era común escuchar a la gente jactarse de haber cenado con ella la noche anterior, o de haberla escuchado decir tal o cual cosa. De pronto, conocer a Perel era socialmente capitalizable.”
Desde 2006, cuando publicó su best seller Mating in Capti vity ( Aparearse en cautiverio ), Perel se ha convertido en una gurú en cuestiones de sexualidad y relaciones, no sólo en el mundo de la terapia de pareja, sino también entre los ricos que buscan la realización personal. Perel suele coordinar debates en centros vacacionales de lujo, durante los eventos que organiza el titán de la autosuperación, Tony Robbins, para sus “miembros de platino”, vale decir, los mayores donantes de su fundación. Este mes, habló en las vacaciones de aprendizaje Omega, en Costa Rica. Su charla de 2013 en TED, titulada “El secreto del deseo en una relación a largo plazo”, que recibió un millón de visitas a la semana de haber sido posteado, se ocupó de la aparente epidemia de baja libido que sufren los matrimonios en la época supuestamente menos reprimida de la historia moderna. Y tal vez ése sea parte del problema: “¿Cómo desear lo que ya se tiene?”, suele decir Perel en sus charlas.
Desde que la “doctora Ruth” lideró las ondas de radio y televisión en la década de 1980, tal vez no hubo una figura pública con tanto público para su trabajo sobre la sexualidad humana. Pero si la doctora Ruth Westheimer supo hablar explícitamente de los mecanismos del sexo en la era pre-Lewinsky, cuando los medios de comunicación eran relativamente monótonos, Perel ha capturado la atención en una era hipersexualizada. En vez de ofrecer más explicitud, Perel escribe y habla de esos aspectos de la sexualidad que la cámara no puede captar, los estados psicológicos ocultos que ponen, o no ponen, en marcha la maquinaria.
EL EROTISMO DEL MISTERIO
“Hoy por hoy, el descaro no entusiasma a nadie”, decía hace poco Perel mientras empujaba el émbolo de la cafetera en su departamento del centro de Manhattan, vestida con un top negro y enormes aros en las orejas. “Pero hablar de misterio es sumamente excitante.” Y abrazar los misterios del deseo implica que Perel no está ahí para dar recetas capaces de resucitar la vida sexual de nadie. “Los estadounidenses básicamente creen que no hay problemas sin solución. Es el enfoque Nike: Just do it [«hacelo y listo»]. Pero traten de aplicar eso al erotismo y ya van a ver”, dijo antes de sacudir la cabeza. “Yo respuestas del tipo: «Tenés que hacer esto» no tengo. Yo lo que digo es: «Para mí, la cosa funciona así».”
¿Así que cómo funciona, para ella, exactamente la cosa? Demás está decirlo, la cosa funciona de muchas maneras diferentes, pero el libro y las charlas de Perel aseguran que, al buscar comodidad e intimidad absoluta, las parejas a veces sofocan cualquier posibilidad de cargarse sexualmente. “La intimidad se vuelve cruel cuando excluye cualquier posibilidad de descubrimiento -escribe Perel en su libro-. Cuando no queda nada por ocultar, no queda nada por descubrir.”
Para quienes hacen terapia de pareja, esa idea fue como una revelación, por intuitiva que pueda parecerles a las que alguna vez usaron camisón largo hasta el piso. Perel empuja esa discusión hacia una esfera alejada del concepto políticamente correcto de que “si uno entiende realmente al otro y lo quiere, el buen sexo llega solo”, dice Jim Walkup, presidente de la división metropolitana de la Asociación de Terapia Familiar y de Pareja de Nueva York. “Perel intenta que la gente entienda la diferencia entre el erotismo y el compromiso profundo del cariño.” En una charla que brindó en esa institución, en diciembre pasado, Perel dijo que la terapia de pareja de los últimos 20 años ha puesto el énfasis en la necesidad de seguridad en las relaciones. “Pero si las mujeres estuviesen tan domesticadas y sólo quisieran seguridad, yo me pregunto qué necesidad tuvieron de encerrarlas todas las civilizaciones de la historia, si al fin y al cabo ellas no querían ir a ninguna parte.”
IDEAS, NO RESPUESTAS
En lugar de respuestas, Perel ofrece un atractivo paquete de ideas trasmitidas de manera franca, que, según sus seguidores, facilita la conversación abierta. Que Perel sea físicamente atractiva es irrelevante para su línea de trabajo. Tal como lo expresó Robbins, “es una persona atractiva, así que, señores, presten atención -suena horrible, pero es cierto-, pero no exageren. No sea cosa de generar inseguridad en las otras mujeres”.
Perel es pequeña, siempre usa perfume y tiene la costumbre de pasarse estratégicamente la mano por su rubia cabellera mientras habla. Muchos seguidores de Perel tal vez se sorprenderían al enterarse de que la gurú del sexo es relativamente nueva en el campo de acción donde se hizo conocida. Empezó a enfocarse en la sexualidad hace cerca de diez años. Hasta entonces, en el campo de la terapéutica se la conocía sobre todo por su trabajo clínico con parejas interculturales e interreligiosas.
Hija de dos polacos sobrevivientes del Holocausto, Perel creció en Amberes, en el seno de una comunidad de sobrevivientes. Cursó sus estudios en la Universidad Hebrea y se inició realizando talleres de identidad cultural con inmigrantes judíos. De aquella experiencia se derivó su trabajo con parejas interreligiosas. “Estoy generando debates desde los 19 años -dijo-. Debates desafiantes y estimulantes para el pensamiento sobre lo que no se dice.”
Al promediar los 40, Perel, que tiene una maestría en terapia expresiva a través del arte, empezó a pensar en abocarse a un nuevo desafío intelectual. Comenzó a leer y a escribir más explícitamente sobre sexualidad, un aspecto de la terapia de pareja en la que todavía no se había especializado. Está segura de que la decisión de abordar el tema del sexo, al igual que anteriormente su interés por la identidad cultural, tiene sus raíces en la educación que recibió en la infancia. “Recuerdo que cuando era chica decía: «No habrá nunca puertas cerradas para mí».” Crecer en una comunidad de sobrevivientes la hizo pensar desde siempre en el modo en que la gente logra dar vitalidad a su vida. “En mi comunidad, había dos clases de personas -dijo-. Estaban los que no habían muerto y estaban los que habían vuelto a la vida.” Sus padres, una pareja muy sociable y llena de humor que hablaba libremente de lo que habían sufrido en los campos de concentración y gustaba de contar historias, entraban en la segunda de esas categorías. Para Perel, ayudar a los demás a explorar su sexualidad es una forma de promover una conversación difícil y totalmente diferente, y al mismo tiempo es una forma de ayudar a las personas a “estar más vivos, a llevar una vida con más matices y más sentido”.
Perel sigue atendiendo clientes, pero últimamente sólo toma como pacientes nuevos a quienes hayan experimentado la infidelidad, tema de su próximo libro, cuya publicación por Harper Collins todavía no tiene fecha. En su enfoque de ese tema, se solidariza con quienes lo sufren, pero al mismo tiempo los provoca. “No toda infidelidad es síntoma de un problema en la pareja -dijo-. A veces tiene que ver con otras necesidades que son profundamente existenciales. A veces uno va a buscar a otra parte, pero no porque no le gusta la persona con quien está, sino porque no le gusta la persona en quien uno se convirtió.”
Perel dice estar preparada para que la malinterpreten, con tal de que eso sirva para abrir el diálogo. “Si logro que la gente acepte la ambigüedad de la complicada vida que vivimos, sentiré que hice algo bueno por el mundo.” Así define Perel su misión y su legado.
LA NACION